Revista Cintilatio
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La Arcadia HBO: las mejores series de la cadena

La Arcadia HBO
Las mejores series de la cadena
Desde que los jefes de la HBO, hace ya casi tres décadas, decidieron que lo suyo iba a ser otra cosa muy diferente a lo que pudiéramos ver en cualquier otro canal o medio, la historia de las series cambió para siempre. Es casi imposible no considerar a HBO el gran taller en el que construir las ficciones seriadas más complejas y percutantes del presente. He aquí un listado con sus creaciones más memorables e imprescindibles.
Por Adrián Massanet x | 1 agosto, 2024 | Tiempo de lectura: 26 minutos

Sería quizá necesario comenzar con una reflexión personal, que ya he dejado en otros medios: las series son Cine. Cuando comenzaron a hacerse muchas más series, y cuando todo el mundo comenzó a ver muchas más series, aún se seguía hablando de la «pequeña pantalla» con cierta condescendencia. Otros, claro, hablaban de ella con falsa superioridad: «el talento del cine se ha ido a la televisión», decían. Que las series iban a matar al cine, que las series no podían ser tan importantes como las películas, y unas cuantas ideas contradictorias más. Pero las series no son ni más ni menos que otra forma narrativa audiovisual, que en el peor de los casos repite fórmulas caducas hace décadas y que no hace sino convertir historias interesantes en meros productos de consumo de masas, pero que en sus mejores exponentes alcanza una estilización y una ambición formal que, como en las películas más superlativas, proponen al espectador una experiencia exigente de gran vuelo intelectual y emocional. Porque si en literatura existen las novelas, los relatos, la poesía o el teatro, en cine existen las largometrajes, los cortometrajes, las series, los documentales, la animación, los videoclips… Todo depende de soportes y formatos.

Y quizá la que ha llevado más lejos este soporte particular haya sido el canal estadounidense HBO, fundado hace más de medio siglo y dedicado no solamente a las series, sino a las retransmisiones deportivas, a la producción de filmes y telefilmes, de noticias, de animación. De hecho, su «especialización» en las series al nivel en el que se encuentra actualmente, no tuvo lugar hasta finales del siglo XX, con el advenimiento de la estupenda Oz (Tom Fontana, 1997). Quizá para entonces sus directivos ya se habían percatado del potencial aún no verdaderamente descubierto del formato series, solamente roturado hasta entonces por genios como David Lynch en títulos tan míticos como Twin Peaks (David Lynch, Mark Frost, 1990). Desde entonces hasta ahora, más de cuarto de siglo de ficciones seriadas, que se cuentan por decenas y decenas, muchas de las cuales deben situarse, por méritos propios, entre lo más grande jamás creado en series, y por tanto entre lo más grande jamás creado en cine. Nos proponemos aquí hacer un listado pormenorizado de sus ficciones más formidables, sabiendo que es imposible ponderarlo todo como se debiera, y que es posible dejarnos algunas maravillas fuera… pero también creemos que nombrar quince títulos está bastante bien, ¿no? Vamos, pues, a ello:

Los Soprano (The Sopranos, David Chase, 1999)

País: Estados Unidos | Año: 1999-2007 | Guion: David Chase, Terence Winter, Mitchell Burgess, Robin Green, Matthew Weiner, Frank Renzulli, Michael Imperioli, Todd A. Kessler, Diane Frolov, Andrew Schneider | Creación: David Chase | Título original: The Sopranos | Género: Thriller. Drama. Comedia | Productora: HBO, Brillstein Entertainment Partners | Fotografía: Phil Abraham, Alik Sakharov, William Coleman | Edición: Sidney Wolinsky, William B. Stich, Conrad M. Gonzalez, Lynne M. Whitlock, Michael Ruscio, Tammis Chandler, Joanna Cappuccilli Lovetti | Música: Will Edwards | Reparto: James Gandolfini, Edie Falco, Lorraine Bracco, Michael Imperioli, Jamie-Lynn Sigler

Si Twin Peaks fue la primera serie estadounidense que podía estar a la altura de maravillas europeas como Secretos de un matrimonio (Scener ur ett äktenskap, 1974), de Bergman, o El decálogo (Dekalog, 1989), de Kieślowski, y había sido además el primer impacto social a nivel global, Los Soprano fue la primera obra maestra absoluta del medio. Se estrenó a comienzos de 1999 y desde entonces se convirtió en algo mucho más grande que una mera serie de televisión: un fenómeno cultural que trascendió fronteras y formatos, mitos y formas previas de mostrar a la mafia en una pantalla. La historia de ese poderoso capo sumido en una profunda depresión, con constantes ataques de pánico, que acudía contra su voluntad a ver a una psiquiatra, a la que semana tras semana ponía en serios aprietos contándole su vida personal, se nutría de El padrino (The Godfather, Francis Ford Coppola, 1972) y sobre todo de Uno de los nuestros (Goodfellas, Martin Scorsese, 1990), de Coppola en lo evocador y de Scorsese en lo formal, pero conseguía trascender a su precursor más inmediato y erigirse en una nueva forma, y quizá definitiva, de contar la vida de los mafiosos en Nueva Jersey y, por extensión, en todo Estados Unidos, hasta el punto de que forma, con las creaciones de Coppola y Scorsese, un triunvirato difícil de igualar o de acercarse por ningún otro.

