Silencio
«La Misión» de Martin Scorsese

País: Estados Unidos
Año: 2016
Dirección: Martin Scorsese
Guion: Jay Cocks, Martin Scorsese (Novela: Shusaku Endo)
Título original: Silence
Género: Drama
Productora: Coproducción Estados Unidos-Italia-México-Japón; Ai Film / SharpSword Films / Catchplay / IM Global / EFO Films / G&G / Sikelia Productions / Cappa Defina Productions / Cecchi Gori Pictures / Fábrica de Cine. Productor: Martin Scorsese
Fotografía: Rodrigo Prieto
Edición: Thelma Schoonmaker
Música: Kim Allen Kluge, Kathryn Kluge
Reparto: Andrew Garfield, Adam Driver, Liam Neeson, Ciarán Hinds, Issei Ogata, Tadanobu Asano, Shinya Tsukamoto, Ryo Kase, SABU, Nana Komatsu, Yôsuke Kubozuka, Yoshi Oida, Ten Miyazawa
Duración: 159 minutos

País: Estados Unidos
Año: 2016
Dirección: Martin Scorsese
Guion: Jay Cocks, Martin Scorsese (Novela: Shusaku Endo)
Título original: Silence
Género: Drama
Productora: Coproducción Estados Unidos-Italia-México-Japón; Ai Film / SharpSword Films / Catchplay / IM Global / EFO Films / G&G / Sikelia Productions / Cappa Defina Productions / Cecchi Gori Pictures / Fábrica de Cine. Productor: Martin Scorsese
Fotografía: Rodrigo Prieto
Edición: Thelma Schoonmaker
Música: Kim Allen Kluge, Kathryn Kluge
Reparto: Andrew Garfield, Adam Driver, Liam Neeson, Ciarán Hinds, Issei Ogata, Tadanobu Asano, Shinya Tsukamoto, Ryo Kase, SABU, Nana Komatsu, Yôsuke Kubozuka, Yoshi Oida, Ten Miyazawa
Duración: 159 minutos

Scorsese ahonda en los cimientos que sustentan nuestra fe a través de la historia de dos misioneros portugueses en el Japón del siglo XVII.

La Misión (Roland Joffé, 1986) es probablemente una de las películas más famosas de todos los tiempos —película que está en el imaginario colectivo tanto por las veces que la han proyectado en los diferentes canales de televisión de nuestro país, como por esa banda sonora tan icónica compuesta por el gran Ennio Morricone—. Probablemente esta fuera una de las películas que más influencia tuvo a la hora de reflejar lo que fueron aquellas misiones realizadas por los jesuitas en las diferentes partes del mundo, con el objetivo de llevar el anuncio del evangelio a aquellos que no conocían el cristianismo. Esta fue una labor llevada a cabo por jesuitas provenientes de países europeos que entre los siglos XVI y XVII eran potencias mundiales, al menos desde el punto de vista más espiritual —Francia, España o Portugal, entre otros—. En el caso de La Misión, varios religiosos españoles —encabezados por el padre Gabriel, interpretado por un aquel entonces jovencísimo Jeremy Irons— se implantan entre los países de Brasil y Argentina con la intención de atraer a la fe y la civilización a los pueblos guaraníes. Distinto es el caso de la película que vamos a analizar: Silencio (Martin Scorsese, 2016).

Silencio narra la historia de dos jesuitas portugueses —Andrew Garfield y Adam Driver poniéndose en la piel de los padres Rodrigues y Garupe— que viajan a Japón en una misión en busca de su mentor, el padre Ferreira —interpretado por Liam Neeson, por fin fuera de su legendaria saga de Venganza—. Basada en la novela del mismo nombre escrita por el escritor católico Shusaku Endo en el año 1966, la película refleja las dificultades que tuvieron estos misioneros para llevar a cabo su labor en Japón tras la rebelión de Shimabara en el año 1637, en donde los conversos cristianos japoneses —en su mayoría campesinos que vivían en plena pobreza— se sublevaron frente a los señores feudales, rebelión que acabó con la decapitación de más de 37.000 simpatizantes y rebeldes por las fuerzas del shogunato —que es como se denominaba al reinado de los shōgun. Esta rebelión hizo que el shogunato sospechara que los católicos occidentales, que habían venido a promulgar su fe, habían tenido algo que ver en el desencadenamiento de la sublevación, sospecha que derivó en la expulsión de todos los comerciantes y misioneros portugueses del país, y una búsqueda encarnizada de los cristianos conversos por todo Japón.

