Revista Cintilatio
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Help (2021) | Crítica

El valor del héroe
Help, de Marc Munden
La película de Marc Munden propone una declaración muy valiosa sobre la pandemia de la COVID que huye de lo global para centrarse en lo particular, en lo individual, y encuentra la relevancia en una obra importante, emotiva y esencial sobre los olvidados.
Por David G. Miño x | 20 enero, 2022 | Tiempo de lectura: 4 minutos

La pandemia de la COVID, ¿verdad? No nos la sacudimos de encima. Bajamos a la compra, y está ahí; encendemos el televisor, y nos mira de frente; siquiera cerramos los ojos y se nos dibuja el ínclito virus en la negrura de los párpados bajados, siempre en segundo plano. Sería por ello más que comprensible que una película que aborda el tema del coronavirus no sería algo apetecible; o como poco, cargante, incómodo. Pero lo cierto es que la televisiva Help (2021), de Marc Munden, es una obra que sabe conectar, sin mucho esfuerzo además, probablemente porque nos lleva a un momento de nuestra historia reciente que recordamos con viveza, y nos ofrece otra cara más del enorme prisma de desencantos que el virus fue dejando tras de sí: todos los que no trabajamos en el sector asistencial, veíamos cifras, veíamos gráficos, escuchábamos partes, pero no veíamos el interior de las residencias, la trampa mortal en que se convirtieron haciendo que todos aquellos que vivían en ellas, solos, enfermos, vieran cómo su mundo se reducía a un montón de escombros, o que directamente se apagaba. La trascendencia que existe en una pieza como Help radica, precisamente, en que le pone un rostro a la desgracia, le pone un contexto y un foco, permite que sea accesible a través de lo emocional y lo puramente vivencial. Consigue poner en escena una realidad que, a pesar de resultar cercana, casi palpable, reconstruye la mirada sobre lo más crudo de la pandemia poniendo su esfuerzo narrativo en las personas y su lucha, en su abandono institucional y su falta de medios, desvinculándose por completo de la práctica estadística de convertir las muertes y los contagios en números y curvas, sabiendo criticar desde su parte más visible desde el realismo social británico los defectos de un sistema que, ahora que podemos mirarlo con cierta perspectiva, ha presentado unas carencias muy grandes. Y ahí entran Jodie Comer y Stephen Graham —menudo año el de estos dos intérpretes, ella con El último duelo (Ridley Scott, 2021), él con Hierve (Philip Barantini, 2021)—, ofreciendo la cara visible del dolor, de la cotidianidad al fin y al cabo, de la asistencia, de la desesperanza, de la lucha individual, de la tragedia; de lo que supuso darlo todo por el todo.

Probablemente, una de las películas más significativas que se harán sobre la pandemia de la COVID, un canto a esas personas que no llenaron titulares.

Help denuncia con contundencia la escasez de medios y el abandono que sufrieron los trabajadores de las residencias por parte de las autoridades sanitarias.

Como decíamos más arriba, Help es un filme concebido para televisión, algo que, sin mostrarse particularmente en el apartado técnico, sí que la ha dejado a merced de la distribución doméstica sin un recorrido comercial a la altura: aunque sin grandes alardes de estilo, su fotografía naturalista y su profundidad de campo mínima —los fondos, siempre muy desenfocados— se convierten en marca de autor, y hacen de ella una obra que, realmente, brilla por su tratamiento, por la excelencia actoral, y por su desarrollo. Así, la increíble carga emocional que es capaz de imprimir es digna de ser mencionada, con especial reseña hacia toda esa enorme escena central, en un plano secuencia de los que ahogan, que transcurre en la residencia por la noche —no diré más, salvo que cuesta recuperarse de ella—, y que deja con el corazón en un puño antes, durante y después, y que convierte, si no lo era ya llegado este momento, a Jodie Comer en una de las actrices indispensables del momento —sus ojos. Esos ojos—. El retrato que hace, además, de la demencia tipo Alzheimer puede que sea uno de los más certeros y fidedignos vistos recientemente en el cine —de nuevo, me repito: qué maravilla el trabajo de Stephen Graham—, algo extraordinario teniendo en cuenta el carácter tangencial que podría haber adoptado Marc Munden a la hora de exponerlo, siendo gracias a este nivel de detalle, a esta caracterización y definición de los personajes tan marcada que la pieza tiene tanta entidad. La fuerza de Help, de este modo, no tiene que ver únicamente con lo pandémico, no es una obra solo documental que cuente lo conocido, sino una exposición anclada en lo corriente, un canto a esas personas que no llenaron titulares pero que hicieron todo lo que estuvo en sus manos por salvaguardar la dignidad de los que quedaron apartados. Y es también juicio, golpe en el espejo, contexto, autocrítica, probablemente una de las películas más significativas que se harán sobre la pandemia de la COVID, y también un estudio sobre la contradicción humana, la que habla de que «la responsabilidad siempre es del otro», sobre la sensibilidad en tiempos aciagos y sobre el verdadero valor de la palabra «héroe».