Porque Tony Soprano, además de un personaje para la historia, es un estado de ánimo. El trágico, a veces cómico (a su pesar), amargado, estresado, insatisfecho, nihilista jefe de la familia Soprano cogía el testigo de una época de cambio, de transición, hacia territorios inexplorados de la civilización occidental. Con él, David Chase y su magnífico equipo de guionistas, ejecutaban una radiografía exacta, despiadada, de un país, Estados Unidos, de sus clases dirigentes, de sus fuerzas del orden… pero sobre todo del ciudadano medio de ese país, ensoberbecido en su burbuja imposible, pero también aturdido por una realidad que le supera, que le anula y le aniquila mental y emocionalmente. Tony es amoral, violento, machista, mujeriego, mentiroso, manipulador, astuto, artero, ambicioso, voraz, feroz… pero también frágil, capaz de amar, preocupado por los suyos, autocrítico, consciente de su mortalidad, de la hipocresía que le rodea, de la fugacidad de su existencia. Chase y su equipo narran su peripecia con una perfección formal que deja sin respiración, con planos y cortes como navajazos, sin entregarse nunca a clichés o lugares predeterminados, siendo capaces de elevar la historia de este padre de familia al altar de las ficciones de este siglo XXI.

A dos metros bajo tierra (Six Feet Under, Alan Ball, 2001)

País: Estados Unidos | Año: 2001-2005 | Guion: Alan Ball, Nancy Oliver, Rick Cleveland, Kate Robin, Bruce Eric Kaplan, Scott Buck, Joey Soloway, Craig Wright, Laurence Andries, Christian Taylor, Christian Williams | Creación: Alan Ball | Título original: Six Feet Under | Género: Drama | Productora: HBO, The Greenblatt Janollari Studio, Actual Size Films, Actual Size Productions | Fotografía: Alan Caso, Lowell Peterson, Jim Denault, Rob Sweeney, Frederick Iannone, Bruce Douglas Johnson | Edición: Michael Ruscio, Tanya M. Swerling, Ron Rosen, Christopher Nelson, Sue Blainey | Música: Richard Marvin | Reparto: Peter Krause, Michael C. Hall, Rachel Griffiths, Frances Conroy, Lauren Ambrose, Freddy Rodriguez, Mathew St. Patrick, Jeremy Sisto, Justina Machado, James Cromwell, Lili Taylor, Ben Foster, Richard Jenkins, Joanna Cassidy, Rainn Wilson

La muerte es algo más que el fin de la vida: es la reflexión sobre la vida misma, su acicate, su espejo y su confirmación. Todo a la vez. Eso parece (entre otras muchas cosas) decir la mítica creación de Alan Ball, con la que consiguió un estatus de creador que no había obtenido con su guion (y su Óscar por él) de American Beauty (Sam Mendes, 1999). Cuenta la leyenda que cuando entregó el proyecto a HBO no era lo suficientemente audaz, lo bastante salvaje. HBO le pidió que se arriesgara más, que escribiese algo mucho más original, extravagante y fuera de norma. Ball aceptó el reto y lo entregó. El resto es historia. Quizá no la ficción larga (no miniserie) más perfecta de la cadena, pero sí una de las más originales, una historia única, centrada en una familia de funerarios que, día tras día, han de organizar el funeral de uno o varios muertos, y que al mismo tiempo viven sus a veces penosas, a veces bufonescas, a veces tragicómicas existencias en un Los Ángeles entre grotesco, apocalíptico y sórdido. La familia Fisher es como la familia Soprano, pero en lugar de negocios ilegales tienen negocios con el otro lado…

Imposible sustraerse a su extraordinaria galería de caracteres, más allá de la fabulosa familia Fisher, y a la desbordante, desprejuiciada imaginación de Ball y su equipo de guionistas, que no tienen el menor problema en bordear a veces el surrealismo visual más barroco e ingenioso, en un viaje en ocasiones psicodélico y malsano, asfixiante, pero también a ratos luminoso y liberador, extático y curativo. La historia de los hermanos Fisher, que no pueden ser más distintos, tras la muerte del padre fundador de la funeraria, es la de cualquier empresario de Estados Unidos que trate de sobrevivir en un sistema capitalista feroz y de libre mercado. Pero la lógica del negocio se acaba imponiendo: velar y acompañar a familias que han perdido a un ser querido, a veces en circunstancias horribles. Es una serie sobre el dolor de la pérdida, claro que sí, pero también sobre la necesidad de vivir la vida al máximo, antes de que la parca nos envíe a un lugar oscuro y secreto del que todavía nadie ha vuelto.

Hermanos de sangre (Band of Brothers, Stephen Ambrose, 2001)

País: Estados Unidos | Año: 2001 | Guion: Erik Jendresen, Tom Hanks, John Orloff, E. Max Frye, Graham Yost, Bruce C. McKenna, Erik Bork | Creación: Stephen Ambrose | Título original: Band of Brothers | Género: Bélico. Drama | Productora: HBO, DreamWorks SKG, DreamWorks Television, Playtone | Fotografía: Remi Adefarasin, Joel Ransom | Edición: Oral Norrie Ottey, Frances Parker, Billy Fox, John Richards | Música: Michael Kamen | Reparto: Damian Lewis, Ron Livingston, Scott Grimes, Donnie Wahlberg, Neal McDonough

