Es inevitable. Ahora que la Seminci ha cerrado sus puertas hasta dentro de un año, ha llegado el momento de ofrecer el ineludible listado, en el que trataremos, bajo el criterio del que firma estas líneas, de extraer de entre una programación excelente las diez propuestas más relevantes de la edición. Ha sido este un año muy fuerte que ha contado con obras incontestables, tanto en el plano formal como en el subtextual, al que no se le puede poner ninguna pega ni en términos de heterogeneidad ni de diversidad de origen. La Seminci de Valladolid, que comenzó siendo un certamen de cine religioso en el ya lejano 1956, se ha ido adaptando hasta llegar a nuestros días como una cita de referencia dentro del circuito internacional del cine de autor, y precisamente por ello puede presumir de ser una de las muestras cinematográficas con más solera del panorama patrio que en esta edición ha dado buena cuenta de ello trayendo a sus pantallas, al Teatro Calderón, al Carrión, al Cervantes, al Zorrilla, una representación fílmica que ha podido hacer las delicias del personal durante la intensa semana en la que su alfombra verde ha estado desplegada por las calles de Valladolid.
Sin más dilación, la relación de nuestras diez películas de cabecera de la 66ª edición de la Semana Internacional de Cine de Valladolid enlazadas, como de costumbre, con sus correspondientes críticas de la cobertura de prensa: