Son los pequeños detalles, muchas veces, los encargados de marcar la diferencia. Adjudicar un galardón que eleve a un videojuego —en este caso, pero aplicable a cualquier forma de arte— por encima de otro no siempre es un trabajo sencillo, de hecho, suele generar más controversias que consenso en el público. Es gracias a esos pequeños elementos colocados con sumo gusto a lo largo de una aventura que es posible realizar un listado sin morir en el intento.
El pasado año ha sido complicado, todos lo sabemos, y por ello, la necesidad de evadir la mente y escapar a mundos mejores —o no— se ha convertido más en una obligación que nunca. La industria videolúdica tampoco lo ha pasado bien —aun contando con la salida de la nueva generación de consolas— y se ha visto resentida con múltiples retrasos —llegando algunos de ellos hasta este 2021—, teniendo como consecuencia una hornada de títulos un poco más floja que en otras ocasiones, pero regalando, de todos modos, grandes joyas para la posteridad.
Con ello y para poder comenzar estos nuevos 365 días de la mejor forma posible dediquemos un rato a recordar, y de paso otorgar, los premios de Cintilatio a los mejores videojuegos del 2020.
10. Animal Crossing: New Horizons (Nintendo EPD)
La nueva entrega de la saga ha golpeado fuerte. Obviando el gran impacto que ha tenido debido a la COVID-19, el nuevo título desarrollado por Nintendo EPD es, con total seguridad, la apuesta más ambiciosa y mejor llevada de la franquicia. Con unas ideas frescas que le dan una vuelta de tuerca al planteamiento clásico, la fórmula que veníamos viendo desde ya aquel lejano 2004 con la primera entrega se ha visto potenciada. No es un secreto que el popular Minecraft ha hecho del conocido crafteo un fenómeno a escala mundial, y por ello, desde Nintendo se han atrevido a incluirlo de una forma fabulosa en la serie de los animales parlanchines. Las posibilidades de personalización tanto de la isla como del domicilio particular de nuestro aldeano aumentan gracias a la inclusión de estas recetas de fabricación.
Y es que la vida isleña es una maravilla, reconozcámoslo. Poder pescar, plantar árboles y arbustos, caminar tranquilamente por la orilla de nuestra playa particular, trapichear con nabos y comprar todo tipo de artículos a cada cual más excéntrico que el anterior es lo que todos buscamos en un Animal Crossing. Eso, y pagar por cada bocanada de aire respirado, no nos olvidemos. Tom Nook estará ahí para sacar hasta la última baya de nuestro bolsillo, delegando sus funciones de tendero a sus pequeños —pero ya usureros— lacayos: Tendo y Nendo. En definitiva, Animal Crossing: New Horizons es la perfección de la fórmula, una experiencia pulida y tremendamente agradable de jugar que cualquier amante de los simuladores de vida disfrutará sin duda alguna.
9. Resident Evil 3 (Capcom)
Se ha hablado mucho últimamente de si este remake le hace justicia al Resident Evil 3: Némesis (Capcom, 1999) original. Sinceramente, da igual. Claro está que el hecho de rehacer una obra requiere un cierto grado de fidelidad a su predecesora, y aquí lo hay. Lo que no es obligatorio es que se haga igual, centímetro a centímetro. El equipo de Capcom se ha tomado la libertad de cambiar algunas cosas y eliminar y acortar otras. ¿Es eso necesariamente malo? Tanto el lavado de cara como las rejuvenecidas mecánicas implementadas para los nuevos tiempos son espectaculares, aunque no llegan a los niveles del respectivo remake del Resident Evil 2 (2019), pero de ahí a tildar a esta obra de mediocre, o directamente de mala, hay un largo camino. Hablar de Resident Evil es hablar de acción, zombis en cada esquina y sustos asegurados; pero a esta entrega, por alguna razón, se la ha tachado como un juego con demasiados disparos y poco de survival horror.
Hoy estamos aquí para defender la excelencia de este título, en el que se puede ver a una Capcom mucho más madura que deja a un lado a sexualización excesiva de sus personajes —tanto femeninos como masculinos— para tratar su psicología de una forma más profunda y reflexiva. Solo hace falta fijarse en el cambio en la vestimenta de Jill Valentine para ver de lo que estamos hablando. Los tiempos van cambiando, y con ellos la forma de pensar —o al menos, debería— de la gente. Dejando a un lado el tema de la hipersexualización, la experiencia que se saca tras finalizar la primera partida es excelente. Una duración un tanto escasa, pero con grandes momentos y, por supuesto, libre por completo de ese relleno innecesario que entorpece el buen avance de la trama.
