Il Boemo
La ópera de una vida

País: República Checa
Año: 2022
Dirección: Petr Vaclav
Guion: Petr Vaclav
Título original: Il Boemo
Género: Drama
Productora: Mimesis Film, Dugong Films, Sentimentalfilm, Ceská Televize, Czech Film Fund, Filmová Nadace
Fotografía: Diego Romero
Edición: Paolo Cottignola, Florent Vassault, Florent Mangeot
Música: Václav Luks
Reparto: Vojtech Dyk, Elena Radonicich, Barbara Ronchi, Lana Vlady
Duración: 141 minutos
Festival de San Sebastián: Sección oficial (2022)

País: República Checa
Año: 2022
Dirección: Petr Vaclav
Guion: Petr Vaclav
Título original: Il Boemo
Género: Drama
Productora: Mimesis Film, Dugong Films, Sentimentalfilm, Ceská Televize, Czech Film Fund, Filmová Nadace
Fotografía: Diego Romero
Edición: Paolo Cottignola, Florent Vassault, Florent Mangeot
Música: Václav Luks
Reparto: Vojtech Dyk, Elena Radonicich, Barbara Ronchi, Lana Vlady
Duración: 141 minutos
Festival de San Sebastián: Sección oficial (2022)

Petr Vaclav adapta en pantalla grande la vida del compositor checo Josef Mysliveček. Con una obra que dista bastante de su previa, el cineasta propone una puesta en escena operística que da en el clavo como su introducción al cine de época.

Creer en la música es un poder a la altura de muchos, pero hacer ver ese poder en un concepto tangible —como es una película— no lo es tanto. Por ello, el riesgo de adaptar biopics sobre figuras musicales puede tener un horrendo resultado como ya se ha venido dando en estos últimos años en el ejemplo del estrepitoso error de Bohemian Rhapsody (Bryan Singer, 2018) —salvando distancias con Rocketman (Dexter Fletcher, 2019), obra que es especial y daría otro artículo entero para hablar de ella—. Es por tanto un salto al vacío, o una apuesta que cae en lo absorto si no se desarrolla bien y queda: o muy relegada al simple musical, o estática en la relevancia de la imagen. Por ende, cuando hablamos de un largometraje sobre la vida del compositor más reputado de la historia de República Checa, nacido en el siglo XVIII y encima escrito y dirigido por Petr Vaclav, pues nos echamos las manos a la cabeza con lo que se viene. Y aunque las expectativas no eran muy altas, esta adaptación de la vida y obra de Josef Mysliveček hace que las dos anteposiciones que acabo de mencionar den un vuelco hacia el otro lado y remen en dirección contraria. Los resultados son muy positivos y, de la nada, apareció un todo.

Sin grandes carteles ni luces de neón logra alcanzar la ópera de toda una vida llena de pasión, amoríos y tragicomedia.

Il Boemo adapta la vida y obra de Josef Mysliveček.

Desde el minuto uno, la cinta descubre lo que viene siendo una peculiar acepción —que también excepción— del trabajo de Vaclav y que dista enormemente de su anterior película, Nunca estamos solos (Petr Vaclav, 2016), y es que al ser su primera obra de época, todo es distinto a los patrones seguidos en su anteriores filmes. La estructura sigue de manera literal la jerarquía típica de una ópera musical: con su preludio, su subdivisión de dos a cinco actos y una coda en forma de epílogo final. Si se aprietan muchos los ojos y se agudiza bien la vista, se puede distinguir una narración lineal que va dando saltos, pero sigue el orden cronológico marcado por las notas musicales —y es que la obra queda marcada al son del piano y las sopranos—. Es una salida completa de la zona de confort antitramática que poseía lo anteriormente visto del director, siendo un reto constante en todas sus vertientes. Y es que, ¿cómo es posible hacer una película sobre música de hace tres siglos, que dure más de dos horas y aun así resulte dinámica y versátil? Pues no se sabe bien si en forma de milagro, o más bien como una estrategia inteligente —me decanto más por esto—, lo que logra Vaclav es la receta del éxito. Con escenas que se me han clavado ya en el subconsciente, lo que más sorprende de la cinta es su capacidad de llevar lo actual al cine de época sin perder credibilidad. Todo queda bajo el encuadre de una adaptación que, contra todo pronóstico, es muy distinto a lo que se pensaba y cuyas escenas musicales no pecan para nada de contener desequilibrio alguno —música e imagen van a la par—. Me sorpende poder decir que he estado abstraído de la realidad con una representación musical de 1770 —quién me ha visto y quién me ve— por la forma en la que la cámara gira y capta todos los movimientos de la acción artística. Siendo el punto central el de la vida del propio compositor, pero eso —aunque relevante— termina también siendo abducido por la genialidad del conjunto. El resultado final del Il Boemo es la adaptación musical por excelencia, que sin grandes carteles ni luces de neón logra alcanzar la ópera de toda una vida llena de pasión, amoríos y tragicomedia. Otra vuelta de tuerca al subgénero que tanto abunda ahora.

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SERIES

SAN SEBASTIÁN 2022

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