Los acentos de Peaky Blinders
Cuestión de lugar, experiencia y clase

Víctima del desprestigio social durante muchos años, el acento de Birmingham se glamoriza en labios de la banda criminal más «cool» de Netflix. Gracias a esta serie, goza de mejor percepción y genera debate sobre si el elenco es capaz de llegar al listón.

Para gran parte del público hispanohablante, el primer contacto con el concepto de Irish Traveler fue la genial película Snatch. Cerdos y diamantes (Guy Ritchie, 2000). Por supuesto, al verla doblada no se nos expuso a esta expresión, que en la versión española se tradujo por «gitano». En la original, habríamos oído sobre todo el término vejatorio Pikey (aunque también mencionan gypsy). La forma de hablar de este demográfico se trasladó al castellano haciendo que hablaran como «pasando por encima» de las palabras, apenas vocalizando. En inglés tienen un acento específico, pero la idea en el filme es que, como dice el personaje de Jason Statham, no se les entiende nada. De ahí la peculiar forma de hablar de Mickey, interpretado por Brad Pitt. Existe un consenso bastante amplio sobre que hizo un buen trabajo con el acento (cosa rara en él), si bien está exagerado para un mayor efecto cómico. Nadie se iba a imaginar que esta manera de hablar iba a convertirse en un ejemplo de encanto junto a otros acentos de gran personalidad como son los de Belfast y Glasgow.

Brummie

En este caso, hablamos no solo de acento, sino también de dialecto con su propio léxico, pero vamos a centrarnos en el primero. Recibe su nombre de Brummagem, un término de burla hacia Birmingham que se forma como una corrupción de la palabra a partir de la fama que coge la ciudad por la falsificación de monedas de cuatro peniques. Las reputaciones de acento y lugar se solapan en la percepción de sus compatriotas, que lo ven «feo». Sin embargo, a los de fuera nos resulta melodioso y carismático.

No hay duda de que es un acento dificilísimo. La escasez de dramas televisivos ambientados en Birmingham es buena prueba de ello. A los actores y actrices les cuesta muchísimo aprenderlo hasta que suene natural. Queda claro en la reacción del público inglés ante los intentos de Brummie del reparto de Peaky Blinders (Steven Knight, 2013). Simplemente, nadie suena convincente salvo el nativo de la zona Harry Kirton (Finn Shelby), a quien acuden los demás para mejorar sus interpretaciones prosódicas. Su alumna estrella fue Helen McCrory. El resto no acaban de sonar auténticos. Parece ser que hay que encontrar un equilibrio en la rigidez de los músculos faciales. ¿No hay suficiente? Pareces Cockney. ¿Demasiada? Suenas a Liverpool. Quizá por esto uno de los que más ha mejorado ha sido Cillian Murphy: ¿Qué mejor que su cara de tabla para un tour de force de rigidez? Una tabla muy bonita, cierto. Pero una tabla. Bromas aparte, ha hecho un gran trabajo mostrando que el brummie puede ser serio y elegante, manejado con sutileza y producido por mentes espabiladas.

Y encima tiene unas manazas que si te pega un tortazo te pone el careto del revés.

Un aspecto clave que explica la dificultad de hablar como un buen Peaky Blinder es la misteriosa historia de los Irish Travellers. Como se ve en la serie, no solo tienen un acento local, sino que también hablan otra lengua. Se conoce como sheltacant, entre otros nombres, y procede de la comunidad de travellers que originalmente (en los tiempos de Oliver Cromwell) hablaban gaélico irlandés, pero que a través de la migración fueron adquiriendo rasgos lingüísticos de otras variedades de inglés en la diáspora. Actualmente, son un grupo étnico diferenciado de los irlandeses.

Veamos algunas características del acento Brummie:

