Pudiera parecer que hablar de tan solo una decena de propuestas fílmicas de entre una programación tan heterogénea y potente como la que este año ha conseguido reunir el Festival de San Sebastián fuera poco razonable. Y probablemente muy lejos no andarían los tiros. El objetivo de este texto, muy lejos de resultar exhaustivo o riguroso, es ofrecer una pequeña guía de aproximación, un plano de aterrizaje para aquellos que estén de visita por —o vivan en— tierras donostiarras durante lo que dura uno de los eventos más importantes del año en lo que al séptimo arte se refiere y quieran acercarse a una sala de cine con una idea aproximada de qué será lo que se encontrarán cuando las luces se apaguen y comience la magia. Fuera de esta selección han quedado infinitas joyas que sí estarán presentes en la cobertura que le vamos a dedicar al certamen y que podréis seguir día a día en esta santa casa. Comenzamos.
Benediction (Terence Davies) — Sección Oficial
Una de las favoritas de la edición. Lo último de Terence Davies, autor detrás de filmes como Historia de una pasión (2016) o Sunset Song (2015) narra la historia de Siegfried Sassoon, un superviviente de la I Guerra Mundial que, a su regreso, se convirtió en una figura muy controvertida: su posición antibelicista, sus relaciones con otros hombres y su inmenso talento para la poesía lo colocaron en el ojo del huracán. El cineasta inglés vuelve a ponerse tras las cámaras después de cinco años para ofrecer una película que no dejará a nadie indiferente y que se postula como una de las grandes del festival.
Los ojos de Tammy Faye (Michael Showalter) — Sección Oficial
Jessica Chastain y Andrew Garfield se meten en la piel de Tammy Faye y Jim Bakker, dos telepredicadores evangelistas que gozaron de gran popularidad televisiva lo largo de los años setenta y ochenta por sus múltiples escándalos y convulsas vidas. Dirigida por Michael Showalter (La gran enfermedad del amor; Hola, mi nombre es Doris) y con guion de Abe Sylvia, la película promete no pasar inadvertida y convertirse en objeto de discusión tanto por lo peculiar de su tratamiento como por las aparatosas capas de maquillaje que llevan sobre sus rostros los dos protagonistas de la función. No la pierdan de vista.
Un segundo (Zhang Yimou) — Sección Oficial
Cada nuevo filme de Zhang Yimou siempre es un evento. Con Un segundo el genial autor chino contará la historia de «un convicto que es enviado a un campo de trabajo en el desolado noroeste de China durante la Revolución Cultural del país». Siempre poético y siempre ofreciendo un cine lleno de unas cualidades estéticas capaces de embelesar de mil maneras distintas —recordemos cumbres de su autoría como La linterna roja (1991), El camino a casa (1999), Hero (2002), La casa de las dagas voladoras (2004) o la más reciente Sombra (2018)—, con Un segundo el cineasta no pasará inadvertido.
Vortex (Gaspar Noé) — Zabaltegi-Tabakalera
Gaspar Noé nunca se permite el lujo de pasar sin pena ni gloria. El ínclito cineasta argentino detrás de obras de culto como Irreversible (2002), Enter the Void (2009) o Climax (2018) trae con Vortex una aproximación a la vejez muy lejos en forma a lo que nos tiene acostumbrados. Con Dario Argento como protagonista —artífice de clásicos del giallo como Suspiria (1977) o Rojo oscuro (1975)—, el filme que estrenará Filmin en nuestro país se presenta como un relato intimista e introspectivo que supondrá un cambio de registro con respecto a las luces parpadeantes y los planos imposibles de las obras anteriores del director afincado en Francia.
Drive My Car (Ryûsuke Hamaguchi) — Perlak
Aunque en esta edición del Zinemaldia el maestro japonés llegará con dos películas —la que nos ocupa y La ruleta de la fortuna y la fantasía—, es con esta, presentada en la sección Perlak, con la que viene de ganar el premio a mejor guion en Cannes y el Premio FIPRESCI. Erigido sobre un relato de Haruki Murakami, la pieza de tres horas de duración expone el drama personal de un actor y director de teatro que bajará a los abismos de la introspección junto a su joven chófer. Ryûsuke Hamaguchi se confirma como uno de los directores del momento en una película que no debe faltar en ninguna agenda.
