Normal People
La serie del verano que prácticamente nadie ha visto
• País: Irlanda
• Año: 2020
• Dirección: Lenny Abrahamson, Hettie Macdonald
• Guion: Sally Rooney, Alice Birch, Mark O'Rowe (Novela: Sally Rooney)
• Título original: Normal People
• Género: Serie de TV, Drama
• Productora: Distribuida por BBC, Hulu. Element Pictures
• Fotografía: Suzie Lavelle, Kate McCullough
• Música: Stephen Rennicks
• Reparto: Daisy Edgar-Jones, Paul Mescal, Sarah Greene, Olga Wehrly, Sebastian De Souza, Leah McNamara, Laurence O'Fuarain, Sean Duggan, India Mullen, Lancelot Ncube, Eanna Hardwicke, Eliot Salt, Desmond Eastwood
• País: Irlanda
• Año: 2020
• Dirección: Lenny Abrahamson, Hettie Macdonald
• Guion: Sally Rooney, Alice Birch, Mark O'Rowe (Novela: Sally Rooney)
• Título original: Normal People
• Género: Serie de TV, Drama
• Productora: Distribuida por BBC, Hulu. Element Pictures
• Fotografía: Suzie Lavelle, Kate McCullough
• Música: Stephen Rennicks
• Reparto: Daisy Edgar-Jones, Paul Mescal, Sarah Greene, Olga Wehrly, Sebastian De Souza, Leah McNamara, Laurence O'Fuarain, Sean Duggan, India Mullen, Lancelot Ncube, Eanna Hardwicke, Eliot Salt, Desmond Eastwood
Lo que comienza siendo una simple historia de dos adolescentes, se convierte en un delicado retrato del proceso de madurez de una relación de dos personas que se aman profundamente.
«Dejarse llevar por tus primeras impresiones». Esto es algo que tanto yo como prácticamente todo el mundo hacemos con las series: prejuzgar por el producto que nos venden, qué es lo que a simple vista nos va a ofrecer. En un mundo en el que las series de televisión son consideradas «el nuevo cine» —incluso por aquellos que prácticamente nunca han consumido contenidos audiovisuales hasta la llegada de la fiebre de las plataformas digitales— y la oferta es más variada que nunca, esta filosofía reina en el proceso de nuestra toma de decisiones. Sin embargo, las series no son películas —a pesar de lo empeñados que parecen los directores de cine que se pasan a hacer una serie de TV denominándola «film de siete u ocho horas»—, las series requieren de una fidelidad, un seguimiento, que las películas no se esfuerzan tanto en buscar. Esto es lo que me pasó a mí con Normal People (Lenny Abrahamson y Hettie Macdonald, 2020). Una serie de amor, decía. Pero este drama irlandés de doce capítulos —basada en la novela homónima de la escritora Sally Rooney (2018)— es mucho más que una historia de amor.
Connell y Marianne, los protagonistas de esta pequeña historia sobre la juventud.
Hay alguna parte de nuestro cerebro que hace clic cuándo escuchamos hablar de películas de amor, sobre todo entre el público cinéfilo y más escéptico. Nos vienen a la mente películas como El diario de Noa (Nick Cassavetes, 2004) —bueno, prácticamente el 80% de la filmografía de Rachel McAdams— o la más reciente Antes de ti (Thea Sharrock, 2016), películas que nos hablan de un hipotético «amor ideal», productos artificiosos y ultraedulcorados del que cualquier diabético debería huir como de la peste. El prejuicio, otra vez. El Hollywood más comercial, sobre todo los últimos años, han creado en nosotros una idea irreal y absurdamente idealizada del amor, que hace que estas películas acaben derivando en lo absolutamente emocional, llegar a la lagrima fácil, hacer pensar al espectador que en algún momento puede llegar a ser ese chico o esa chica, y vivir un amor completamente apasionado que recordará hasta el fin de sus días. Sin embargo, Normal People, huye de todo ese tópico idealizado. Normal People, como bien indica su nombre, habla sobre dos personas normales que se cruzan en una fase concreta de su vida, creando un lazo emocional que va reforzándose por el paso del tiempo, siempre con un tono de deslumbrante cotidianeidad.
El punto fuerte de la serie es la realidad aplastante con la que retrata lo que es una relación entre personas jóvenes hoy en día, entre sus sueños, futuros proyectos, clichés e ideas comunes de la generación en la que les ha tocado vivir.