Pareciera que una de las intenciones principales de la HBO, en solitario o con empresas asociadas (esta vez con DreamWorks Televisión y British Broadcasting Company) es demostrar que se puede mirar de tú a tú al cine, incluso en sus manifestaciones más grandiosas y de producción más ambiciosa. Ese es el caso de esta fabulosa miniserie, que nació al albur de la ínclita Salvar al soldado Ryan (Saving Private Ryan, 1998), y propiciada precisamente por Tom Hanks y Steven Spielberg, aliados con Tony To, Gary Goetzman y el propio Stephen Ambrose, cuyo libro homónimo es el adaptado aquí. Pocos géneros tan complejos como el bélico, y pocos también más caros y moralmente resbaladizos. Fue la producción televisiva más cara de su época y se cuidó hasta el más mínimo detalle para convertirla en el relato más fiel a los hechos que cupiera imaginar, siempre siguiendo las desventuras de la dura y trágica compañía Easy de paracaidistas, que se lanzó sobre Francia la noche anterior al Desembarco de Normandía. La serie sigue la historia de más de una decena de soldados protagonistas y otra veintena de secundarios, a través de duros combates y de acontecimientos históricos, y lo hace sin falsos heroísmos, reduciendo el patrioterismo y la sensiblería al mínimo (aunque algo, lógicamente, hay), y erigiéndose en una experiencia bélica cruda y honesta.

Dicen que la inspiración fundamental fue, precisamente, Salvar al soldado Ryan, pero lo cierto es que Hermanos de sangre llega bastante más lejos. No en la duración, obviamente, sino en la creación de personajes, en la formalización de una aventura al límite, en los numerosos combates que tienen lugar y en la mirada hacia una Europa devastada que, a fin de cuentas, es la Europa que tenemos ahora mismo. Existe en esta gran serie una mirada melancólica hacia un mundo que pudo ser y no fue: el de una posguerra que nos fue robada por intereses mercantiles y belicistas. Y también el retrato de un mundo que existió y se fue para siempre: el de unos Estados Unidos más honestos, libres y luminosos que los de ahora.

Roma (Rome, John Milius, William J. MacDonald, Bruno Heller, 2005)

País: Estados Unidos | Año: 2005-2007 | Guion: Bruno Heller, William J. MacDonald, John Milius, Scott Buck, Todd Ellis Kessler, Mere Smith, Alexandra Cunningham, David Frankel, Adrian Hodges, Eoghan Mahony | Creación: John Milius, William J. MacDonald, Bruno Heller | Título original: Rome | Género: Drama | Productora: BBC, HBO, HD Vision Studios | Fotografía: Marco Pontecorvo, Alik Sakharov, Martin Kenzie, Jonathan Freeman | Edición: Sidney Wolinsky, Glenn Farr, David Siegel, Frances Parker, Rick Shaine, Yan Miles, Oral Norrie Ottey | Música: Jeff Beal | Reparto: Kevin McKidd, Ray Stevenson, Polly Walker, James Purefoy, Kerry Condon

Y si en la anterior el tema era el bélico y la II Guerra Mundial, en esta es el histórico y la transformación de la República romana en un imperio, esta vez con la colaboración de BBC Two y de Rai 2, para otra gran producción que, tras el éxito de la mediocre Gladiator (Ridley Scott, 2000) pocos años antes, se ponía como objetivo convertirse en el relato más fiel posible a un mundo y a unos hechos muchas veces descritos en largometrajes, pero quizá nunca con el detallismo y la honestidad de aquí. La historia sigue a un grupo de políticos y militares en su ambición por hacerse con el poder, pero en paralelo presta todavía más atención a dos antiguos legionarios romanos, Pullo y Voreno, cuya complicada amistad se desarrolla a lo largo de varios años, con sus idas y venidas, en un contexto histórico tan complejo como ese, siempre rozando las más altas esferas de poder pero también los barrios más pobres y violentos de la ciudad.

John Milius, Bruno Heller y William J. MacDonald consiguieron que en sus veintidós episodios, que desde luego saben a poco y dejan con ganas de haber visto muchos más, sintamos las calles, los olores, los sabores del gran mito urbano de la antigüedad como nunca lo habíamos hecho en las películas. Su mirada se fija en lo más grandioso y épico, pero también en las miserias del día a día. Representando la violencia y el sexo como nunca antes se habían visto en televisión, Roma es un antecedente directo de las extraordinarias Vikingos (Vikings, Michael Hirst, 2013) y sobre todo Juego de Tronos (Game of Thrones, David Benioff, D.B. Weiss, 2011). La dureza de sus imágenes, en fin, contrasta con la belleza de algunos momentos sublimes. Pero sobre todo nos quedamos con una radiografía del pasado que es, a todos los efectos, el presente de la humanidad.

The Wire (Bajo escucha) (The Wire, David Simon, 2002)

País: Estados Unidos | Año: 2002-2008 | Guion: David Simon, Ed Burns, Joy Kecken, Rafael Álvarez, Chris Collins, George Pelecanos, Richard Price, Dennis Lehane, David Mills, William F. Zorzi, Eric Overmyer | Creación: David Simon | Título original: The Wire | Género: Thriller. Drama | Productora: HBO | Fotografía: Uta Briesewitz | Edición: Kate Sanford, Thom Zimny, Geraldine Peroni, Alex Hall, John Chimples, Michael Berenbaum, Meg Reticker, Allyson C. Johnson, Deborah Moran | Reparto: Dominic West, Lance Reddick, Sonja Sohn, Clarke Peters, Aidan Gillen

No podía faltar en esta lista apabullante el policíaco por excelencia de la cadena y, por extensión, de la televisión de todos los tiempos. Porque series de policías y ladrones, de delincuentes y detectives, han existido cientos, pero ninguna como The Wire (Bajo escucha). David Simon, antiguo periodista del The Baltimore Sun, conocía la ciudad a la perfección y creó un drama que iba a convertirse en reflejo perfecto de la corrupción y la vida estadounidense a principios de siglo. Porque realmente decir que esto es un policíaco es hacerle un muy flaco favor. Es una gran novela social, en la que tienen cabida todos los estamentos sociales y en la que se despliegan más de cien rostros principales, un collage de actores perfecto con el que hablar de desigualdades sociales pero también de la lucha de unos pocos por hacer de Estados Unidos un lugar más decente. Baltimore, el agujero negro del trío formado por New York y Washington, es un foco de violencia, pobreza y corrupción, el escenario perfecto para una tragedia global.