Pintura que ilustra la Rebelión de Shimabara

A pesar de todo lo apasionante que pueda parecer este pasaje de la historia, Silencio va más allá de la narración de lo que pasó o dejó de pasar. Lo que le interesa a Martin Scorsese en esta historia es ahondar en la fe, sobre todo la fe religiosa, y cómo esta se manifiesta en cada uno de nosotros.

De todos es sabido la devoción del director estadounidense por la religión, tema que ha sido tratado en numerosas ocasiones en su filmografía, como es el caso de La última tentación de Cristo (1988) o Kundun (1997), dos de sus películas más polémicas, en especial la primera, en la que plantea cuál sería la vida de Jesús de Nazaret si fuera un simple mortal. Incluso en su última obra, El Irlandés (2019) —una de las películas con mejores críticas del pasado año, que llegó a conseguir hasta 10 nominaciones a los Oscar—, plantea los temas de la fe cristiana y la culpa hacia el final de la película. El propio Scorsese ha declarado en varias entrevistas que, antes de entrar en la escuela de cine, estuvo planteándose seriamente convertirse en cura. Probablemente sea esta la razón por la que el director, en el momento en que leyó el libro de Shusaku Endo, tuvo la voluntad de llevar la historia al cine. Sin embargo, le costó hasta 28 años sacar adelante el proyecto. Según relata él mismo en una entrevista concedida al portal Film Comment, ya hubo un primer intento fallido en 2006, en el que las dudas del propio director con la visión del film —no estaba seguro con el libreto que había escrito junto al guionista Jay Cocks— y los múltiples problemas de producción hicieron que se retrasase el proyecto, hecho que derivó en varias demandas contra él. Fue después del rodaje de El Lobo de Wall Street (2013) cuando Scorsese tuvo claro que era el momento.

Andrew Garfield interpreta al padre Rodrigues.

«Esa fue una de las razones por las que necesité tanto tiempo. No podía quitarme las películas japonesas de la cabeza. ¿Dónde pondrían ellos la cámara? ¿Al nivel del tatami?». Martin Scorsese1

Como cualquier obra de Martin Scorsese, Silencio es una maravilla visual. Los exteriores y la propia banda sonora hacen que entres de lleno en lo que podría ser aquel Japón casi inexplorado del siglo XVII. La película es técnicamente intachable. Sin embargo, Silencio tiene algo que no tienen las demás películas del director: a medida que la película va avanzando te das cuenta de que las situaciones están un tanto exageradas, los personajes actúan de una manera algo histriónica —y esto hace que, sobre todo al principio, no llegues a conectar con la película, es más, la película te «expulsa»—. Pero cuándo la película ya ha avanzado lo suficiente te das cuenta de lo que está pasando: Scorsese utiliza influencias del cine japonés. Él mismo confesó en una de sus entrevistas que quiso inspirarse en directores japoneses como Masaki Kobayashi —director, entre otros, de obras como Harakiri (1962) o Samurai Rebellion (1967)— para  llevar a cabo la película. Esa es la razón por la que el personaje del Inquisidor —el villano de la película, interpretado de manera fantástica por Issey Ogata— actúa de una manera tan estrambótica, casi al límite de la parodia: es que los japoneses son así.

Otra cosa a puntualizar para explicar el modo de reaccionar de los personajes es su vivencia de la religión. En esta película los personajes principales, dos «padres» —como les denominaban los propios conversos japoneses— portugueses pasan el día rezando e intentando replicar y pedir a Dios que les ayude en su sufrimiento y les traiga a los devotos de los poblados nipones la salvación. Para enfatizar dicha faceta, Scorsese decide utilizar la voz en off, una técnica que podría resultar sobre-explicativa, pero que a mi juicio, está muy bien introducida. Hay que recordar que son monjes del siglo XVII, cuya vivencia de la fe era muy distinta a la que tenemos ahora, es por ello, que no paraban de rezar, de intentar interactuar con Dios, cualquiera que fuese el motivo. Todos estos puntos, como ya he dicho antes, hacen que Silencio sea una película incómoda de ver, que requiere un esfuerzo por parte del espectador, y no todo el mundo se presta a ello. Esa puede ser la razón por la que la cinta sea uno de los mayores fracasos en la taquilla del maestro Scorsese —23,7 millones de dólares—, no consiguiendo beneficio de los aproximadamente 50 millones de dólares que costó la producción.