Connell es un chico popular en el instituto. Buena persona, honrado, buen atleta y mejor estudiante. Siempre rodeado de sus amigos de toda la vida que le han hecho sentirse seguro y sin miedo a quedarse solo. Siempre se ha conformado con poco viniendo de una familia de clase media-baja, hijo de madre soltera. Marianne, en cambio, es todo lo contrario. Una chica inteligente y culta, de familia acomodada, pero con pocas habilidades sociales, hostil con sus compañeros con los que descarga toda la frustración de su triste situación familiar. A pesar de no tener contacto en el instituto, por motivos familiares, Connell y Marianne acaban conociéndose y llevando a cabo una relación en secreto, a espaldas de sus compañeros de instituto. Lo que comienza siendo otra serie juvenil más, va evolucionando en una historia sobre el proceso de maduración de dos jóvenes sin mucha idea de lo que les deparará el futuro.
Marianne es una chica de apariencia fuerte, pero delicada e insegura.
Frases como «esto no es así con otras personas», «es la persona más inteligente que conozco» o el simple «te echo de menos» que se repiten una y otra vez a lo largo de los doce episodios que dura la serie funcionan como el hilo central de esta historia de amor que comienza el último curso del instituto, y termina con el fin de la universidad. El punto fuerte de la serie es la realidad aplastante con la que retrata lo que es una relación entre personas jóvenes hoy en día, entre sus sueños, futuros proyectos, clichés e ideas comunes de la generación en la que les ha tocado vivir. La historia que sigue la novela de Sally Rooney no busca reflejar lo que es sentirse enamorado, o lo bien que se lo pasan juntos una pareja, sino todo lo que una historia de amor rodea: las inseguridades, la falta de comunicación, los miedos, como la percepción de uno mismo cambia a lo largo de las diferentes fases de la vida y cómo eso afecta a la relación. En ese sentido, el formato de serie va como anillo al dedo para la historia que se quiere contar. Ideas como la necesidad de contacto con aquella persona que te gusta a pesar de saber que no podéis estar juntos —el clásico «no puedo estar contigo ni sin ti»—, el sentimiento de que la persona que amo no tiene que cargar con mis problemas, o las barreras que producen las inseguridades hacen que lo que en un principio parece simple, resulte una delicada y compleja narrativa que aborda a la perfección lo que es una relación de pareja.
Las miradas entre los protagonistas juegan un papel fundamental en la serie.
Otra de las grandes claves de Normal People es la magistral dirección de Lenny Abrahamson —nominado al Óscar a mejor director por su gran trabajo en la irlandesa La habitación (2016)— y Hettie MacDonald. Cada uno de ellos dirige la mitad de los episodios con una elegancia sublime, con planos para el recuerdo, captando las miradas de los dos jóvenes protagonistas, haciendo que lo que podría ser tremendamente plano, se haga mágico. La tensión y la electricidad están constantemente en el ambiente, traspasan la pantalla y se hacen palpables de una manera estimulante. Hay algo que recuerda a los mejores momentos de Call Me by Your Name (Luca Guadagnino, 2017), con incluso guiños al cine de Guadagnino en ese verano en el campo italiano del capítulo 8.
Sin embargo, nada sería igual sin el trabajo de Paul Mescal y Daisy Edgar-Jones, los dos estelares protagonistas. Daisy crea un personaje complejo, con un caparazón construido a base de sus inseguridades, a pesar de que ella se muestra como una chica valiente y extrovertida. Una chica en la que se puede ver reflejada muchísimas adolescentes. Mescal, en cambio, nos muestra a un chico que teniéndolo todo en el instituto, llega a la universidad siendo nada, tímido e introvertido, que busca en Marianne su pilar fundamental. Un chico que le cuesta mostrar sus sentimientos, pero cuándo su barrera se derrumba explota. Su recital en el penúltimo capítulo de la serie es de lo mejor que vas a ver en la temporada de series de este año, trabajo que le ha valido la nominación al Emmy a mejor actor principal en miniserie. Por esto, y por mucho más, Normal People es no solo la mejor serie que vas a ver este verano, sino una de las grandes series del año, que esperemos sirva para poner el foco en estos dos jóvenes artistas con grandísimo futuro. Lo mejor, esa naturalidad y cotidianeidad con la que cuenta una historia en el que todos nos podemos sentir identificados. Lo peor: no parar de llorar.