La primera temporada se centra en los suburbios. La segunda en los puertos de la ciudad, sin perder de vista los suburbios. La tercera en la política, sin perder de vista los puertos y los suburbios… La serie se va agrandando más y más hasta la quinta temporada, ya centrada en los medios de comunicación. Y como en el resto de títulos de este lote genial de series, los actores están increíbles. Como si no interpretaran, como si hubieran nacido para hacer sus papeles. Y se organizarán, más que por jerarquías, por estamentos sociales: los detectives, los camellos, los capos, los políticos, los del puerto, los estudiantes, los periodistas… Todo funciona a la perfección en una serie que estuvo a punto de ser cancelada en varias ocasiones, pero que ante el aluvión de cartas HBO mantuvo en el aire contra todo pronóstico, con unos datos de audiencia ínfimos. Hoy es una de sus grandes joyas.

Deadwood (David Milch, 2004)

País: Estados Unidos | Año: 2004-2006 | Guion: David Milch, Regina Corrado, Ted Mann, Elizabeth Sarnoff, Jody Worth, Bryan McDonald, Malcolm MacRury, John Belluso, Ricky Jay, George Putnam, Sara Hess, Victoria Morrow, Steve Shill, W. Earl Brown, Alix Lambert, Bernadette McNamara, Kem Nunn, Nick Towne, Zack Whedon | Creación: David Milch | Título original: Deadwood | Género: Wéstern. Drama | Productora: Paramount Television, CBS Paramount Network Television, Red Board Productions | Fotografía: James Glennon, Joseph Gallagher, Xavier Pérez Grobet, David Boyd | Edición: Elizabeth Kling, Stephen Mark, Lauren A. Schaffer, Martin Nicholson, Freeman A. Davies | Música: Reinhold Heil, Johnny Klimek, Michael Brook, David Schwartz | Reparto: Timothy Olyphant, Ian McShane, Molly Parker, John Hawkes, Keith Carradine

Y si The Wire (Bajo escucha) es una de sus joyas, Deadwood es su obra de arte. David Milch quería hacer una serie de romanos, pero ya estaba Roma. En lugar de eso, tuvo que contentarse con hacer una serie sobre los orígenes de EE. UU., lo que erróneamente se ha llamado wéstern demasiadas veces. Aunque tiene mucho de wéstern, desde luego. Deadwood fue un campamento minero situado en las Black Hills, montañas sagradas de los nativos americanos, pero plagadas de vetas de oro. Allí llegaron miles de desesperados buscando fortuna. Hoy aún existe, convertida en una pequeña ciudad. Por aquel entonces era un pozo infernal, en el que Milch y su increíble equipo cuentan una historia de libertad entendida hasta sus últimas consecuencias. El poblado se convertirá en un enorme tablero de ajedrez en el que las distintas facciones juegan su partida para conseguir el poder, entre ellos personajes históricos que allí vivieron y murieron como Wild Bill Hickok o Calamity Jane. Aventureros, estafadores y fulleros. Asesinos, prostitutas y padres de familia, que tratan de salir adelante en un pozo infecto como ese.

Entre las glorias de la serie hay que citar dos obligatorias: la densidad de sus diálogos, una obra de arte en sí mismos, y la presencia de ese personaje formidable, uno de los más memorables de la historia, llamado Al Swearengen, interpretado por esa fuerza de la naturaleza llamado Ian McShane. Pero hay más: un relato contado a navajazos, con una violencia atroz pero también con momentos de un lirismo sobrecogedor. La serie fue cancelada en su tercera temporada cuando estaban previstas por lo menos cuatro y quizá hasta cinco. Los bajísimos datos de audiencia no daban para mantener una producción tan cara y tan atroz. No es muy comercial apartar la vista cada cinco minutos porque lo que te están contando sea tan crudo, pero sí es de una valentía formal y temática inmensa. Sus treinta y seis episodios, aunque truncados, son ya míticos. Una experiencia aterradora, catártica y liberadora al mismo tiempo.