  • Elevación de /æ/. En palabras con este fonema, se tiende un poco más hacia la «a». En las que llevarían /ɛ/ sucede lo mismo. Por lo tanto, many y any, que en RP serían «meni» y «eni», en Brummie serían casi «mani» y «ani».
  • Combinación «ai»/«oi». Esto ocurre también en otros acentos, pero no falla en Brummie. En palabras que presentan el diptongo /aɪ/, este se pronuncia /oɪ/. Por ejemplo, I like se diría «oi loik» (pero con una «o» más abierta que en castellano).
  • Combinación «ei»/«ai». Como la anterior, pero cambiamos /eɪ/ por /aɪ/. Day nos queda como «dai». ¡Ojo! Estas dos combinaciones son comunes en muchas otras variedades, como el Cockney.
  • Diéresis de /ɔ̈/. Vamos por partes. Primero: el símbolo ɔ representa un sonido en la parte posterior de la boca, semiabierto y redondeado, aproximadamente entre la «o» y la «u». Segundo: al ponerle diéresis, indicamos que se «estira» hacia otra vocal, en este caso la «u». Pero esto no es matemático, por lo que tendremos distintos matices de /ɔ̈/ y /ɔ/ en palabras como bus (/bɔ̈s/), summer (/’sɔ̈mə/) o husband (/’hɔ̈zbənd/). Tampoco es raro que acaben diciendo directamente una «u» (/ʊ/), con lo que summer pasaría del clásico «sama» a «suma». Seguro que nunca habías recibido una explicación tan pormenorizada de por qué en algunas zonas de las Islas Británicas prefieren decir «fook» («fuk») y no fuck («fak»). Por tu cara bonita, cortesía de Cintilatio®.
  • Forma reducida de my. En lugar de pronunciar my como «mai», dicen «mi»: my brother = me brother
  • Reducción de sufijo «-ing». El sufijo más taladrado en la cabeza de cualquier estudiante de inglés sufre reducciones en muchos acentos, y este no es una excepción. De /-ɪŋ/ pasa a /-ɪn/ e incluso /-ən/. De hecho, este último es extraordinariamente frecuente en Travelers. Doing y going pasan a /ˈduən/ y /ˈgoʊən/. A su vez, la schwa se absorbe con frecuencia si el infinitivo acaba en t. Por ejemplo, putting y sitting se quedan en /’pʊtn/ («putn») y /ˈsɪtn/ («sitn»).
  • Frontalización de «th». En inglés, la «th» tiene dos sonidos: /θ/ como en think y /ð/ como en that. En Birmingham y alrededores vamos a cambiar /θ/ por /f/ y /ð/ por /v/. Por eso dicen «I think» como «oi fink», y también a veces llaman a «aafa» cuando se refieren a Arthur.
  • «H» muda. Ocurre habitualmente a principio de palabra. Si la anterior termina en consonante, se suelen ligar las dos. Por ejemplo: en here, /hɪə/ pasa a /ɪə/ («ía»). You’re here (/jʊə hɪə/) se liga como /jɔ’ɹɪə/ («yoría»).
  • Rotacismo. El inglés de los Travelers pronuncia la «r» al final de las palabras, y además de la misma forma que los acentos irlandeses en general.

Esto apenas se aproxima a ser una guía detallada de Brummie, y menos aún de inglés de los Irish Travelers. Ambas formas coexisten y se combinan, pero no son la misma, y las dos varían mucho entre comunidades, recibiendo también influencia de otros acentos. Normal que sea tan difícil de representar con exactitud.

/nəʊ ˈfɔ̈kɪn ˈfoɪtɪn/

Belfast

Toda la isla de Irlanda es rica en acentos. En Peaky Blinders tenemos una memorable representación generalizada de Ulster English, que se habla en el entorno de Belfast. Este recibe influencias del gaélico irlandés (que también varía según la zona) y del Scots (no el gaélico escocés, sino una lengua considerada indígena de Escocia cuyos orígenes se remontan siglos atrás a una situación compleja en la que conviven y se suceden varias etapas de evolución del inglés y el irlandés, además de contacto con latín, francés y rasgos escandinavos).

En la serie, Sam Neill (en el papel del Inspector Campbell) y Annabelle Wallis (Grace) tienen marcados acentos irlandeses, pero lo bastante diferentes como para subrayar que provienen de regiones distintas. Grace es de Galway, mientras que Chester Campbell es de Belfast. Ambos se lo han currado, pero han tenido que sacrificar autenticidad a cambio de hacer sus líneas de diálogo más inteligibles para el público internacional. En el inspector podremos detectar:

  • Vocal rótica. Como es habitual en Irlanda, la «r» al final, si va después de vocal sin diptongo, forma una vocal rótica, representada por el símbolo ɚ, que equivale a /ər/ en inglés global (de referencia). En realidad, existen circunstancias en otras palabras que darán lugar a diversos tipos de vocal rótica, pero nos basta empezar por esta. Una de las mejores muestras la tenemos en el doble agente de Churchill al final de la segunda temporada. En general, cualquier personaje irlandés diciendo tinker («chatarrero», un apodo vejatorio para los Travelers, más despectivo que Pikey) lo ilustra claramente.
  • Síncopa. Se acortan algunas palabras quitando fonemas del medio, principalmente vocales, pero también cae alguna consonante. Por ejemplo: great, made y Saturday pasan a «grit», «mid» y «S’ardy».
  • Sustitución de /aʊ/ por /ɐʏ/. Suena complicado, pero lo vamos a resumir en que los diptongos que se pronunciarían como «au» (how, now, couch) van a pasar a «ai», solo que la «i» se hace con los labios muy cerrados y tensos, casi como si la «u» original se resistiera a desaparecer («hai», «nai», «caich»). How are you? nos quedaría /hɐʏə’jy/ (casi como «jayayí»).
  • Aleteo alveolar. Solo en algunas palabras, generalmente en bisílabos y antes de terminaciones en vocal con «r». Por ejemplo, water se pronunciaría prácticamente como lo hacen los americanos.
  • No aspiración de t final. Siendo un fonema oclusivo, /t/ suele dejar pasar aire entre los dientes después de haber pronunciado el sonido. No en Belfast, donde dicha corriente de aire se evita.
  • Combinación /ɔː/ con /ʉ/. En palabras con «o» larga, se cambia esta por la «u» cerrada media (ni anterior ni posterior en la boca). Poor (que lo pronunciamos casi como se escribe) no sería /pɔː/ ni /pɔːɹ/ sino /pʉɚ/ («pur»).
  • Sustitución de /ə/ por /ʊ/. Tan sencillo como que palabras como but y bus, se van a pronunciar como lo haríamos en castellano: /bʊt/ y /bʊs/.

