Las diez mejores series que seguramente no conoces
Gemas ocultas de la pequeña pantalla
El gran incremento de producciones televisivas de los últimos años ha propiciado que muchas de ellas pasen bajo el radar de gran parte de la audiencia. Es por ello que aquí traemos una lista con diez excelentes series injustamente desconocidas.
Desde hace ya varios años, la televisión ha dejado de ser la hermana pequeña del cine para convertirse en un medio que cada vez acumula mayor prestigio así como producciones cada vez más ambiciosas y premiadas. La proliferación de series que en en la última década han llenado nuestras pantallas de horas de entretenimiento ha ayudado a dar hogar a historias orientadas generalmente a un público adulto y con preferencias más sofisticadas en una época en el que el cine (o al menos el de gran presupuesto) ha querido orbitar hacia grandes franquicias hipercomerciales orientadas a una audiencia esencialmente adolescente. Es así que numerosos creadores que aspiran a contar historias más complejas y adultas han encontrado un inesperado hogar en la televisión y, particularmente, en las nuevas plataformas digitales de streaming, las cuales sin duda han popularizado en grado sumo las producciones de televisión de prestigio.
La consecuencia de esto ha sido, sin duda, un crecimiento de las producciones televisivas, así como una continua fuga de talento del mundo del cine hacia el contexto televisivo, siendo en ocasiones imposible estar al día con toda la producción incluso para los televidentes más dedicados. La consecuencia de esto es que la mayor parte de las veces la mayor parte de la audiencia concentra su atención en las series que dominan la conversación y las ceremonias de premios, ya sea por su popularidad o por el enorme esfuerzo publicitario de las productoras que están detrás de las mismas, causando que muchas grandes series que sin duda merecen nuestra atención se queden en el tintero. Es así que hoy queremos traer un listado con diez series de televisión que, por una razón u otra, han volado por debajo del radar de la mayor parte de los televidentes pero que sin duda constituyen un visionado más que recomendable.
1. Gangs of London (Corin Hardy, Xavier Gens, Gareth Evans, 2020)
¿Qué decir de Gareth Evans? El director detrás de algunos de los mejores títulos de acción de los últimos años se aleja del mundo de las artes marciales de Indonesia para, en su lugar, contarnos una historia sobre las bandas criminales del Londres actual. La serie logra ser exitosa gracias a saber mezclar varios elementos en un perfecto equilibrio. Por un lado, un thriller policíaco excelente que retrata a la perfección el mundo del crimen del s. XIX, en el cual el hampa local se mezcla con las grandes redes del crimen internacional, desde el blanqueo de dinero hasta el trafico de drogas. Por otro, un intenso drama criminal en el que asistiremos a la entrañable amistad que se forma entre un policía encubierto y una familia de criminales que le adoptan como uno de los suyos, profundizando en el deterioro psicológico que implica tal situación en un protagonista sorprendentemente humano. Y como colofón, la serie alcanza su identidad creativa al añadir a esta mezcla unas escenas de acción tan violentas como impresionantes que hacen que incluso las mejores supreproducciones cinematográficas palidezcan en comparación.
A todo esto ha de añadirse cómo esta serie logra, en una época en la que la diversidad se ha convertido en una palabra muy usada pero poco entendida, usar su enormemente diverso reparto para hacer cosas interesantes de forma narrativa, mostrando la realidad de la inmigración clandestina o las relaciones sociales entre diferentes grupos de inmigrantes en las grandes urbes globales actuales.
2. Para toda la humanidad (Ronald D. Moore, Matt Wolpert, Ben Nedivi, 2019)
¿Que pasaría si la Union Soviética hubiera sido el primer país en llegar a la Luna en los años sesenta y, por consiguiente, la carrera espacial hubiera durado hasta la actualidad? Esa es la premisa de la que parte esta serie para narrarnos una realidad distópica en la que la URSS y EE. UU. llevan su competencia en el espacio hasta la actualidad. Esta producción, a medio camino entre la historia, la ciencia ficción, y la fantasía distópica, sigue las aventuras de un grupo de astronautas de la NASA durante los años setenta y ochenta encargados de colonizar el sistema solar mientras compiten con los soviéticos por los recursos y el dominio militar del espacio. El aspecto más brillante de esta serie es, sin duda, la enorme dimensión humana que da a esta exploración, mostrando la cruda realidad que los pioneros de la exploración espacial hubieron de pasar a la hora de descubrir nuevas fronteras en el contexto de una situación política enrarecida.