True Blood (Sangre Fresca) (True Blood, Alan Ball, 2008)

País: Estados Unidos | Año: 2008-2014 | Guion: Alan Ball, Charlaine Harris, Brian Buckner, Raelle Tucker, Alexander Woo, Nancy Oliver, Chris Offutt (Novela: Charlaine Harris) | Creación: Alan Ball | Título original: True Blood | Género: Fantástico. Drama. Intriga | Productora: HBO | Fotografía: Matthew Jensen, John B. Aronson, Checco Varese | Edición: Michael Ruscio, Louise Innes, Lynne Willingham, Mark Hartzell, Andy Keir, Carol Stutz, Peter B. Ellis, Debra Shibuyama Simone | Música: Nathan Barr | Reparto: Anna Paquin, Stephen Moyer, Sam Trammell, Ryan Kwanten, Rutina Wesley

Se puede tener la percepción, y no sería una percepción en absoluto exagerada, de que HBO trata de dejar huella en todos los géneros y en todas las temáticas. Ya hemos nombrado aquí titulos sobra la mafia, policíacos, wésterns, bélicos, históricos… no podía faltar una gran serie sobre vampiros. Y, de nuevo, es obligatorio decir que series sobre vampiros han existido muchas y seguirán apareciendo muchas más. Eso sí, ninguna como True Blood (Sangre Fresca). Basada en la serie de novelas de Charlaine Harris, Alan Ball cambia totalmente de tercio tras su mítica serie sobre enterradores, y ahora en lugar de hablar de la muerte habla sobre la inmortalidad, y convierte la pésima literatura de Harris en televisión de una inteligencia, una perfección técnica y una riqueza estilística y narrativa que quita la respiración. Porque True Blood (Sangre Fresca) es una de esas obras maestras que solamente ganan con el tiempo y que volviéndolas a ver te das cuenta del altísimo nivel del que gozó en todos y cada uno de sus departamentos.

Ninguna serie te ha mostrado un universo vampírico tan rico y fascinante como el de esta, pero sobre todo ninguna ha funcionado a tantos niveles subtextuales. Al final, y aunque sus responsables lo negaran e incluso se dijeran ofendidos, de lo que se está hablando es de colectivos marginados y oprimidos, muy especialmente los homosexuales. Se trata de una feroz crítica contra la intolerancia, todo tipo de intolerancia y todo tipo de fascismo. Y se hace con el estilo HBO, es decir, siendo lo más crudos posible en la representación de la sangre y el sexo. Ver a un rey vampiro abrazando las tripas de su amante muerto es algo impresionante. Pero es que no hay ni un solo episodio que no tenga algo impresionante, un momento terrible, una lluvia de horror y de sangre, y todo ello lleno de perspicacia, elegancia e inteligencia. Y al final la sospecha de que a muchos no les convenciera esta serie es que seguramente hablaba de ellos, pues reparte estopa a diestra y siniestra y no deja títere con cabeza.

Juego de Tronos (Game of Thrones, David Benioff, D.B. Weiss, 2011)

País: Estados Unidos | Año: 2011-2019 | Guion: David Benioff, D.B. Weiss, Bryan Cogman, Jane Espenson, George R.R. Martin, Gursimran Sandhu, Dave Hill, Vanessa Taylor, Ethan J. Antonucci | Creación: David Benioff, D.B. Weiss | Título original: Game of Thrones | Género: Aventuras. Drama. Fantástico. Acción. Intriga | Productora: HBO | Fotografía: Matthew Jensen, Marco Pontecorvo, Alik Sakharov, Fabian Wagner, Anette Haellmigk, Jonathan Freeman, Robert McLachlan, P.J. Dillon, Gregory Middleton, David Franco, Martin Kenzie, Chris Seager, Kramer Morgenthau, David Katznelson, Sam McCurdy | Edición: Katie Weiland, Frances Parker, Crispin Green, Tim Porter, Oral Norrie Ottey, Martin Nicholson, Jesse Parker, Yan Miles | Música: Ramin Djawadi | Reparto: Emilia Clarke, Kit Harington, Lena Headey, Peter Dinklage, Maisie Williams

Una de las series más famosas de todos los tiempos, y de las que más éxito ha tenido nunca, es también cómo no una de las más incomprendidas. Muchos no quieren ni acercarse a ella, y para otros fue incluso la prueba de que HBO por fin se vendía al capital y llevaba a cabo una producción destinada al público masivo. Pero grandes obras de arte se han destinado para el público masivo sin perder ni un ápice de su honestidad y su crudeza. Entre ellas, la propia Juego de Tronos, que es en sí misma, y por encima de cualquier otra consideración, una obra de arte del cine de aventuras y del cine de espada y brujería, muy por encima de casi cualquier otra de su género o estilo, y cuya mera existencia pone en entredicho la grandeza de filmes como la trilogía de El señor de los anillos (Peter Jackson, 2001-2003). Porque para empezar Juego de Tronos no es solamente una serie, sino varias series en una, varias historias principales que convergen en la gran creación que es la serie global.

Esta monumental creación, que abunda en la crudelísima representación de la violencia y el sexo tan propias de la casa, es como un cruce inopinado y bestial entre una historia survival, una historia de intrigas cortesanas, y una historia de corte fantástico en la que casi todo es posible. Y convergen por lo menos tres historias: la del norte, la del sur y la del otro lado del mar. Es decir, la de Snow, la de los Lannister y la de Daenerys. Y la gran victoria formal de la serie es ser capaz de aunar, como si fuera fácil, los estilos y los tonos narrativos de cada una de esas series convergentes, para hacer un todo lo bastante sólido y convincente en el que nada chirríe y en el que nada falte o sobre. Incluso su muy vilipendiada última temporada es un portento en la mezcla de tonos y de miradas narrativas que acaban finalizando en una: la del dragón echando fuego sobre el dichoso trono de hierro. Entretanto, cientos de actores, secuencias de batallas épicas, momentos de frenesí y de locura, sordidez casi insoportable de ver. HBO consigue el mismo milagro una y otra vez: que un espectáculo dantesco, de una dureza muy difícil de soportar, sea visionado por cientos de millones de personas en todo el mundo.

