Janis Joplin
La irrepetible voz femenina del rock

Janis Joplin fue la primera estrella femenina del rock que gritó la libertad que ansiaba y cantó el dolor que llevaba consigo. Sus canciones siguen influyendo generación tras generación, consagrándola así como el icono musical y transgresor que fue.

Cuando una artista que se labra su camino al estrellato en una época en la que ni existía Internet ni todas esas redes sociales que ayudan tanto a construir legiones de fans en estos tiempos de Tik Tok; pero que todavía hoy día sus canciones siguen sonando entre generaciones tan dispares, es porque el talento es verdaderamente atemporal. El rasgado y a veces contenido grito femenino del rock, que vivió solo veintisiete años, Janis Joplin, es una de esas artistas que desgraciadamente forma parte del «club de los 27», como fue el caso de Jimi Hendrix, Jim Morrison, Kurt Cobain o Amy Winehouse. Pero ella no es solo eso, ni mucho menos. Es la leyenda femenina del rock que, ojalá, hubieran podido disfrutar las generaciones actuales que le siguen dando millones de visitas y escuchas a sus canciones en plataformas como YouTube o Spotify, pasen los años que pasen.

Pero antes de llegar al final, es mejor comenzar por el principio. Al igual que muchas otras vidas de artistas que se dejaron el alma en sus composiciones, los inicios de Janis no fueron los mejores —aunque eso hiciera que sus letras llegaran a tantas personas y sus desgarrados gritos nos helasen el alma—. Nació en Porth Arthur, una ciudad de Texas —uno de los estados norteamericanos con más tradición republicana y conservadora— y digamos que no es que tuviera demasiados buenos recuerdos de sus años allí: su primera experiencia con la música fue en el coro del colegio y la acabaron expulsando, y después sufrió acoso escolar. También hay que decir que el contexto sociocultural no era el más favorable para un alma libre como era la suya, ya que Porth Arthur era la típica ciudad petrolera en la que el Ku Klux Klan se paseaba tranquilamente por sus calles mientras ella imitaba a Odetta —una de las voces negras más representativas en la sublevación contra la segregación racial—. Ella misma —Joplin — describía de la siguiente manera su ciudad natal en una entrevista previa a la actuación que daría en el Royal Albert Hall de Londres en 1969: «Ya sabes cómo son en las pequeñas ciudades: te casas al acabar el instituto, tienes muchos hijos y te callas, ¿verdad? Yo no hice nada de eso. Aún no lo han entendido».

Y Pearl —como la conocían cariñosamente sus amigos— voló a San Francisco, el primer lugar que le dio la libertad que buscaba y ese sentimiento de estar en un verdadero hogar por primera vez en su vida. En una época política y cultural ciertamente agitada, Janis no fue ni abanderada de movimientos ni vanguardista, simplemente fue ella, comprometida con su gran talento y siendo una más entre la música rock de California. El verano de 1967 podríamos decir que fue el gran boom de Joplin en el conocido festival de Monterrey. Su actuación —pese a la poca presencia de mujeres en el cartel, prácticamente ninguna—, la consagró como la musa del movimiento hippie de esos años. Pocos meses después, posó desnuda ante el fotógrafo Bob Seidemann, convirtiéndose muchas de esas imágenes en iconos tanto fotográficos como para la cultura de esa época.

Janis Joplin logró dejar una huella en la historia musical difícilmente borrable.

Janis Joplin, quizás sin quererlo o pretenderlo, se convirtió al igual que esas fotografías, en un icono transgresor que rompía reglas y formaba parte de la contracultura norteamericana que ha dado tantos nombres importantes en todas las artes de esas décadas de mitad de siglo XX. Todo se torció drásticamente y sin esperarlo por una sobredosis de heroína de gran pureza, cuando solo había publicado tres álbumes y estaba trabajando en un cuarto. Joplin ha sido la primera mujer en ser considerada una gran estrella del rock, entró en el Salón de la Fama del Rock en 1995 y recibió un Premio Grammy a la carrera artística en 2005 —pese a que todo fue póstumo y hubiera sido un honor recibirlo en sus años en activo—. También, sus discos se encuentran entre los más vendidos dentro de la industria musical, sus canciones siguen acumulando millones de escuchas y sus letras siguen influyendo en una cultura que continúa recurriendo justamente a esa contracultura norteamericana que tanto le dio a muchos artistas, pero al mismo tiempo tanto les quitó.

Llevamos Cry Baby con nosotros, nos sabemos la letra de memoria y hay cientos de versiones, al igual que alabamos la versión que grabó de Summertime en 1968 y llegó al número uno en Estados Unidos a finales de ese mismo año. Quizás hubiéramos deseado tener muchos más álbumes para seguir ahondando en todo su mundo, pero como la de otros artistas con los que se codeó o con los que comparte «club», no cabe duda que Janis Joplin logró dejar una huella en la historia musical difícilmente borrable y ojalá ahora en Texas, en su hogar, la reconozcan como la grande estrella que siempre fue.

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