Así mismo, la serie logra ofrecer no solo uno de los mejores ejemplos de ciencia ficción actual, sino también una serie trepidante llena de giros de guion, personajes psicológicamente complejos con los que es imposible no empatizar y un libreto inteligente que captura a la perfección los grandes hitos políticos del mundo en el s. XX, desde la revolución feminista de los sesenta hasta las tensiones entre los bloques capitalista y comunista. Sin duda una serie que gana mucho a medida que avanzan los episodios y que hará las delicias de los amantes de la ciencia ficción dura.
3. El alienista (Cary Joji Fukunaga, Jakob Verbruggen, 2018)
Las series que lidian con asesinos en series (y en particular con los agentes de la ley que han de capturarles) no son algo nuevo en el mundo de la televisión, pero a pesar de ello, El alienista logra darle un giro a la fórmula para que se sienta original y fresca. En primer lugar, lo más destacable es sin duda la ambientación, ya que esta producción nos lleva hasta la Nueva York de principios del siglo XX, un mundo muy diferente al actual en el que la psicología todavía no estaba establecida como una disciplina respetable y los métodos policiales eran muy diferentes a los actuales. En segundo lugar, la serie evita seguir los pasos de los dramas policiales precedentes para en su lugar girar su narración en torno a Laszlo, un psicólogo (o alienista, como se les conocía en la época) obsesionado con el potencial que su disciplina tiene para combatir el crimen, el cual se unirá a un peculiar grupo de investigadores (John Moore, un periodista de poca monta y Sara Howard, la primera mujer policía del país) que tratarán de descubrir los misterios tras las extrañas muertes de varios niños de familia pobre.
La serie no solo maneja a la perfección los códigos del género de asesinos en serie, sino que también se las apaña para dotar a sus personajes de una personalidad única y de motivaciones complejas a la vez que también ofrece una visión crítica y desmitificadora sobre la América de la época.
4. Babylon Berlin (Tom Tykwer, Achim von Borries, Henk Handloegten, 2017)
Siguiendo con series que tratan sobre el mundo de crimen en el pasado, esta serie alemana nos lleva a la Berlín de los años veinte y treinta, en el momento y el lugar en el que comienza a surgir el fascismo y se forman los cimientos de lo que sería la Alemania Nazi. En este contexto, la ficción nos cuenta la historia de Gereon Rath, un detective de la policía alemana y veterano de guerra que investiga el mundo del crimen organizado de la capital alemana con la ayuda de Charlotte Ritter, una joven investigadora que aspira a tener una carrera como policía para poder dejar de trabajar como prostituta para alimentar a su familia. Juntos, nuestros dos protagonistas se adentraran en las entrañas del mundo del crimen de la alemania de entreguerras mientras asisten al colapso político de Weimar y al alzamiento del nacionalsocialismo.
Además de una trama trepidante y misteriosa, esta serie ha de ser aplaudida por su excelencia histórica y la precisión con la que captura la psicología de una nación totalmente rota tras la derrota en la guerra. Así mismo, es destacable la humanidad con la que se atreve a retratar a los primeros fascistas, rechazando visiones hipersimplificadas para mostrar sin embargo a estos individuos como personas con defectos y virtudes, con ideas políticas terribles e injustificables pero al mismo tiempo entendibles dadas sus propias circunstancias. Así, la serie también captura la evolución de Berlín en la época y la caída en la oscuridad de una ciudad otrora vibrante.
5. Taboo (Steven Knight, 2017)
Si bien su estreno en la BBC en 2017 apenas logró repercusión, su lanzamiento tardío en Netflix ha logrado que esta serie adquiera un estatus de éxito tardío que no ha de extrañarnos teniendo en cuenta los nombres de los creativos detrás de la misma. Con Ridley Scott produciendo, Steven Knight dirigiendo y Tom Hardy como protagonista, es imposible no caer rendido ante ella. La historia nos sitúa en la Londres de principios del s. XIX, en la cual James Delaney regresa a su ciudad natal tras la muerte de su padre. Descubriendo que es el heredero de unas islas que son de vital importancia geoestratégica para la corona británica y la Compañía de las Indias Orientales, Delaney comenzará una lucha contra los grandes poderes políticos de la época para conservar su propiedad mientras se descubre un misterioso secreto familiar, ofreciendo tanto una narración tan épica como trepidante así como escenas de acción violentamente impactantes.