True Detective (Nic Pizzolatto, 2014)

País: Estados Unidos | Año: 2014 | Guion: Nic Pizzolatto | Creación: Nic Pizzolatto | Título original: True Detective | Género: Intriga. Thriller. Drama | Productora: HBO, Anonymous Content | Fotografía: Adam Arkapaw | Música: T-Bone Burnett | Reparto: Matthew McConaughey, Woody Harrelson, Michelle Monaghan, Michael Potts

Ver True Detective, la primera temporada, por primera o enésima vez, es asistir a dos clases magistrales: de cine y de filosofía. Puede emplearse esta serie irrepetible como ejemplo de choque contra todos aquellos que postulan que las series jamás pueden compararse formalmente con las películas, y pueden escucharse las líneas de Rust Cohle como una hipnótica iniciación a multitud de ideas filosóficas que pueden llevarnos desde el nihilismo más salvaje al panteísmo más desaforado. Es por tanto un doble triunfo: el de la narrativa pura y el de la narrativa como vehículo de conocimiento. Y todo eso sin dejar de ser una serie sobre una investigación de asesinato. Pero, claro, no hay ninguna serie como True Detective. En ella, obtenemos una fascinante historia de investigación criminal sin olvidarnos del enorme trasfondo de los personajes. Y ese equilibrio es algo que nadie ha conseguido nunca.

Las glorias de esta serie son tres: el estilo visual y sonoro de un Cary Joji Fukunaga en estado de gracia y capaz de emplear todo el potencial técnico de HBO para crear una experiencia sensorial, el guion de Nic Pizzolatto que es como una novela sureña mezclada con una novela experimental criminal, y la interpretación sublime de Matthew McConaughey, capaz incluso de situarse al lado de un Tony Soprano, un Al Swearengen o cualquier otro. Estas tres glorias impulsan una historia trepidante por momentos e inmensamente abstracta por otros, con un plano secuencia para la historia del cine y una estructura narrativa de gran complejidad y ambición formal. Fukunaga y Pizzolatto, como si tal cosa, se citan con los grandes directores y guionistas de la historia del cine negro y de la historia del cine de autor. Sin precursores ni influencias claras, o por lo menos nítidas, crean un tótem del género y abundantes imágenes para el recuerdo: Carcossa, los interrogatorios, el vórtice, los planos generales del coche… Cierto que algo de David Lynch planea aquí, algo de los thrillers de los años noventa, y algo de literatura, pero la personalidad de la serie es tal que se cierra sobre sí misma con la solidez de una piedra.

Heridas abiertas (Sharp Objects) (Sharp Objects, Marti Noxon, 2018)

País: Estados Unidos | Año: 2018 | Guion: Marti Noxon, Scott Brown, Ariella Blejer, Dawn Kamoche, Vince Calandra, Alex Metcalf (Novela: Gillian Flynn) | Creación: Marti Noxon | Título original: Sharp Objects | Género: Thriller. Drama | Productora: Blumhouse Productions, Entertainment One, HBO | Fotografía: Yves Bélanger, Ronald Plante | Reparto: Amy Adams, Patricia Clarkson, Chris Messina, Eliza Scanlen, Taylor John Smith

Algunas miniseries cuentan con varios directores, aunque tengan cuatro o cinco capítulos. Otras entendieron la necesidad de contar con un único director que diera unidad formal a todo el conjunto. Esta adaptación de la novela de Gillian Flynn tuvo como realizador al fallecido Jean-Marc Vallée, quien al igual que Fukunaga supo darle a la serie un aspecto único y una mirada de autor. La historia de esta periodista en fuga, incapaz de llevar una vida normal ni de aceptar su pasado, es algo más que una investigación criminal: es un descenso a los infiernos de la autodestrucción como no se ha visto jamás en ningún filme de cine negro. Con la lógica excusa de otra investigación criminal, asistiremos a un espectáculo morboso con una Amy Adams absolutamente increíble como eje emocional y psicológico de un relato atroz.

Se convierte, por tanto, en otra joya imprescindible de la HBO, otra de esas que emplear para los que no creen que las series sean cine, y para los que sigan insistiendo en que no pueden llegar tan lejos como las mejores películas. La experiencia ver esta serie se encuentra entre lo más hipnótico y sórdido a lo que puede enfrentarse un espectador del siglo XXI. Con un montaje increíble, Vallée consigue introducirse en la mente de su atribulada protagonista y golpear duro a todo aquel que tenga fantasmas en su pasado, es decir a todo el que la vea. El tiempo se resquebraja y las sensaciones se entremezclan en un collage de imágenes que golpea con una fuerza diabólica y que nos dan una idea de hasta dónde se puede llegar con una serie de televisión.