Petite Maman (Céline Sciamma) — Perlak
Céline Sciamma, después de esa obra maestra de 2019 que es Retrato de una mujer en llamas, ha vuelto. En esta edición, y tras haber pasado por el Festival de Berlín, la cineasta francesa llegará con una historia protagonizada por dos niñas de ocho años que descubrirán juntas sus mundos interiores. La delicadeza y la tremenda sensibilidad con la que Sciamma se enfrenta a la narración cinematográfica —recordemos no solo ese monumento al amor protagonizado por Noémie Merlant y Adèle Haenel, sino también las potentes Girlhood (2014) o Tomboy (2011)— hará acto de presencia del mismo modo en una obra que, este año y por primera vez, formará parte del acuerdo que la organización del festival mantiene con Movistar y se podrá ver desde casa en la Sala Virtual Zinemaldia Movistar+.
Red Rocket (Sean Baker) — Perlak
Sean Baker es un valor seguro, de eso podemos poner el cuño y de ello nos jactamos en esta cabecera. El cineasta, autor de monumentos fílmicos del calado de Starlet (2012), Tangerine (2015) o The Florida Project (2017) vuelve con Red Rocket, una pieza que pasó por Cannes que contará la historia de «una estrella del porno caída en desgracia que regresa a su pequeña ciudad natal en Texas, donde nadie parece quererle de vuelta». Su naturalismo y estilo altamente vivencial se darán la mano en una narración que, lo damos por sentado, fascinará a los seguidores de la obra del estadounidense y que disfruten del cine como aparato introspectivo.
El poder del perro (Jane Campion) — Perlak
Doce años hacía que no se ponía Jane Campion detrás de las cámaras, desde que en 2009 dirigiera aquella notable Bright Star. Con El poder del perro, que cuenta con producción de Netflix, tendrá delante de la lente a Benedict Cumberbatch, a Jesse Plemons y a Kirsten Dunst en un wéstern ambientado en Montana que tuvo su preestreno en el Festival de Venecia, donde se alzó con el León de Plata a la mejor dirección. «El carismático Phil Burbank, propietario de un rancho, inspira miedo y asombro en quienes le rodean. Cuando su hermano trae a casa a su nueva esposa y al hijo de esta, Phil los atormenta hasta que se ve expuesto a la posibilidad del amor». A nada que uno sienta interés por el género es una apuesta segura.
Titane (Julia Ducournau) — Perlak
Viene de ganar la Palma de Oro en Cannes, donde Julia Ducournau se ha convertido en la segunda mujer en la historia en lograrlo después de, casualmente, Jane Campion. Una obra poderosa e inclasificable de la que es mejor no revelar demasiado para recibir todo el impacto en la primera aproximación. La cineasta francesa, que tiene en su haber la también indefinible Crudo (2016), llega a San Sebastián con la que puede que sea la propuesta más arriesgada de la edición —con permiso de la Benedetta de Paul Verhoeven— y será probablemente una de esas películas que se recordarán a lo largo de los años como un evento de esos que, fácilmente, se rememorarán con un «yo estaba allí».
Fue la mano de Dios (Paolo Sorrentino) — Conversaciones
Dice la sinopsis que, el italiano Paolo Sorrentino, oscarizado por esa obra maestra que es La gran belleza (2013), entrega con Fue la mano de Dios «un relato sobre el destino y la familia, los deportes y el cine, el amor y la pérdida». Gran Premio del Jurado en Venecia y con producción, de nuevo, de Netflix, y dentro de la sección Conversaciones —el cineasta estará ofreciendo una masterclass en San Sebastián—, el de Nápoles se enfrenta a su obra más personal en un filme casi autobiográfico en el que no faltan sus obsesiones más íntimas ni su actor fetiche desde hace largos años, el incombustible Toni Servillo. Una oportunidad de oro de verla en pantalla grande antes de que llegue a las pantallas domésticas mediante el gigante del streaming.