Pero el aspecto donde sin duda más brilla Taboo es en su protagonista, magistralmente interpretado por un Tom Hardy en estado de gracia que hará las delicias de cualquier fan de los trabajos anteriores de Steven Knight. El actor británico logra dar vida a un personaje complejo, lleno de carisma pero a la vez amenazante, y que hace gala de un comportamiento aparentemente errático pero que esconde en el fondo un interior profundamente humano. Esta historia épica de un hombre luchando contra toda una nación nos llevará por el mundo de los barrios bajos de la Londres de comienzos de la Revolución Industrial mientras descubrimos a todo un universo de personajes variopintos y muy bien escritos, pero es sin duda la magistral puesta en escena la que eleva esta serie al máximo nivel y le da una personalidad propia que la diferencia de cualquier producción similar.
6. The Last Kingdom (Bernard Cornwell, 2015)
No es ninguna novedad el decir que las series de ficción histórica (y particularmente las ubicadas en contextos medievales) están atravesando un buen momento en el mundo de la televisión (en parte gracias a su cada vez menor presencia en la gran pantalla), pero de entre la gran oferta de series de este perfil hay una que destaca de forma particular: The Last Kingdom. Estrenada primero en la BBC para pasar luego al catálogo de Netflix, esta serie nos narra las aventuras de Uthred, un joven guerrero vikingo de origen sajón que, tras perder su hogar, comienza un largo viaje de venganza que le llevará a formar parte de la guerra entre daneses y sajones en la Inglaterra del s. X. La ficción llevará a nuestro protagonista a formar parte de diferentes episodios históricos de la época mientras que trata de entender su identidad, dividida entre sajones y daneses. A lo largo de los episodios, por lo tanto, nos acercaremos a un Uthred que no solo va creciendo como personaje, sino que también va madurando y transformando sus relaciones con el elenco de personajes que le acompañan.
Sobre esta base, la serie construye una historia cargada de giros de guion, drama, intrigas y acción que a lo largo de las temporadas irá creciendo hasta una conclusión que logrará lo que pocas series han logrado: un final satisfactorio que logra cerrar la trama de una manera sólida y casi brillante. A todo esto ha de añadirse una precisión histórica notablemente buena que hace de esta producción un visionario obligado para los amantes de la historia.
7. Billions (Brian Koppelman, David Levien, Andrew Ross Sorkin, 2016)
A pesar de ser una serie que ha logrado un excelente éxito de crítica así como un público relativamente fiel, Billions no ha gozado de la popularidad masiva que su reparto (Paul Giamatti, Damian Lewis), así como sus buenas críticas, podrían augurar. Lo cierto es que nos encontramos ante una serie que resulta sorprendentemente actual y sintoniza con muchas de las inquietudes de la sociedad contemporánea. En Billions se nos cuenta la historia de Bobby Axe, un poderoso hombre de negocios y filántropo que ha construido su fortuna a base de ser un empresario agresivo y que en ocasiones no duda en saltarse la ley si ello le beneficia, y Chuck Roades, un fiscal del departamento de justicia de EE. UU. obsesionado con acabar con el poder empresarial de Axe.
La serie evita caer en cuestiones farragosas relacionadas con el mundo de los negocios o la justicia y en lugar decide, acertadamente, centrarse en sus dos personajes principales: Axe, un empresario carismático pero con un lado oscuro y Roades, un funcionario que siempre ha vivido a la sombra de su padre y de su mujer y que, bajo la fachada de un defensor de la justicia, busca ejercer su poder sobre hombres más poderosos para poder saciar su creciente ego. El guion nunca comete el error de decirnos cuál de los dos personajes es el bueno y cuál el malo, y en su lugar les hace caminar por una delgada línea entre el bien y el mal que hace de su visionado una experiencia fascinante.
8. Heels (Peter Segal, Jessica Lowrey, 2021)
Heels, la cual sin duda ha sido una de las grandes sorpresas de los últimos años, nos cuenta una historia que no estamos acostumbrados a ver en la pequeña pantalla y nos adentra en el mundo de la lucha libre estadounidense. En esta producción nos encontramos con la historia de dos hermanos que, tras la muerte de su padre, han de hacerse cargo del negocio familiar, una empresa de combates de lucha libre de un pequeño pueblo estadounidense. Por un lado, la serie hace un trabajo enormemente fascinante al adentrarse en los entresijos de esta modalidad de ocio, la forma en que los combates son cuidadosamente preparados y guionizados para ofrecer el mayor espectáculo posible, la competencia, no siempre limpia, que hay entre diferentes promociones de combates o la enorme subcultura que esta clase de shows genera en gran parte de Estados Unidos.