Euphoria (Sam Levinson, 2019)

País: Estados Unidos | Año: 2019 | Guion: Sam Levinson, Ron Leshem, Daphna Levin, Tmira Yardeni | Creación: Sam Levinson | Título original: Euphoria | Género: Drama | Productora: HBO, A24 | Fotografía: Marcell Rév, Drew Daniels, Adam Newport-Berra, Rina Yang, Andre Chemetoff | Edición: Julio C. Perez IV, Laura Zempel, Nikola Boyanov, Aaron I. Butler, Harry Yoon, Darrin Navarro | Música: Labrinth, Gustave Rudman | Reparto: Zendaya, Hunter Schafer, Sydney Sweeney, Maude Apatow, Barbie Ferreira, Jacob Elordi, Eric Dane, Alexa Demie, Angus Cloud, Storm Reid

Existen por ahí creaciones audiovisuales que desafían no solamente al espectador sino también y sobre todo a la crítica. De esta dijeron que se trata de un drama queer, cuando no  por supuesto de un drama adolescente, signifique eso lo que signifique. Pero decir eso de esta obra de arte es lo mismo que decir que Deadwood es un wéstern y que True Detective es un policíaco. En otras palabras: es reducirlo y ningunearlo. Euphoria es, simple y llanamente, el mayor chute de verdad y belleza que ha dado la televisión en mucho tiempo. Verdad porque nada en ella, pese a lo extremo de algunas situaciones y caracteres, suena a falso o forzado, sino que todo es auténtico y negrísimo como un pedazo de vida. Belleza porque a pesar de la enorme crudeza de sus imágenes percibimos en ellas no ya una esperanza o un éxtasis superficial, sino la libertad visual y sonora en estado de exaltación absoluta. La belleza de la búsqueda de la dignidad humana.

Eso, y no otra cosa, es este drama con tintes apocalípticos, en los que un barrio de una ciudad que nunca nombran pero que ha de ser un Los Ángeles casi infernal, en el que ni siquiera los más jóvenes están a salvo de la realidad de un país enfermizo, violento y feroz como lo es Estados Unidos. Las drogas, las armas, el sexo salvaje, las redes sociales, el desamparo social, la rivalidad, la libre competencia, como armas de destrucción masiva de generaciones enteras, destinadas sin remisión a la adicción en cualquiera de sus formas. El creador Sam Levinson, al que muchos han acusado de cínico y de pérfido, nos lleva de la mano a conocer a sus trágicas criaturas, con las que en seguida nos sentiremos compañeros, con las que nos identificaremos hasta compartir todas y cada de sus terribles decisiones.

Pero al final se trata de un musical. Está filmada como una danza, una comedia salvaje con la que celebrar el fin del mundo. Así acaban ambas temporadas: con un baile, una canción, cantadas y bailadas en el abismo de una juventud perdida para siempre.

Watchmen (Damon Lindelof, 2019)

País: Estados Unidos | Año: 2019 | Guion: Damon Lindelof, Nick Cuse, Lila Byock, Christal Henry, Cord Jefferson, Carly Wray (Novela gráfica: Alan Moore, Dave Gibbons) | Creación: Damon Lindelof | Título original: Watchmen | Género: Thriller. Fantástico. Ciencia ficción. Intriga | Productora: HBO, DC Comics | Fotografía: Chris Seager, Xavier Pérez Grobet, Gregory Middleton, Andrij Parekh | Edición: David Eisenberg, Henk Van Eeghen, Anna Hauger | Música: Trent Reznor, Atticus Ross | Reparto: Regina King, Jeremy Irons, Yahya Abdul-Mateen II, Don Johnson, Tim Blake Nelson

A menudo HBO se mete en algún tinglado que muchos, a priori, consideran totalmente innecesario y gratuito. ¿Una serie sobre Watchmen? ¿Después de la exitosa película? ¿A santo de qué y para qué? Como resultado: mucha gente no la ve o la ve con muchos prejuicios. Pero por muchos prejuicios que se tengan, al final, a menudo, la realidad se impone. Cuando la narración a la que estás asistiendo está presidida por una inteligencia superlativa y cuando se trasciende de manera aplastante el material de partida para conseguir algo inesperado que, sin embargo, funciona todavía mejor. Porque la serie Watchmen no es una adaptación del famoso cómic, y tampoco continúa la estela de la película, sino que propone una historia posterior que, como tantas otras producciones de HBO, se mete en verdaderos jardines como el racismo endémico de Estados Unidos y como la enorme mentira que las élites intentan imponer al pueblo común. Nada más y nada menos que eso, y algunas cosas más, son el corazón de esta miniserie imprescindible.

Y es que pareciera que el gran tema de fondo de casi todas las grandes producciones de HBO —algo que por cierto nadie o casi nadie ha señalado— sea el sufrimiento de colectivos oprimidos, muy especialmente los negros o los de sexualidad diferente a la heterosexual. En particular, Watchmen es una muy afortunada exploración de los males endémicos que asolan EE. UU. y la convierten en algo muy parecido a una dictadura encubierta. Pero también es el triunfo de la creación de personajes, muy especialmente ese Ozymandias interpretado por un Jeremy Irons en el que quizá sea el papel de su vida. Todo es funesto en esta ficción en la que al menos la gran venganza de los negros contra los racistas es una victoria, pero en la que queda claro que no existe triunfo sin un enorme sacrificio por parte de los únicos que son honestos y valientes. Y, por si todo esto fuera poco, se trata de una serie filmada con una perfección técnica pasmosa.

Perry Mason (Ron Fitzgerald, Rolin Jones, 2020)

País: Estados Unidos | Año: 2020-2023 | Guion: Ron Fitzgerald, Rolin Jones | Creación: Ron Fitzgerald, Rolin Jones | Título original: Perry Mason | Género: Drama | Productora: HBO, Team Downey | Fotografía: Darran Tiernan | Edición: Meg Reticker, Mako Kamitsuna, Ron Rosen, Lisa Bromwell, Blake Maniquis, Martin Zaharinov, John Caldwell, Howard Leder | Música: Terence Blanchard | Reparto: Matthew Rhys, John Lithgow, Tatiana Maslany, Jeanne Carr, Amanda J. Dobos

Tuvimos la gran suerte de que no fuera Robert Downey Jr. sino finalmente Matthew Rhys (Downey Jr. se quedó en labores de producción ejecutiva) el que protagonizara este remake de la serie original de los años cincuenta, convenientemente remozada y actualizada para convertirse en una serie de época con la que contar el ascenso de Mason desde los tejemanejes de la marginalidad hasta los de un juzgado en calidad de abogado defensor. Como sucedió con otras, nadie creyó en este proyecto de HBO hasta que pudimos ver sus dos temporadas y todas las bocas se cerraron, porque se trata de un título no solamente magistral sino absolutamente hipnótico.

