Revista Cintilatio
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Cóbrame si puedes (Tax Me If You Can) (2022) | Crítica

Imposible de atrapar
Cóbrame si puedes, de Yannick Kergoat
El realizador Yannick Kergoat crea un informativo, más que documental, que interpela a la necesidad de poner en el ojo del huracán el tema del secretismo fiscal en las grandes multinacionales. Pero sus medios y fines acaban siendo pobres y vacíos.
San Sebastián | Por Álvaro Campoy x | 19 septiembre, 2022 | Tiempo de lectura: 3 minutos

Quizás sea porque el mundo de la estrategia geopolítica económica me pilla muy de lejos, pero he tenido la sensación que con este documental, Tax Me If You Can, no me estaba enterando en ningún momento de nada de lo que intentaban explicarme. Parece ser que la enseñanza o lo didáctico no tienen cabida en el proyecto a cargo de Yannick Kergoat, donde se intenta atajar de raíz y frontalmente el mundo de la fuga de capitales y su correspondiente pasaporte hacia el vacío legal del secretismo fiscal y paradisíaco. El caso es que haciendo una clara referencia en su título a Atrápame si puedes (Steven Spielberg, 2003), el reportaje describe la huida perfecta de las grandes empresas y los gobiernos respecto a la evasión fiscal y el pago de impuestos. Pero más allá de aportar datos sobre cosas que puedes encontrar si indagas un poco en Wikipedia, esta crónica no inventa la rueda y se queda rezagada en lo que se vende en un principio como humor profundamente negro y ácido —y de eso tiene poco, o más bien tiene de francés—. Ya son demasiadas las brechas abiertas en este mural que prometía mucho y queda profundamente asumido como un especial de la Sexta Noche, tanto en su forma como por su contenido.

Cerciora que a veces las campañas que venden una cosa son un escudo de cristal que al primer golpe se resquebraja y deja la verdad al descubierto.

Con una posibilidad preconcebida que esperaba de este reportaje —mea culpa desde ya por intentar fiarme de sinopsis y demás derroteros— la acción que contiene la obra se sesga en dos vertientes, fijas durante toda su duración y que no tienen sentido coherente, ni correlativo, para hacer que el espectador se  introduzca dentro de la investigación. Por un lado, estamos ante la proyección en pantalla grande de unas diapositivas creadas en PowerPoint que se van intercalando con, en segundo lugar, entrevistas a distintas figuras relevantes dentro del mundo de las finanzas y el sistema fiscal —aspecto sin mucho sentido porque tampoco es una idea que siga una línea argumental, ni subdivida la obra en actos—. Fragmentos sueltos que no van a ninguna parte y que encima se vuelven realmente difíciles al pecar tanto de buscar la opinión profesional dentro de dicho mundo laboral, haciendo que su lenguaje no se encuentre adaptado para el público —como hoy, que más de la mitad ha abandonado la sala en masa—. Por tanto, es tangible la falta propia de personalidad técnica además del poco trabajo relativo a documentar y no solo a repetir datos que se encuentran en Internet, lugar donde te lo explican todo mejor. En una carrera constante por entender, perdida entre los términos que sesgados por la insatisfacción total de no hacerse ser intuitiva o resoluble acaban por esclarecer solo a las mentes puestas en el tema —que en este caso ninguna de ellas es la mía—, Tax Me If You Can cerciora que a veces las campañas que venden una cosa son un escudo de cristal que al primer golpe se resquebraja y deja la verdad al descubierto —que es lo que no consigue Kergoat en este caso—.