Amanecía en Donostia más o menos bonito. Como viene siendo habitual en estos días festivaleros, la lluvia a primera hora de la mañana amenazaba con hacer acto de presencia. El rumbo: el Teatro Victoria Eugenia, donde se proyectaba la primera sesión del delicado drama As In Heaven, de la danesa Tea Lindeburg. Una de las piezas que podían llegar a ejercer mayor fascinación sobre el respetable por su atmósfera, su onirismo, su sentido de la transición de la niñez a la adultez con ecos de Dreyer y una búsqueda del hecho religioso que conecta con la realidad de su protagonista y su sociedad aislada. Queda claro con esto, probablemente, que As In Heaven se ha posicionado como una de mis favoritas en lo que llevamos de festival —aunque todo puede cambiar, que aún queda mucho por delante—, y que la mirada de Tea Lindeburg es desde ya una parada obligatoria para el que escribe estas líneas. Aquí la crítica completa. Continuábamos con Blue Moon, de la rumana Alina Grigore, una obra irregular con algunos altibajos que estudia sobre el hermetismo familiar de un entorno desensibilizado, que quita la individualidad y la utiliza como arma arrojadiza. Para más datos, aquí la crítica completa.
Llegaba la tarde, y con ella uno de los platos fuertes de la sección Perlak: Benedetta, la atrevida y potente propuesta de Paul Verhoeven. Monjas lesbianas, nuncios malvados, abadesas vengativas, juguetes sexuales que son figuras santas, estigmas, sexo y humor negro; eso como poco. Lo último del neerlandés es un disparo iconoclasta contra la institución de la iglesia y sus dogmas, contra la megalomanía y la corrupción, y también un gamberro divertimento lleno de conceptos horteras y algún chascarrillo poco serio. En la crítica completa están todas las señas para rendirse ante Benedetta. A continuación, la relación de textos de la jornada: