Citadel
¿Y si ChatGPT escribiera una serie?
• País: Estados Unidos
• Año: 2023
• Guion: Bryan Oh, Josh Appelbaum, Sarah Bradshaw, André Nemec, Jeff Pinkner, Scott Rosenberg
• Creación: Josh Appelbaum, Bryan Oh
• Título original: Citadel
• Productora: AGBO, Amazon Studios, Midnight Radio, PKM Productions
• Fotografía: Michael Wood
• Edición: Ruthie Aslan, Robert Lanford, Kiran Pallegadda, Peter B. Ellis
• Música: Alex Belcher
• Reparto: Richard Madden, Priyanka Chopra, Stanley Tucci, Laëtitia Eïdo, Lesley Manville, Jordan Gubian, Sammy John Heaney, Ashleigh Cummings, Roland Møller, Nikki Amuka-Bird
• País: Estados Unidos
• Año: 2023
• Guion: Bryan Oh, Josh Appelbaum, Sarah Bradshaw, André Nemec, Jeff Pinkner, Scott Rosenberg
• Creación: Josh Appelbaum, Bryan Oh
• Título original: Citadel
• Productora: AGBO, Amazon Studios, Midnight Radio, PKM Productions
• Fotografía: Michael Wood
• Edición: Ruthie Aslan, Robert Lanford, Kiran Pallegadda, Peter B. Ellis
• Música: Alex Belcher
• Reparto: Richard Madden, Priyanka Chopra, Stanley Tucci, Laëtitia Eïdo, Lesley Manville, Jordan Gubian, Sammy John Heaney, Ashleigh Cummings, Roland Møller, Nikki Amuka-Bird
La gran factura técnica de la nueva propuesta de Amazon Studios, protagonizada por Richard Madden y Priyanka Chopra, no logra ocultar una historia totalmente plana y vacía que no aporta nada nuevo al género del espionaje.
Durante las últimas semanas he de admitir que, junto con gran parte de los internautas de todo el mundo, una de mis aficiones ha sido la de mantener interesantes conversaciones con la inteligencia artificial conocida como ChatGPT. Nuestras conversaciones comenzaron con un servidor discutiendo con la IA sobre filosofía, intercambiando chistes o tratando de llevar a la práctica el Test de Turing, pero pronto se me ocurrió poner a prueba las capacidades de la IA en el campo del arte, para lo cual le pedí que ideara argumentos para películas, escribiera escenas o redactara reseñas y análisis de obras cinematográficas clásicas. He de admitir que, aunque sorprendido por cómo de indistinguible era su lenguaje con respecto al que un humano usaría, como cineasta y crítico me sentí bastante aliviado al comprobar cómo sus producciones artísticas, aunque coherentes, demostraban estar hechas por una máquina sin alma al carecer ellas de eso mismo, siendo poco más que pastiches cortados y pegados de otras obras sin gracia, planos, anodinos y con escasa o nula personalidad. Viendo la nueva propuesta de Amazon, Citadel (Josh Appelbaum, Bryan Oh, 2023), he de admitir que veo la perspectiva de una AI escribiendo guiones cinematográficos mucho más cercana no tanto por los grandes avances de la primera, sino por el decreciente nivel de creatividad de los segundos.
La historia nos pone en la piel de Mason Kane y Nadia Sinh, dos agentes de Citadel, una agencia de espionaje secreta fundada hace un siglo y que ha velado desde entonces por mantener la paz a nivel mundial y evitar los conflictos armados. Durante una misión, ambos agentes descubren la existencia de una organización secreta denominada Manticore, la cual, fundada por las familias más poderosas e influyentes del mundo, busca hacerse con el control del planeta a través del terrorismo, la guerra y el caos generalizado. Durante esa misión, Citadel es destruida y Kane y Sinh pierden sus memorias como parte del protocolo de seguridad de la agencia. Ocho años después, cuando Manticore está a punto de hacerse con los últimos secretos de la agencia, lo cual les daría el control de los arsenales nucleares de todos los ejércitos del mundo, Orlick, el último agente vivo y operativo de Citadel, decide devolver sus memorias a Kane y Sinh y reconstruir lo poco que queda de la agencia con la esperanza de salvar a la humanidad.
A pesar de una gran factura técnica, nos econtramos ante una serie creativamente vacía que se limita a cortar y pegar sin gracia los tópicos del género de espías.