«Tú rezas a Dios, rezas por cualquier motivo. Eso para alguien que es clérigo en el siglo XVII es lo normal. Eso es lo único que haces, día y noche». Martin Scorsese1

A pesar de todo esto, creo que es en el mensaje que quiere trasmitir donde realmente brilla el filme. Es una de esas películas que es necesario recapacitar, llevar contigo a la cama, y reflexionar sobre lo que nos ha querido contar el viejo Martin. El conflicto principal de la película se centra en el personaje de Andrew Garfield, en si hacer apostasía representa una traición al cristianismo y a Dios, a cambio de la vida de cientos de personas, ¿es que Jesús no se sacrificó a sí mismo en contra de lo que le pedían sus apóstoles a cambio de la salvación de la humanidad? Otra de las cosas que plantea la película es la manera en la que se traslada una religión a una población que nunca ha tenido vivencia de ella… ¿en que se basa su fe en ese caso? Ahí reside el conflicto del personaje de Liam Neeson, el padre Ferreira, un gran ausente en el filme hasta prácticamente el final de este. Para esto último, el guion hace énfasis en la necesidad que tienen los nuevos conversos de los elementos religiosos —estampas, cruces… etc.—. De hecho, hay un escena en la película en el que el padre RodriguesAndrew Garfield— parte su propio rosario para entregárselo a los habitantes del pueblo, mientras se dice lo siguiente a sí mismo: «Estaban desesperados por las señales tangibles de fe, más que por la fe en sí, me preocupaba eso, pero ¿cómo podría negárselo?». Esta misma duda se plantea el padre Ferreira con la siguiente frase: «No contemplan la idea de Dios más allá de la naturaleza y lo tangible».

Los padres Rodrigues y Garupe en la escena inicial de la película.

A nivel interpretativo la película está bastante bien. Adam Driver —nominado al Óscar este mismo año por su papel en Historia de un matrimonio (Noah Baumbach, 2019)— cumple su rol correctamente, y Liam Neeson, a pesar de su corta presencia en pantalla, sigue demostrando que es una gran estrella, y que su fama —gracias a múltiples blockbusters con mejor o peor resultado— no le viene por pura suerte. Sin embargo, es el actor protagonista, Andrew Garfield, el que más dudas me produce. Es verdad que en escenas importantes es capaz de conectar con el espectador, pero parece estar varios niveles de intensidad por encima de los demás durante gran parte del film, y eso hace que el resultado final de la película se resienta.

Me gustaría terminar este análisis enfatizando que, a pesar de no ser una de mis obras favoritas de Scorsese, Silencio es una película fantástica, una de esas películas que te hace recapacitar no solo sobre las cosas del pasado, sino también sobre los conflictos internos actuales. Durante los últimos meses, Scorsese ha sido muy criticado por sus palabras hacia Disney y, sobre todo, el cine de superhéroes, género que domina toda la taquilla mundial en la actualidad. Más allá de mi opinión sobre si puede tener razón o no, no hay que olvidar que Scorsese es uno de los mejores directores de su generación, y que como otros pocos —pongamos el ejemplo de Steven Spielberg— revolucionaron el cine de su tiempo para acabar convirtiéndolo en tal y como lo conocemos ahora. Demos cariño a sus películas, ya que, como bien dice aquella canción de PassengerLet Her Go (2012), por todos conocida tras haberla escuchado hasta la saciedad en la radio—, «only know you love her when you let her go».


  1. Pinkerton, N. (2017, 3 enero). You Talkin’ to Me?: Martin Scorsese Interview | Silence. Film Comment. https://www.filmcomment.com/article/martin-scorsese-silence-interview/[][]
:: before


:: before

¿Quieres recibir mensualmente nuestras nuevas publicaciones?