8. Final Fantasy VII Remake (Square Enix)
Es momento de hablar de un videojuego que ha roto y conquistado corazones a partes iguales, y es que la obra dirigida por Tetsuya Nomura tiene tantos amantes como detractores. Son varios los factores que han desencadenado dicha reacción en el público, puesto que muchos de los cambios que el director nipón ha planteado son, podríamos decir, polémicos, en cuanto a las raíces tanto del género como en lo que a la obra se refiere. Hablamos del cambio de paradigma a la hora de plantear los enfrentamientos y de algunas alteraciones en la trama principal. Teniendo en cuenta que ya en la quinceava entrega de la saga de fantasía de Square Enix se había realizado el cambio hacia un enfoque más hack and slash, parece lógico que en este Final Fantasy VII Remake se mantuviese esa nueva forma encauzar la franquicia. Y es que, aunque este cambio les parecerá muy abrupto a los puristas de la saga, hay que decir que la forma de llevarlo a cabo en esta entrega es de lo más imaginativa. No podemos hablar de un hack and slash en toda regla, pero tampoco se puede negar la existencia de elementos del clásico rol por turnos. Esta mezcla aparentemente contradictoria es el corazón del combate que Nomura ha planteado.
Pero, si hay que hablar de un protagonista en esta reimaginación de la aventura original de 1997, ese es sin duda la banda sonora compuesta por el maestro Nobuo Uematsu. Desde los tiempos de The Elder Scrolls V: Skyrim (Bethesda Game Studios, 2011) no se veían unas melodías que llenasen más la pantalla que los propios personajes o la acción desenfrenada. Y es que la verdadera magia reside en la música.
7. Assassin’s Creed: Valhalla (Ubisoft Montreal)
La nueva entrega del buque insignia de Ubisoft ha llegado, y lo hace pisando fuerte tras un Assassin’s Creed: Odyssey (2018) que ha dejado a más de un fanático de la saga frío como el hielo. Como viene siendo habitual, la ambientación y banda sonora son el santo grial —nunca mejor dicho— de la franquicia, y es que los trabajos realizados por Raphael Lacoste —director artístico— y Sarah Schachner —mente tras los pentagramas— consiguen elevar de manera exponencial la calidad de la inmersión —que ya de por si suele ser excelente— de la nueva obra de la multinacional francesa. Parece que los fallos cometidos en relación al mapeado, disposición de coleccionables y demás que se venían arrastrando de las entregas protagonizadas por Alexios/Kassandra y Bayek han sido solventados, reduciendo de esta forma la abrumadora sensación que producía el ver una ingente cantidad de iconos relucientes en el mapa.
En relación a las melodías que acompañan a Eivor en su aventura, solo existen palabras para alabar a la compositora de Filadelfia. La forma en la que le da uso a instrumentos del pueblo vikingo como el talharpa —lira de cuatro cuerdas originaria de Escandinavia— y buscar nuevas y creativas texturas con las que recrear una atmósfera coherente para con las acciones y vivencias de los conquistadores nórdicos es sencillamente majestuosa. Estos apartados, combinados con una exploración gratificante, unas misiones secundarias mucho más inspiradas y divertidas y una trama principal que ni brilla por su complejidad ni molesta hacen de Assassin’s Creed: Valhalla una de las mejores obras que Ubisoft nos ha regalado en años.
6. Hyrule Warriors: La era del cataclismo (Koei Tecmo)
Si hoy en día, cualquiera que esté un poco familiarizado con el mundo del entretenimiento digital escucha la palabra musou, sabe a lo que se va a enfrentar. Hordas y hordas de enemigos, una cantidad ingente de héroes invencibles que son capaces de barrer un escuadrón de soldados completo de un golpe de espada y una historia, por lo general, pobre, cuyo único fin es dar una excusa para repartir mamporros a diestro y siniestro. Hyrule Warriors: La era del cataclismo es la excepción que confirma la regla. No se pueden negar los puntos de los héroes invencibles ni de las hordas de enemigos, ya que iría en contra de las doctrinas propias del género al que pertenece, pero si hablamos del guion, ahí la cosa cambia.
Desde Nintendo sabían que contar una historia que tiene lugar cien años antes de los acontecimientos de The Legend of Zelda: Breath of the Wild (2017), el cual ya ha pasado a la historia como uno de los títulos de la saga más exitosos, precediendo a otros del calibre del grandioso Ocarina of Time (1998) y su hermano no menos brillante Majora’s Mask (2000); era contar una historia de batallas incesantes y tiempos de guerra, por lo que la elección del género en la que englobar a esta «precuela» era obligada. Por otro lado, y hablando de las raíces propias de un musou, hay que decir que desde Koei Tecmo han sabido balancear y yuxtaponer a la perfección los elementos que caracterizan a la saga Zelda con la naturaleza de un género que en nada se asemeja a la franquicia original. Cinemáticas muy trabajadas, un ritmo frenético pero controlado y, gracias a la diosa Hylia, un plantel de personajes que puede manejar una mente humana corriente; son algunas de las acertadas decisiones que la desarrolladora nipona ha tomado para acercar un género que puede causar rechazo a los fans de una de las sagas a las que más le debemos en la historia del mundo de los videojuegos.
