Match Point
Woody Allen y las metáforas deportivas

País: Reino Unido
Año: 2005
Dirección: Woody Allen
Guion: Woody Allen
Título original: Match Point
Género: Drama, Romance
Productora: BBC Films, DreamWorks SKG
Fotografía: Remi Adefarasin
Edición: Alisa Lepselter
Reparto: Jonathan Rhys Meyers, Scarlett Johansson, Emily Mortimer, Matthew Goode, Brian Cox, Penelope Wilton, Alexander Armstrong, Ewen Bremner, James Nesbitt, John Fortune
Duración: 120 minutos
Premios Goya: Mejor película europea (2006)

País: Reino Unido
Año: 2005
Dirección: Woody Allen
Guion: Woody Allen
Título original: Match Point
Género: Drama, Romance
Productora: BBC Films, DreamWorks SKG
Fotografía: Remi Adefarasin
Edición: Alisa Lepselter
Reparto: Jonathan Rhys Meyers, Scarlett Johansson, Emily Mortimer, Matthew Goode, Brian Cox, Penelope Wilton, Alexander Armstrong, Ewen Bremner, James Nesbitt, John Fortune
Duración: 120 minutos
Premios Goya: Mejor película europea (2006)

Chris está cansado de trabajar para ganar dinero y vivir la vida de la clase media. Por ello, decide tramar un plan para conseguir subir de clase social y vivir la vida que siempre ha querido. Sin embargo, a veces la suerte no está de nuestra parte.

Siempre es más fácil ponerse del lado de los débiles. Comprender su historia, conectar con su protagonista. Es la vía fácil para enganchar al espectador medio. Es lo que han hecho las comedias románticas durante años: la chica o el chico que se enamora, conoce a su príncipe azul, y luego esa persona de la que están profundamente enamorados les engaña y les desprecia, y tú les entiendes, porque has estado ahí, has sufrido como esa Jennifer Aniston o Julia Roberts que parece que conocemos de toda la vida. Pero, ¿qué ocurre con la otra persona? ¿qué es lo que pasa en su interior para que, pudiendo tenerlo todo en el mundo, llegue a plantearse echarlo todo por la borda? Pues justamente es Woody Allen, el rey de las comedias románticas, el que llega a planteárselo con Match Point (2005), un film que tiene mucho de Allen pero a la vez es la menos Woody de la filmografía del director.

Chris Wilton —Jonathan Rhys Meyers en el papel de galán— es un exjugador profesional de tenis que deja su carrera para meterse a profesor en un club de tenis para ricos en vistas a prosperar de clase social. Allí se hace amigo de Tom Hewett —Matthew Goode pocas veces ha estado tan bien—, un «hijo de papá» demasiado ocupado en decidir en qué se va a gastar la fortuna familiar, y a través del cual conoce a Chloe, su hermana, una perfecta candidata para cumplir sus ansiados planes. Sin embargo, de repente aparece Nola —una despampanante Scarlett Johansson que sabe llevar su sensualidad al extremo—, la pretendiente de Tom, cuya sola presencia hace tambalear todo el plan que Chris tiene montado. Pero, ¿qué pasaría si la pasión entra en juego y te hace perder la cabeza?

Tras años de deriva en su cine, a pesar de que siga siendo igualmente disfrutable, Match Point es el claro ejemplo de que Woody Allen es un grandísimo cineasta. El modo en el que juega deslizándose sutilmente entre su típica comedia de enredos y el drama pasional es el claro ejemplo de que el guion es fantástico. Y aunque suene raro, es justo en la parte dramática en donde la película brilla y sobresale como una de las grandes obras de su carrera. Match Point fue la primera película que grabó Allen en Inglaterra, decisión que fue tomada debido a razones de presupuesto —BBC Films asumió gran parte de la producción—, y eso hizo que el propio director tomase la decisión de que la mayoría del reparto y el equipo debía de ser británico. Y la verdad es que la ciudad de Londres conjuga a la perfección con el lenguaje cinematográfico de Woody Allen, porque siempre ha habido en él cierta influencia del humor británico.

Lo más interesante de Match Point es la manera en la que Woody Allen disecciona para el gran público lo que es realmente la pasión desenfrenada, y cómo a veces —por no decir casi siempre— no tiene nada que ver con el amor verdadero.

