Revista Cintilatio
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Las facetas lingüísticas de Anya Taylor-Joy: acentos que cuentan una historia internacional

Acentos que cuentan una historia internacional
Las facetas lingüísticas de Anya Taylor-Joy
La lingüística es un pilar fundamental de la interpretación en cine y TV. Pero en el caso de esta sensacional actriz, es fascinante ver cuántos rasgos ha recopilado de diversos acentos a lo largo de su vida. Muestra un gran potencial para futuros papeles.
Por David Muiños García | 22 mayo, 2021 | Tiempo de lectura: 6 minutos

Probablemente, a estas alturas ya todo el mundo sabe que la lengua nativa de Anya Taylor-Joy es el español. Nacida en Miami, su familia se mudó a Buenos Aires cuando todavía era un bebé. Creció allí hasta los seis años, cuando tuvo que irse a vivir a Londres, donde pasó dos años negándose a aprender inglés, hasta que por fin lo adoptó con ocho años. A la edad de catorce, se mudó a Nueva York y dos años después empezó a trabajar como modelo. Después de varios roles pequeños, llegó el papel que la lanzó a la fama: Thomasin en La bruja (Robert Eggers, 2015). Con este bagaje y la inmensa herencia cultural de sus padres —Dennis Alan Taylor, argentino de ascendencias argentina y escocesa; Jennifer Marina Joy, nacida en Zambia, de ascendencias inglesa y española—, la sensacional actriz refleja en su idiolecto una singular mezcla de rasgos lingüísticos.

Hasta ahora, solo la hemos visto actuar en inglés, manteniéndose en la estandarización del acento que le toque: americano o británico. Pero en uno de esos casos donde la realidad supera a la ficción, cuando Anya habla con candidez, su habla va brincando de rasgos americanos a británicos y viceversa, dejando entrever aquí y allá dejes escoceses que hay que estar muy atentos para pillar. Vamos a darles una oída, pero por partes.

Acentos americano y británico

Se ha dicho que a los americanos el acento de Taylor-Joy les recuerda al transatlántico por la combinación de prosodia americana y terminaciones británicas. Y no van desencaminados. Ya hemos visto antes los siguientes fenómenos de esta variedad histórica de inglés americano:

  • No rótico. La «r» final que aparece en la escritura no se pronuncia, dando lugar en el habla a palabras como [caah] (car) y [wotah] (water). Anya suele pronunciar sus «r» finales con el fonema /ɹ/ (alveolar aproximante sonora) típico del inglés americano del Midwest, pero sin llegar nunca a hacerla retroflexa. Esto sería desplazar la punta de la lengua hacia atrás al pronunciar la «r». No obstante, a veces se le cuela alguna palabra no rótica, como cuando pronuncia letters como [letahs] en este clip:
  • Ausencia de aleteo alveolar. Los americanos suelen pronunciar la «t» como una «d» o incluso «r» suave cuando no va al principio de la palabra. Water sería [worer] y Little Italy nos quedaría como [lidl idely]. El transatlántico marca las «t» con ganas británicas. Anya hace a veces una cosa, a veces la otra. En el siguiente clip podemos oír el aleteo en pretty cuando dice: “[…] That was pretty standard”; pero notaremos su carencia en daughter cuando nos planta una inglesísima «T» seguida de vocal mas «r» no rótica:
  • Ausencia de extensión de æ. Uno de los sonidos más comunes para lo que escribimos como «a» en inglés es /æ/, que es un fonema a medio camino entre «a» y «e». Por ejemplo, cat se pronuncia /kæt/ (que en español nos suena a [ket]) y man es en realidad /mæn/ (casi [men]). El acento transatlántico adquiere del RP británico la sustitución de este sonido por /ɑ/ (es como una «a» pronunciada en la zona posterior de la boca, casi como si quisieras cerrarla hacia una «o») en numerosas palabras. Aquí tenemos a Anya pronunciando este sonido en can’t, sandwiches, massages y that:

Acento escocés

Aquí nos estaríamos metiendo en otro terreno. En Escocia existen múltiples acentos y dialectos que darían para unos cuantos artículos. Por ahora, nos limitaremos a ver la ligera influencia de este tipo de inglés en el idiolecto de la «americana-argentina-británica» —¡Dios! ¡Qué vocablo!— del momento.