5. Persona 5 Royal (Atlus)
El rol nunca ha muerto, de hecho está más vivo que nunca, y Persona 5 Royal es la viva imagen de este hecho. La quinta entrega de la saga creada por Atlus ha llegado traducido, tras una larga espera, a nuestro territorio —recordemos que el lanzamiento de este título fue en el año 2016—. Los cambios planteados —que en su mayor parte constan de añadir aún más contenido— no hacen sino mejorar —si cabe— la experiencia de la obra original, añadiendo un nuevo final y algún que otro personaje inédito que robará los corazones —nunca mejor dicho— de los intrépidos jugadores que se sumerjan en las más de 100 horas que el título nos propone, pero que en ningún momento resultan pesadas. Si es que poco hay que no esté dicho a estas alturas: una historia grandiosa que, además, toca temas de gran profundidad como el inconsciente colectivo o la mentalidad colmena; un sistema de combate gratificante a la par que intenso y complejo, que no deja al jugador ni a sol ni a sombra y que obliga a comprenderlo a la perfección para poder avanzar en los enfrentamientos venideros—algunos de ellos de gran dificultad—; personajes carismáticos, múltiples referencias literarias, siendo una de las más claras Arsène, la Persona de Joker, el cual saca su nombre del famoso ladrón de guante blanco Arsène Lupin, creado por Maurice Leblanc; y un largo etcétera.
Pero, si en algo destaca realmente la obra de Atlus, es en el apartado artístico y visual. Pocos videojuegos son capaces de tener tanta personalidad solo con su estilo gráfico. Un menú hortera, escenarios rocambolescos —casi barrocos en muchas ocasiones— con influencias arquitectónicas la mar de variadas y una sensibilidad especial para lograr transmitir el hecho de encontrarse en el subconsciente de una persona—recordando al trabajo realizado por Neil Gaiman para su archiconocida obra Sandman (1989-1996)— son algunos de los elementos diferenciadores que ayudan a hacer de Persona 5 Royal ya no una de las más grandes propuestas de JRPGs de los últimos años, sino de la historia de los videojuegos.
4. The Last of Us Parte II (Naughty Dog)
El último retoño de los americanos Naughty Dog ha dado mucho que hablar, tanto para bien como para mal. Víctima de uno de los últimos episodios más sonados de review bombing por razones que escapan a mi entendimiento viviendo en pleno siglo XXI, cuenta con una de las mejores jugabilidades y accesibilidades de los últimos años. Controlar a Ellie recorriendo las calles de una Seattle en ruinas es de lo más gratificante, pero por si eso no fuera poco, desde el estudio californiano no se han quedado cortos en cuanto a opciones para facilitar el acercamiento a los videojuegos a personas con discapacidades —tanto físicas, mentales o visuales—, y esto, realmente, es digno de elogio. Justamente gracias a esto, y para facilitar la experiencia del colectivo mencionado, podemos disfrutar de uno de los mejores diseños de sonido que se hayan visto junto a un diseño de personajes —sobre todo en cuanto a los distintos tipos de infectados se refiere— que no hacen sino mejorar la inmersión en el título.
Esto no significa que el resto de apartados tengan un menor peso o que estén atacados de forma errónea, ni mucho menos. La historia, aunque cuenta con algún que otro pequeño bajón de intensidad —con la consiguiente pérdida de interés por parte del jugador—, interesa debido a la crudeza con la que está representada. Si hablamos de bandas sonoras, el ganador del Óscar a mejor banda sonora en 2006 por Brokeback Mountain (Ang Lee, 2005) y en 2007 por Babel (Alejandro González Iñárritu, 2006), Gustavo Santaolalla, es un nombre que se define por si solo: un compositor que, con tan solo unos cuantos acordes de guitarra acústica colocados en los momentos precisos, con una sensibilidad asombrosa, es capaz de manejar las emociones de los usuarios como una montaña rusa.
