Historias para no dormir
Se reabre la puerta

País: España
Año: 2021
Dirección: Paula Ortiz, Paco Plaza, Rodrigo Sorogoyen, Rodrigo Cortés
Guion: Manuel Jabois, Rodrigo Cortés («El asfalto») | Paco Plaza, Alberto Marini («Freddy») | Daniel Remón, Rodrigo Sorogoyen («El doble») | Rodrigo Cortés («La broma»)
Título original: Historias para no dormir
Productora: VIS, Prointel, Isla Audiovisual
Fotografía: Rafael García («El asfalto» y «La broma») | Diego Cabezas («El doble»)
Reparto: Dani Rovira, Inma Cuesta | Miki Esparbé, Adriana Torrebejano, Carlos Santos, Enrique Villén, Ismael Martínez, Maru Valdivielso | David Verdaguer, Vicky Luengo, María Romanillos | Raúl Arévalo, Eduard Fernández, Nathalie Poza, Adolfo de los Reyes
Festival de Sitges: Oficial Fantàstic Especials (2021)

País: España
Año: 2021
Dirección: Paula Ortiz, Paco Plaza, Rodrigo Sorogoyen, Rodrigo Cortés
Guion: Manuel Jabois, Rodrigo Cortés («El asfalto») | Paco Plaza, Alberto Marini («Freddy») | Daniel Remón, Rodrigo Sorogoyen («El doble») | Rodrigo Cortés («La broma»)
Título original: Historias para no dormir
Productora: VIS, Prointel, Isla Audiovisual
Fotografía: Rafael García («El asfalto» y «La broma») | Diego Cabezas («El doble»)
Reparto: Dani Rovira, Inma Cuesta | Miki Esparbé, Adriana Torrebejano, Carlos Santos, Enrique Villén, Ismael Martínez, Maru Valdivielso | David Verdaguer, Vicky Luengo, María Romanillos | Raúl Arévalo, Eduard Fernández, Nathalie Poza, Adolfo de los Reyes
Festival de Sitges: Oficial Fantàstic Especials (2021)

Esta nueva versión de la serie de Narciso Ibáñez Serrador a cargo de directores consagrados del género ofrece todo lo que se podría esperar de tal resurrección: terror, suspense, intriga, humor macabro y el talento necesario para disfrutar del insomnio.

Muchos recordarán aquel chirrido. Y aquella puerta. Tras ella, los españoles vieron materializadas tanto las intrigas que siempre ansiaron vivir como las pesadillas que nunca imaginaron llegar a tener. Eran los años ochenta y quien sostenía el pomo de aquella puerta era Narciso Ibáñez Serrador. Un nombre sinónimo de talento e ingenio cuya imagen ha estado asociada indiscutiblemente al entretenimiento en la mente de varias generaciones de españoles. Calcular el nivel de influencia que ejerció Chicho sobre los cineastas de esta época es casi tan complicado como hacer verdadero honor a su legado. No obstante, nuestra cuenta sigue estando en rojo y por muy complicada que parezca la tarea, muchos no pueden no devolver lo prestado. Ahora, tras varios años permitiendo que se concilie el sueño, las Historias para no dormir resucitan más como una necesidad que como un capricho. De la mano de su hijo, Alejandro Ibáñez, el universo de Chicho queda ahora en manos de directores consagrados del género, ansiosos de aportar su granito de arena y rendir homenaje. La misma puerta, distinto destino.

Paco Plaza, ya reconocido por obras punteras dentro del terror español como Verónica (2017) o más recientemente, La abuela (2021), decide abrir la veda apostando por la ventriloquia, siempre rodeada de inquietud. Su episodio, Freddy, narra las penurias del rodaje de Freddy, el episodio original —sí, así de singular es la propuesta— donde un actor mediocre a las órdenes de Narciso Ibáñez Serrador ve potenciadas sus habilidades al conectar con Charlie, el siniestro muñeco de ventrílocuo protagonista del relato. De lo bien que compagina Paco Plaza el humor con la comedia, entablando su historia en un ambiente cercano, no hay mucho que decir, más que es una obviedad. Freddy es sin duda el episodio más divertido de los estrenados, y se debe no solo a lo excéntrico o a lo simpático de su propuesta, sino también a la naturalidad tanto de su comedia como de su faceta más terrorífica. Sorprende lo integrado que queda Miki Esparbé en el personaje de este condenado actor, ofreciéndonos su vis bobalicona habitual pero también su reverso perverso, sin desentonar. Lo cual no se podría decir desgraciadamente de Carlos Santos y su interpretación caricaturesca, manierista y, desde nuestro punto de vista poco acertada, del gran Chicho Ibáñez Serrador.