Pero sin duda su gran punto fuerte es lo bien escrita que está la relación entre los dos hermanos protagonistas. Jack Spade, el hermano mayor, que aparentemente es el más responsable y emocionalmente centrado de los dos, es quien lleva la responsabilidad de gestionar el negocio familiar a pesar de la factura psicológica que le genera su relación tóxica, sobreprotectora y codependiente con su hermano menor Ace, la gran estrella del espectáculo pero que padece problemas de adicción a las drogas, y muestra un comportamiento narcisista y violento con las personas que le rodean causado por una infancia difícil. La relación de amor/odio entre los hermanos será el motor de un apasionante drama que, si bien adolece de una dirección cinematográfica un tanto plana en lo audiovisual, lo compensa con un guion siempre sobresaliente.
9. Kingdom (Byron Balasco, 2014)
Seguimos en el mundo de las artes marciales y el espectáculo para hablar de una de las series más infravaloradas de la última década, Kingdom. Esta serie nos narra la historia de Alvey Kulina, un antiguo luchador de artes marciales mixtas fracasado por culpa de su adicción al alcohol y otras sustancias que abre un gimnasio para entrenar a nuevas promesas del deporte como su propio hijo Jay o el exconvicto Ryan Weeler. Esta serie, que ha de entenderse como una mezcla perfecta entre un drama deportivo y un estudio de personajes, se caracteriza por disponer de unos personajes sumamente ricos y complejos que a lo largo de los episodios se alejan de cualquier tipo de tópico del género para, en su lugar, contarnos una historia profundamente humana donde estos personajes tan aparentemente fuertes mostrarán su lado más humano y vulnerable.
A todo esto ha de añadirse algunas de las mejores representaciones de lo que es un combate pugilistico jamás vistas en la televisión, rodadas con pulso por un equipo que evita en todo momento ir con el piloto automático y en su lugar apuestan por el realismo descarnado y la acción más trepidante. Por si esto fuera poco, la serie también presenta un reparto a la altura de cualquier superproducción cinematográfica, ya que además de contar en el rol principal con el icónico Frank Grillo, también incluye a Nick Jonas en uno de sus primeros (y mejores) papeles en el mundo de la interpretación, dando vida a un joven luchador que trata de proteger su carrera ocultando su homosexualidad, así como una interpretación absolutamente brillante de un enorme Jonathan Tucker, un habitual del cine independiente estadounidense actual.
10. Insecure (Issa Rae, Larry Wilmore, 2016)
Hoy en día, particularmente en la sociedad estadounidense, temas como la discriminación racial o las pocas oportunidades laborales y económicas de los jóvenes son cuestiones candentes en la sociedad, y en ese sentido Insecure captura mejor que cualquier otra serie tales inquietudes. La comedia dramática sigue las aventuras de Issa, una joven afroamericana que vive en Los Angeles y trabaja en una organización benéfica que se encarga de ayudar a niños que viven en barrios de bajos ingresos. En este contexto, a través de los ojos de la protagonista veremos la realidad de la vida en una gran ciudad, desde los comportamientos condescendientes y veladamente racistas de sus aparentemente progresistas compañeros de trabajo hasta la dificultad de establecer relaciones sentimentales en una ciudad tan compleja.
Pero lo que distingue a esta serie de otras similares es, sin duda, su cáustica mirada a la sociedad estadounidense. De esta manera, la ficción no duda en dejar en evidencia a las élites progresistas de estas grandes urbes americanas, que bajo buenas palabras esconden numerosos prejuicios raciales, o a la inestabilidad emocional que se deriva de unas relaciones interpersonales y laborales cada vez más inestables y que evitan el crecimiento total del individuo. Así mismo, evita cualquier clase de condescendencia con sus protagonistas, no dudando en mostrar a personajes con defectos y limitaciones que en ningún momento nos son presentados como perfectos, sino como meramente humanos. Sin duda, la serie ideal para plasmar las inquietudes de la generación de las sociedades líquidas posmodernas a la que una gran parte de la juventud actual parece irremediablemente condenada.