3. Ghost of Tsushima (Sucker Punch)
Lo japonés, hoy en día, está de moda, y lo sabemos. Numerosos son los videojuegos, películas, series y demás que se ambientan en la cultura del país del sol naciente, sobre todo en estos últimos años. Ghost of Tsushima —última obra de los americanos Sucker Punch— es la perfección de la ambientación feudal nipona y un homenaje al cine de uno de los mayores maestros que ha dado el séptimo arte: Akira Kurosawa. Y es que hablar de Ghost of Tsushima es hablar de cine, es hablar de referencias sutiles pero presentes, es hablar de duelos con tiros de cámara lateral, es hablar de arte. La ambientación que han logrado desde el equipo de Washington es de lo mejorcito que hemos visto en la industria y, muy probablemente, de lo mejor que veremos en muchos años. Decisiones como eliminar el minimapa de la pantalla de juego, cambiándolo por la poética metáfora de que «el viento guía nuestro destino» o apostar por implementar un sistema de partículas muy sofisticado para aumentar la credibilidad y dinamismo del paisaje son algunas de las causantes de la gran acogida que ha tenido este título tanto por la crítica profesional como por el púbico particular.
Por otro lado y volviendo a lo anteriormente comentado, la obra del maestro Kurosawa está presente desde el primer minuto de juego hasta la última línea de los créditos finales. Los siete samuráis (1954), Rashōmon (1950), La fortaleza escondida (1958) o Yojimbo (1961) son algunos de los filmes más reconocidos del cineasta nipón y, por ende, algunas de las más claras referencias que se pueden encontrar a lo largo de la odisea de Jin Sakai por liberar la isla de Tsushima de la invasión mongola liderada por Khotun Kan.
2. Demon’s Souls (Bluepoint Games)
Los remakes han estado muy presentes en este pasado año, pero si uno de ellos merece estar entre los 3 mejores videojuegos de 2020 es Demon’s Souls, la maravillosa reconstrucción que el estudio de Texas nos ha regalado de la obra original publicada en 2009 y dirigida por el gran Hidetaka Miyazaki, uno de los mayores genios de la historia de los videojuegos, a la altura de grandes nombres como Shigeru Miyamoto, Hideo Kojima o Fumito Ueda; e inventor del ya bautizado estilo «souls», desarrollada en exclusiva para la nueva generación de consolas de Sony. Si a día de hoy alguien que esté mínimamente familiarizado con el mundo del entretenimiento digital no conoce o ha oído hablar del presidente de From Software, probablemente durante estos últimos años habrá estado viviendo debajo de una piedra; y es que Demon’s Souls es el precursor de la archiconocida trilogía Dark Souls (2011-2016), la cual ha inspirado enormemente —entre otras muchas—. Siendo esta la obra original de la reinvención del género de la acción en tercera persona el guion es, sin ninguna duda, el más sólido, interesante y oscuro de todas los títulos firmados por el creador nipón hasta la fecha.
Desde Bluepoint Games han sido tremendamente respetuosos con el videojuego que estaban rehaciendo, desde la colocación exacta de los enemigos en cada una de las zonas hasta las voces de los personajes —en su versión en inglés al menos—, pasando por la arquitectura y, probablemente la más sonada, la dificultad, la cual está intacta. De hecho, al haber mejorado sustancialmente la inteligencia artificial, siendo el ejemplo más claro la distancia por la que te pueden estar persiguiendo un grupo de enemigos, es muy posible que este remake llegue a ser aún más desafiante.
1. 13 Sentinels: Aegis Rim (Vanillaware)
Llegamos al primer puesto de este listado, y no podía ser otro que 13 Sentinels: Aegis Rim, la última gran obra de los japoneses Vanillaware, el que ocupase esta merecida posición. Con un panorama cargado de títulos triple A —AAA, o de alto presupuesto— con, dependiendo de la obra en cuestión, dificultades para lograr diferenciarse y tener carácter propio, nos llega a occidente un título de presupuesto medio —AA— que tiene mucho que contar y, además, mucho que enseñar. Estamos ante el mejor guion del año —y de los últimos años—, una historia contada con un estilo y una sutileza dignas de los más grandes guionistas; una de las mejores ambientaciones de los últimos tiempos, en la cual se puede ver el gran cariño que han puesto los desarrolladores en representar el Japón de los años 80 así como también el ambiente, la cultura popular de la época —incluyendo obras de ciencia ficción que marcaron la juventud de aquellos que vivieron en esos años— y, como no, los pandilleros —conocidos como Yankī, para hombres, y Sukeban, para mujeres— que tanto proliferaron durante la década y que en han sido plasmados en infinidad de mangas y animes.
Pero todo lo comentado flaquea un poco cuando lo ponemos al lado de un combate, digamos, menos inspirado y algo más tosco de lo que debería. Es intenso, es frenético y obliga al jugador a pensar en todos y cada uno de sus movimientos, pero la forma en la que desde el estudio nipón lo han enfocado se siente un añadido que lastra un poco el absolutamente maravilloso trabajo de George Kamitani a los mandos de la narración principal. Aun contando con esto, 13 Sentinels: Aegis Rim es el mejor videojuego que ha sido publicado en el pasado año y, sin duda alguna, uno de esos títulos que permanecerá grabado en la mente de los fanáticos del medio durante muchos, muchos años.