Si la sinopsis que acaban de leer les parece propia de algún fanfiction de Misión: Imposible o de alguna idea descartada para una película de James Bond de la siempre entrañable era de Roger Moore, es porque básicamente lo es. Desde los años sesenta, el cine de espías está esencialmente dividido en dos grupos. Por un lado, las historias oscuras que persiguen un tono serio y realista conectado con la realidad histórica o política de su época, destacando en este apartado cualquier obra de John le Carré, como por ejemplo El topo (Tomas Alfredson, 2011) o El infiltrado (Susanne Bier, 2016), mientras que por el otro tenemos a las películas que usan el género de espías para contar historias de acción menos realistas que apuestan en su lugar por el entretenimiento rápido y dirigidas a un público más interesado en las explosiones y tiroteos que en intrigas políticas, siendo las mejores embajadoras de este género sagas como las de 007, Jason Bourne o Misión: Imposible. Citadel se enmarca claramente en el segundo grupo, pero por desgracia muestra un conocimiento tan superficial de lo que hace a este género (y a esta forma de entender el género) interesante, que la historia termina reducida a una retahíla de elementos cortados y pegados de otras películas de una forma tan descarada que por momentos casi parece querer caer en al parodia del género, tal y como ya hizo la muy interesante Kingsman: Servicio secreto (Matthew Vaughn, 2014). No es sino cuando la serie deja claro que su torpeza manejando las convenciones del cine de espías de acción no responde a una intención humorística y que la obra se toma a sí misma totalmente en serio cuando la absoluta mediocridad de la última gran producción de Amazon se hace patente.
Una serie que, si bien tiene el suficiente presupuesto como para ser razonablemente entretenida, en todo momento se siente como prescindible: nunca aporta nada relevante al género.
El guion se compone de una colección de escenas poco inspiradas y en su mayor parte carentes de peso dramático que no hacen sino llevar la historia de un punto a otro sin nunca aprovechar para contar algo verdaderamente interesante. Siempre hay algún mcguffin que perseguir, pero la serie nunca logra que nada de lo que pasa en pantalla nos importe realmente, en parte porque a la propia serie parece no importarle, más que como excusa para meter alguna escena de acción. La escasa originalidad de la historia que se nos cuenta hace que todo el metraje quede impregnado con una sensación de quiero y no puedo, de versión de Hacendado de franquicias como las ya mencionadas 007 y Misión: Imposible o en menor medida Jack Ryan, pero siempre siendo incapaz de superar a estos referentes para contar algo propio que le de una identidad separada de la de sus influencias. No ayuda tampoco que los lugares comunes a los que se recurre (códigos de armas nucleares robados, élites controlando el mundo en secreto, espías con relaciones sentimentales) sean tan poco originales (y estén ejecutados de forma tan simplista). Los personajes con los que nos encontramos son poco más que una colección de tópicos, como un primer boceto pero que adolecen de una frustrante falta de profundidad y desarrollo. A todo ello ha de añadirse un tono serio y grandilocuente que va en contra de la serie al hacer que sus numerosos defectos sean incluso más evidentes al obligarnos como audiencia a tomarnos lo que aparece en nuestra pantalla en serio.
El reparto hace lo que puede para compesar un guion plagado de diálogos insípidos y personajes planos.
El pobre material con el que el reparto se ve en la tesitura de trabajar termina también lastrando el potencial de sus interpretaciones. Los diálogos vacíos y llenos de tópicos y el desarrollo de personajes que se mueve entre lo nulo y lo intrascendente hace difícil que nos tomemos a las personas que aparecen en la pantalla como seres humanos reales con los que empatizar, y acaben siendo reducidos a caricaturas de cartón piedra totalmente planas con los que Richard Madden y Priyanka Chopra apenas pueden trabajar. La consecuencia de todo esto es una total falta de personalidad creativa que termina dando como resultado una serie que, si bien tiene el suficiente presupuesto como para ser razonablemente entretenida, en todo momento se siente como prescindible: nunca aporta nada relevante al género.
