The Wonderful 101 Remastered
Aviso: podría no ser tan maravilloso

El frenético juego de Platinum Games vuelve con fuerzas renovadas en forma de remaster. ¿Saldrá triunfante de la batalla?

La ya extinta y maltratada Wii U fue hogar de unas cuantas joyas que, por culpa de las bajísimas ventas de la consola, pasaron sin pena ni gloria. Con Switch, en una estrategia no exenta de polémica por su preocupante recurrencia, estamos recibiendo multitud de remasters de estos malogrados títulos de la anterior generación de Nintendo. Uno de ellos es este The Wonderful 101, a cargo de la compañía japonesa Platinum Games y dirigido por el afamado Hideki Kamiya. Pero, ¿de cuántos quilates es realmente este juego?

The Wonderful 101 nos propone liderar un grupo de 100 superhéroes llamados Wonders que trabajan para el Servicio Secreto Planetario Centinels y cuyo objetivo es salvar el mundo y bla bla. O algo así. En realidad no importa: la historia está deliberadamente plagada de clichés del género de acción con un sentido del humor —y la autocrítica— muy marcados. ¿Y por qué 100, os preguntaréis? Porque el número 101 eres tú. Olé. Así que tenemos personajes carismáticos, estilo propio, explosiones y gráficos resultones. ¿Qué podría ir mal? Lamentablemente, unas cuantas cosas.

Aquí, de paseo y salvando el planeta.

La principal su jugabilidad. Es dramáticamente frecuente la sensación de que el juego se te va de las manos. TW101 es en esencia un juego del género «beat ‘em up» —todos contra el barrio— en el que, sirviéndonos de las habilidades únicas de cada Wonder tendremos que ir eliminando las hordas de enemigos que se nos pongan por delante. Hasta aquí, todo bien. Para invocar estas armas especiales, Platinum nos brinda dos opciones: una, heredada del pad de Wii U, dibujar en la pantalla de Switch una figura que desate ese ataque: una O para el wonder-puño —«hectomano», para ser precisos— o una L para la wonder-pistola, etcétera. La segunda posibilidad es trazar esa misma figura con el stick derecho. Elijas la que elijas las consecuencias serán decepcionantes y potencialmente caóticas.

Nos encontraremos en numerosas ocasiones equipando por error el arma que no queríamos o dibujando formas extrañas entorpecidos por elementos del escenario. No parece una fórmula demasiado efectiva para un esquema jugable que estaremos obligados repetir durante toda la aventura y, por cierto, con dibujos más complicados a medida que avanzan las horas de juego. Uno no deja de preguntarse cómo habría sido TW101 con un sistema de control más inmediato que no lastrara y ralentizara tanto la acción hasta el punto de, en ocasiones, resultar frustrante. Simple y llanamente: la jugabilidad de TW101 es una ruleta rusa.

La que está liando el alcalde con las obras.

La cámara, que también sucumbe al «wonder-frenesí», tampoco ayuda. Ángulos extraños y puntos ciegos serán invitados no deseados a la «wonder-fiesta» de Platinum Games. El resultado de este cóctel de extrañas decisiones es una sensación casi constante de caos de elementos en pantalla. Por ejemplo, el líder del ejército de superhéroes será a veces poco visible entre la maraña de efectos gráficos y de personajes no jugables. Si la intención era generar un clima orgiástico de puñetazos, patadas voladoras y acción frenética en general… todo eso está ahí, sí, pero fuera de nuestro control. Y es una lástima.

Pero hablemos de las virtudes de TW101, que las hay. Gráficamente es bonito y friki —en el mejor de los sentidos—. El lavado de cara gráfico le ha venido de maravilla al título y ofrece unos modelados de estilo juguete que le sientan como un guante. Si algo tiene The Wonderful 101 es carisma y protagonistas reconocibles a kilómetros de distancia. Los antagonistas no se quedan atrás, y quizá sea en los villanos donde más imaginación —y un puntito de locura— se percibe.

Otra virtud de The Wonderful 101 es su variedad de estilos. No todos están ejecutados con la misma efectividad, pero no se pueden negar los intentos de Platinum de hacer que el desarrollo sea lo más pintoresco y sorprendente posible. Tendremos clásicas peleas contra mini-enemigos, luchas encarnizadas contra monstruos más grandes e intimidadores, puzles sencillos que aprovechan las distintas habilidades de los Wonder y hasta secciones tipo «shooter» a los mandos de una nave. Todo cabe en el alocado y valiente universo de TW101.

Por último, no podemos olvidarnos de dedicar unas líneas a la banda sonora del título, completamente orquestada para este remaster. Estamos ante uno de los mejores aspectos del juego y una notable recopilación de desenfadadas y pegadizas melodías. Destaca, por ejemplo, la impresionante pista «The Won-Stoppable Wonderful 100» que ambienta a la perfección el inicio de la aventura con ese sonido que nos retrotrae a series como Ultraman o Power Rangers. Puro guilty pleasure auditivo.

The Wonderful 101 es desconcertante. Promete unas cosas pero nos da otras, y no necesariamente buenas. Es como si el concepto de los 100 personajes estuviera mejor llevado a la práctica en Pikmin. Es como si la idea del héroe de acción freak hubiera estado mucho mejor realizada en el maravilloso Viewtiful Joe de Capcom (GameCube, 2003), también a cargo de Hideki Kamiya. Y es como si la propia Platinum ya nos hubiera regalado un juego de acción hack n’ slash brutal y redondo como Bayonetta.

Nos quedaremos con su imaginativa y original esencia, su sentido del humor y sus destellos de genialidad. Oasis de calidad puntuales, por desgracia, en un desierto de confusión.


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