La película comienza con una metáfora deportiva, utilizando el famoso net del tenis —se llama así cuándo la bola pega al extremo superior de la red, y no se sabe si esta va a acabar a un lado u al otro de la pista— para explicar cómo la suerte a veces puede ir a tu favor, y otras, en tu contra. Allen hila de manera majestuosa esta y otras metáforas del estilo, reflejando de manera delicada las diferencias en el modo de ver la vida entre las diferentes estirpes sociales y, sobre todo, el cinismo de los «ricachones» —el personaje de Chloe, interpretada por una espléndida Emily Mortimer, es el claro ejemplo de ello—. Pero no solo eso, estas metáforas ayudan a avanzar a la trama e incluso sirven para describir a los personajes sin tener que expresarlo de manera literal. Uno de los momentos cumbres de la cinta es aquel en el que sale en escena Nola, el personaje de Scarlett Johansson, cuya primera frase no es más que «¿quién quiere ser el próximo en ser eliminado?», dejando así claro desde el primer minuto la clase de mujer que es, una auténtica femme fatale. Esto, junto a la mirada magnética que se lanzan ella y Chris en su primer cruce de miradas, vislumbran todo el «pastel» que está por venir.

Lo más interesante de Match Point es la manera en la que Woody Allen disecciona para el gran público lo que es realmente la pasión desenfrenada, y cómo a veces —por no decir casi siempre— no tiene nada que ver con el amor verdadero. Desde el primer minuto, Chris, el personaje de Jonathan Rhys Meyers, se nos es presentado como alguien frío y calculador, capaz de embelesar y engañar a las jóvenes «ricachonas» para conseguir su propósito: vivir la vida loca. Sin embargo, la aparición en escena de Nola hace cambiar de alguna manera a Chris, llegando a un punto en el que no puede parar de pensar en ella, en sus sensuales labios, en esa conexión ardiente que sienten ambos desde el primer momento. En el primer encuentro entre Chris y Nola, ella le comenta lo siguiente: «tú te puedes llegar a labrar una gran vida para ti mismo, a no ser que todo salte por los aires». Y en Match Point todo salta por los aires. Desde el primer encuentro sexual entre ambos, no pueden pensar en nada más que en follar con el otro, y luego discuten, hasta que vuelven a follar y otra vez a discutir. Pero lo de ellos no es amor a primera vista, lo de ellos es pura química, feromonas circulando por la sangre. Como bien ha comentado alguna vez la cómica Isa Calderón en sus populares monólogos, «todo el mundo hemos tenido esa pareja con la que no paramos de follar noche y día, pero todos sabemos que esa persona nunca va a llegar a ser nuestro novio estable». Allen sabe hacer la distinción entre amor y pasión de una manera fantástica, y es lo que hace a la película ser toda una maravilla.

Otra cosa fascinante de Match Point es, como a medida que va avanzando la trama, todo va cogiendo un aura totalmente hitchcockiana. Woody Allen toma como inspiración la película Un lugar en el sol (George Stevens, 1951) de Liz Taylor para construir un relato sobre un chico de clase obrera que trata de subir de clase económica intentando seducir a una joven adinerada. Y, por supuesto, todo esto acaba de manera trágica. Así, Allen va construyendo su propia novela de Patricia Highsmith, en el que aparte de fusionar comedia y drama, se va generando una trama de suspense de lo más disfrutona.

Sin embargo, a pesar de las grandes cosas que tiene Match Point, no todo es de color de rosa. El guion de Woody Allen a veces tiende al brochazo para conseguir que el resultado final de la película acabe siendo más efectivo. Tal vez el ejemplo más claro esté en el personaje de Chloe. Allen, para intentar reflejar la rutina insoportable que viven Chris y Chloe, hace de esta última un personaje pesado e insoportable, perdiendo todos los matices complejos e interesantes que puede tener el personaje al inicio. Por otro lado, ese final en el cuartel de policía intentando recalcar el mensaje de la «suerte» se desvía de todo aquello que hace a la película ser toda una joya. En definitiva, Match Point probablemente sea una de las mejores películas de Woody Allen en lo que llevamos de siglo. Lo mejor es, sin duda, la manera en la que Allen teje ese relato sobre la pasión y nuestras prioridades en la vida, combinando todos los géneros posibles como solo un maestro podría hacerlo. Lo peor, que a razón de un bien mayor, el guion acabe desdibujando personajes y situaciones que hacen que la obra no llegue a ser «maestra». Está claro, que hasta cuándo hay que ponerse serios, el viejo de Woody Allen cumple.

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