Pero la vagancia narrativa de Citadel no se limita a aquellos elementos que toma prestados de otras obras, sino que en la forma en que resuelve sus propios aspectos narrativos es deficiente. Así, la serie propone un mundo totalmente carente de profundidad o complejidad. Los protagonistas son los buenos porque sí, porque lo dice el guion y poco más. Nunca se profundiza en sus motivaciones o se juega con la idea de complejidad moral o escalas de grises éticas. De igual manera, los malos son malos porque sí, sin nunca dedicar tiempo a comprender sus motivaciones más allá de lo estrictamente necesario. Incluso recurren al nombre más siniestro posible (Mantícora, una malvada bestia mitológica) para dejar claro lo malos que son, no sea que el espectador se confunda por un momento. Uno podría pensar que, en la realidad, si existiera un grupo de élites malvadas que tuvieran por objetivo destruir la democracia liberal y esclavizar a la humanidad para imponer su dominio político y económico sobre el planeta elegirían un nombre un pelín menos sospechoso (como por ejemplo BlackRock, Fondo Monetario Internacional, Foro Económico Mundial) y desde luego tendrían un plan más complejo y sutil para alcanzar la dominación mundial que simplemente conseguir unos códigos de armas nucleares. Pero lo caricaturesco de estos antagonistas se traslada también a los propios protagonistas, personajes en los que nunca se llega a profundizar y que en todo momento se limitan a ser cascarones vacíos y totalmente olvidables que no aportan nada reseñable al género.
Por momentos la serie trata de tocar temas más políticos y complejos, lamentablemente siendo incapaz de decir nada interesante al respecto.
Incluso en aspectos donde una serie de espías debería brillar más por su misma naturaleza, como puede ser su comentario político y su habilidad para capturar las inquietudes de su época (desde la Guerra Fría hasta el terrorismo internacional), se siente estéril y precocinado. Si en el pasado, a través de películas como Los tres días del cóndor (Sydney Pollack, 1975) el género aprovechó para tratar temas políticos que reflejaban las inquietudes del momento histórico, Citadel, a pesar de quiere intentarlo por momentos, termina quedándose corta también en este ámbito. En los primeros capítulos, se nos presenta a Manticore como una organización formada por élites socioeconómicas que persigue la destrucción de los estados-nación, lo cual en cierta medida encaja con las inquietudes antiglobalistas actuales y el alzamiento de las nuevas organizaciones supranacionales que fagocitan la soberanía nacional de los estados liberales (un ciudadano tiene, a través de las elecciones, cierto poder sobre quien es el alcalde de su ciudad o el presidente de su país y por lo tanto de sus políticas, pero dichas herramientas de poder político del ciudadano no existen a la hora de elegir las políticas de organizaciones supranacionales como los antes mencionados FMI o WEF, con el consiguiente peligro para la soberanía popular y a la democracia misma) sin embargo, aunque esta veta temática se sugiere en un inicio, a medida que pasan los episodios nunca llega a explorarse en profundidad y se va desdibujando paulatinamente sin llegar nunca a decir nada interesante sobre el tema y dejando más clara su naturaleza de producto de entretenimiento anodino y sin identidad.
Todo esto se hace incluso más lamentable cuando se tienen en cuenta los sorprendentemente altos valores de producción de la serie (la segunda de mayor presupuesto de la historia de Amazon[1]). Todo lo que le falta de contenido le sobra de envoltorio, con decorados y localizaciones espectaculares, valores de producción que rozan lo sobresaliente y un reparto que logra en resumidas cuentas mantenerse a la altura incluso cuando el material que les es dado no les ayuda, destacando a un gran Stanley Tucci ofreciendo una actuación que es, sin duda, lo mejor de la serie junto con sus espectaculares escenas de acción, las cuales, si bien pecan de algo de falta de originalidad, nunca dejan de ser visualmente espectaculares. Todo se siente en Citadel como una superproducción vacía en su interior, como un gigante con pies de barro.
Unas semanas antes del estreno de Citadel, The Hollywood Reporter publicó un artículo exponiendo como el fracaso de audiencia de El señor de los anillos: Los anillos de poder (Patrick McKay, John D. Payne, 2022) había sacado a la luz la situación de crisis en la que Amazon Studios estaba sumida, con un liderazgo totalmente caótico e inoperante, una severa falta de identidad creativa lastrando sus proyectos y un número de usuarios estancado. Citadel, al igual que previamente Los anillos de poder expone todos estos problemas y si bien Amazon Studios también nos ha dado títulos absolutamente extraordinarios como The Expanse (Mark Fergus, Hawk Ostby, 2015) o The Boys (Eric Kripke, Evan Goldberg, Seth Rogen, 2019) y sin duda está llamada a ser una de las grandes plataformas del mundo del streaming, esta serie ha de recordarnos que los millones por sí mismos son incapaces de dar a luz una gran serie y que el tamaño del presupuesto no sirve de nada cuando el talento de las mentes creativas detrás de un proyecto no está a la misma altura.
- Khan, Z. (2023, 12 abril). Citadel becomes second-most expensive show, was made on a whopping budget of $300 million. WION. https://www.wionews.com/entertainment/citadel-becomes-second-most-expensive-show-made-on-a-budget-of-300-million-581557[↩]