Miki Esparbé en Freddy (Paco Plaza, 2021).

Después vino El asfalto y con él Dani Rovira e Inma Cuesta orquestados por Paula Ortiz. Esta nueva versión del episodio, que relataba cómo un hombre se quedaba irremediablemente pegado al asfalto, carece de la tensión y la angustia que desde un primer momento parecen intentar transmitirte. Quizá porque tal vez no sea el terreno (permitidnos el chiste) en el que Rovira suele desenvolverse, o porque determinadas decisiones de rodaje —como no ver al protagonista hundiéndose en el suelo como tal— influyen en la percepción que tenemos del asunto. Pero el caso es que, viendo este episodio, aunque breve y con cierto mensaje detrás, transcurren las cosas sin más, sin remover demasiado al espectador que pasa por encima, como si nada.

Tras varios años permitiendo que se concilie el sueño, las Historias para no dormir resucitan más como una necesidad que como un capricho.

Arranca La broma y lo hace por todo lo alto, con un plano secuencia a ritmo de la chispeante partitura de Víctor Reyes, donde la cámara se mueve alrededor del protagonista para mostrar, casi parecería que casualmente, la destrucción y el desconcierto que deja a su paso con sus «simpáticos chistes». Una fluidez y un estilo que rememoran algunos planos de Scorsese. Y no nos debería extrañar, porque todo es obra de Rodrigo Cortés. La broma, que sigue la trama de una infidelidad y el asesinato que la consumará, es un ejercicio muy estilizado de intriga y suspense basado en los detalles. Tanto visuales, como sonoros. Un entramado de apariencias y falsas intenciones estructurado en base al triángulo formado por Nathalie Poza, Raúl Arévalo y su punto álgido, Eduard Fernández. Que es capaz de comerse el episodio él solito con su sorprendente interpretación de un perfecto capullo, capaz de hacer honor al dicho de «entre broma y broma, la verdad asoma».

 Dani Rovira en El asfalto (Paula Ortiz, 2021).

Para finalizar llega Rodrigo Sorogoyen. Y se acabó lo que se daba. Su episodio, titulado El doble, no es lo que esperaría uno de un capitulo de Historias para no dormir. Es muchísimo más. Sorogoyen coge el molde de estos relatos y directamente lo rompe para expandirse hacia zonas que solo el cine o la novela habían alcanzado. En cuestión de sesenta minutos. Su episodio, que cuenta con un fondo futurista a lo Blade Runner 2049 (Denis Villeneuve, 2017) en el que todo el mundo tiene un doble artificial de sí mismo, comienza con aires de seriedad y esterilidad, sin que eso llegue a rozar el ridículo, que ya es decir. Y de repente, sin saberse muy bien cómo, Sorogoyen se adentra en campos cada vez más turbios y agobiantes, como ya hizo en El Reino (2018), que desembocan en la pura angustia y el terror. El terror hacia lo incierto y el desconcierto, en un principio. Pero después, hacia lo conocido, lo aceptado. Inusual cuando menos, perturbador como el que más.

En resumen, muy poco se le ha de reprochar a este ritual de resurrección o a los brujos y chamanes que lo invocaron. El respeto, la profesionalidad y la reverencia emanan a cada plano de estos episodios que habrán cerrado determinados asuntos pendientes, tanto para sus autores como para los espectadores, deseosos una vez más de cruzar aquella puerta que Chicho dejó entreabierta para nosotros, tiempo ha.

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