Si antes destacábamos su uso de /ɑ/, no debería extrañarnos que a veces la abra un poco más hacia /ɐ/. Ambos sonidos son comunes en Escocia, donde las vocales se producen más en la zona posterior de la boca. Así también obtenemos, por ejemplo /ʌ/ (como en son y sun), /ɐ/ (en Spanish, si pronunciamos la «a» cercana al español), /ɛr/ (bird, sin pronunciar la «r» en variedades no róticas) y /ʌʊ/ (donde el segundo símbolo es una «u» hacia la parte posterior de la boca, pero en escocés se suele pronunciar más atrás incluso). Podemos pillar estos detalles en el idiolecto de la actriz en el siguiente clip en las palabras sounds (/ʌʊ/), universe (/ɛr/), Spanish (/ɐ/) y but (/ʌ/):

Todas las variedades que hemos comentado conviven en el habla de Anya Taylor-Joy, pero curiosamente ninguna de ellas sufre ningún tipo de interferencia del castellano.

Español rioplatense

Vamos con la lengua nativa de la actriz. Se trata de una variedad de español bien conocida a lo largo y ancho del mundo hispanohablante. En la mayor parte de Argentina se hablan variaciones de rioplatense, pero en este caso vamos a centrarnos en el porteño, ya que Anya creció en Buenos Aires. Algunas de sus características incluyen:

  • Voseo. Utilización del pronombre «vos» en lugar de «tú», conjugando la segunda persona singular de forma acorde y conservando el mismo prestigio en la lengua escrita.
  • Yeísmo rehilado. En ciertas variedades de español peninsular todavía distinguimos entre «y» y «ll» en la pronunciación, aunque la diferencia sea pequeña. No es así en rioplatense, donde ambas se pronuncian igual y además con el sonido /ʒ/ (como el de la «s» en palabras anglosajonas como pleasure o vision) o incluso /ʃ/ (como la «sh» aspirada en inglés, como en shy).
  • Patrón tónico heredado del italiano. Hay diferencias notables en la curva tónica de distintas zonas de Argentina. En el caso de los porteños, se apura a llegar a la sílaba tónica (es decir, las sílabas que vengan antes, se pronuncian rápido), para relajar el ritmo a partir de esta. Otros acentos apurarían a partir de ella, relajando al principio. Por lo tanto, en [in-te-li-GEN-te] no bajamos el ritmo antes de llegar a [GEN]. Este patrón es muy exclusivo de los porteños en el mundo hispanohablante, y existen estudios que han señalado su origen en el dialecto napolitano.
  • Aspiración de «s». En el acento porteño canónico, las «s» se aspiran, excepto cuando van antes de una vocal (incluyendo una «s» al final de una palabra seguida de otra que empieza por vocal) o de una pausa. Así, «bastante» sería [bahtante], y «los ojos» (al final de una oración) conservaría ambas «s». Podemos oír a Anya hacer esto mismo en el siguiente clip:

Al contrario que cuando habla inglés, la actriz sí experimenta interferencia lingüística cuando habla español. Esto es que alguna palabra no le sale en el idioma que está usando en ese momento, así que la sustituye por un término equivalente en inglés. Le pasó en una entrevista sobre La bruja donde dijo: «Es una película que piensa que el audience es muy inteligente». Quienes lleven tiempo aprendiendo y practicando inglés se sentirán muy identificados.

Esperemos que, con un poco de suerte y algo de práctica, no tarde mucho en sorprendernos con un gran papel en lengua española. Millones de hablantes en todo el mundo están ansiosos por ver qué tal se le da a esta popular promesa del séptimo arte, que ya ha demostrado una gran habilidad para hacer fetén un par de acentos en inglés. ¿O veremos algún día a una Anya pertrechada con kilt presumiendo de un acento escocés que demuestre a Mel Gibson cómo hay que hacer?