Dos temporadas (podrían haber sido más, pero ante la baja audiencia la cadena no ha tenido más remedio que cancelarla) en las que asistiremos a sendos casos, a cual más enrevesado, complejo y terrible que el anterior, en los que el bueno de Mason, que dista mucho de ser un héroe de nobleza inquebrantable, tendrá que usar todas sus armas legales, y sobre todo las que distan mucho de ser legales, para tener alguna oportunidad de victoria. Pero sobre todo son casos en los que, una vez más con HBO, se habla del racismo endémico de Estados Unidos, de su fanatismo y su puritanismo exacerbados, de un mundo terrible en el que apenas hay espacios de libertad y en el que hay que morder antes de ser mordido.

Con una recreación de época absolutamente espectacular, se trata de una serie que dentro de diez años nos preguntaremos si todavía alguien la ha superado, tanto en sus aspectos técnicos como narrativos, pues a la perfección de su guion se une una incisiva mirada hacia unas criaturas que son, como en tantas otras series de la casa, un espejo del mundo de ahora mismo.

Chernobyl (Craig Mazin, 2019)

País: Estados Unidos | Año: 2019 | Guion: Craig Mazin | Creación: Craig Mazin | Título original: Chernobyl | Género: Drama | Productora: HBO, Sky Television, Sister Pictures, The Mighty Mint, Word Games | Fotografía: Jakob Ihre | Edición: Jinx Godfrey, Simon Smith | Música: Hildur Guðnadóttir | Reparto: Jared Harris, Stellan Skarsgård, Emily Watson, Paul Ritter, Jessie Buckley

Tenía que pasar, y lo bueno es que pasara bajo el paraguas de HBO. En 1986 el mundo se enfrentó a algo que no había pasado jamás en el planeta Tierra: la explosión de una planta nuclear. Los efectos podrían haber sido catastróficos para Europa entera, pero llevando a cabo una hazaña sin precedentes, la URSS contuvo el incendio y la contaminación, aunque no sin enormes costes personales. Y la serie es otra hazaña: contar lo que pasó allí sin ningún tipo de paños calientes ni heroísmos de ninguna clase, retratando al país soviético con dureza pero también con compasión y dignidad. Los cinco episodios de esta miniserie no se hacen cortos, ni dejan sabor a poca cosa, sino a obra mayor: la de una de las historias más importantes del siglo XX, narrada con precisión entomológica.

Esto va del respeto a la vida, a toda vida, y de contar la verdad. El sacrificio es del final: el de afrontar la verdad. En comparación, el resto de sacrificios, aunque ingentes, quedan en nada. Solo contando la verdad seremos libres, aunque el estado nos aplaste. Otra recreación de época absolutamente pasmosa, otro grupo de actores en estado de gracia, y otra dirección capaz de introducir la cámara en espacios nunca antes vistos en cine. El visionado de esta serie irrepetible nos deja claro hasta qué punto la vida moderna pende de un hilo, y que cualquier catástrofe puede llevarnos por delante provocando a su paso la muerte más espantosa imaginable.

Exterminad a todos los salvajes (Exterminate All the Brutes, Raoul Peck, 2021)

País: Estados Unidos | Año: 2021 | Guion: Raoul Peck | Creación: Raoul Peck | Título original: Exterminate All the Brutes | Género: Documental | Productora: HBO Documentary Films, Velvet Films | Fotografía: Kolja Brandt, Stéphane Fontaine | Edición: Alexandra Strauss | Música: Alexei Aigui | Reparto: Josh Hartnett, Ettore D'Alessandro, Luis del Valle, Denis Lyons

Para terminar, otra miniserie, pero esta vez documental. El haitiano Raoul Peck, que ha filmado tanto documentales como largometrajes de ficción, vuelve al tema del racismo y en estos cuatro episodios fundamentales nos cuenta su evolución en Estados Unidos, y en el mundo entero, con el paso de las décadas y las ideologías. Ejerciendo también de narrador, con su peculiar y personalísima voz, nos introduce en la pesadilla de millones de personas a lo largo del tiempo, y nos hace partícipes de los genocidios que han tenido lugar en nombre del progreso. El visionado de esta joya te aniquila y te aplasta, pero te hace también más humano.

Con algunas secuencias ficcionadas y con abundante material de películas de Hollywood, Peck lleva hasta sus últimas consecuencias su terrible discurso: el ser humano es genocida por naturaleza, y solo con un enorme esfuerzo y una enorme lucha por parte de las minorías y de la gente honrada, puede controlarse ese impulso y avanzar hacia alguna parte. Tiene la mirada Peck cansada y casi resignada, pero también compasiva y luminosa: hay esperanza siempre que no olvidemos las atrocidades del pasado. No existe mejor título en esta lista imprescindible con el que acabar, que esta joya en la que aprendemos hasta qué punto el ser humano es un monstruo.