En el clip, Sir Kenneth Brannagh presumiendo de su acento nativo:

En el caso de Grace, algunos de los rasgos anteriores se repiten, pero también hay diferencias como:

  • Inicio cerrado de /aʊ/. Aquí no sustituyen este diptongo por otro, pero a veces la «a» empieza un poco más cerrada en palabras como town o about.
  • T y d fricativas. Se trata de consonantes que no se hacen en la zona alveolar como es habitual. Se producen en la zona apico-alveolar, es decir, justo entre los dientes y los alvéolos, sin llegar a tocar los segundos. Se representan con t̞ y d̞ (distintos lingüistas proponen criterios por los que se pueden usar otros símbolos diacríticos para esto), y al oírlas nos da la sensación de que la palabra termina en «s». Por ejemplo, si nos dicen and, podemos entender ants. En posición final ocurre casi siempre, pero en medio no sigue un criterio determinado. Italy suele ser /ˈɪt̞ɪli/ pero Italian puede ser /ɪˈtæliən/. No se puede decir a ciencia cierta que t̞ se use después de la sílaba tónica, como en el primer caso. A veces ocurre y a veces no.
  • Sustitución de /θ/ por /t/. Los irlandeses son prácticos, especialmente los de Galway. ¿Para qué complicarse la vida con «th» pudiendo hacer simplemente una «t»? En lugar del típico think («zink») oiremos «tink».
  • Patrón tónico ascendente. Hay tendencia a apurar a llegar a la sílaba tónica, y después se relaja el tono ligeramente. En general, da la impresión de que se habla un poco más rápido. Esto distingue a Grace claramente de Campbell, que en su estilo del Ulster alarga solo la sílaba tónica y relaja el tono en casi todas las demás. A su vez, esto crea contraste entre el inspector y Tommy, aproximando al líder de los Peaky Blinders a su doble agente favorita.

Ejemplo de dos personas con característicos acentos de Galway:

Glasgow

Brian Gleeson es un actor irlandés al que se le confió la difícil tarea de interpretar al escocés Jimmy McCavern, líder de los Billy Boys. Y lo que es más, tuvo que intentar recrear un acento de la zona de Glasgow. El público anglófono reaccionó con burla, humor e ira. Este personaje en concreto hace su entrada maniatando a Aberama Gold (interpretado por Aidan Gillen), crucificando a su hijo frente a él y rematando al chaval con un tiro en la cabeza. Y lo que horroriza a la gente de todo esto es que «no habla bien».

Sea como sea, el acento escocés que entendemos por general ya es bastante complicado de imitar. Algunas características distintivas son:

  • Rotacismo. Y del guapo. Aunque existen variedades de inglés escocés no róticas, la mayoría lo son. A veces las «r» toman la forma americana /ɹ/, pero es más abundante el aleteo /ɾ/ («r» suave en castellano). Lo que todavía aparece de vez en cuando pero es muy raro hoy en día es la «r» vibrante /r/, que sería como la «r fuerte» en castellano. En algunas zonas la hacen incluso retroflexa /ɻ/ (curva la lengua hacia atrás, tocando el paladar con la punta y haz una «r»).
  • Sustitución de /ʊ/ por /ʉ/. En RP tenemos ʊ, que aparece, por ejemplo, en pull /pʊl/, pero no en pool /pu:l/. En escocés no aparece este fonema, y en su lugar tenemos la ʉ, un poco más frontal y cerrada. Así tendremos pull y pool pronunciadas ambas como /pʉl/. Lo mismo sucederá con full y fool, good y mood, etc.
  • Combinación cot/caught. La primera lleva la vocal ɒ, que es una «o abierta» muy común en inglés americano. La segunda lleva ɔ, más cerrada, que ya hemos comentado antes. En Escocia, nos olvidamos de la primera. Not y naught son homófonas. También usaremos este sonido en watch y squad, por ejemplo.
  • Combinación trap/bath. De nuevo, nos vamos a olvidar del sonido /æ/ de la primera y usar más a menudo el /ɑ:/ de la segunda.
  • Sustitución de /ɪ/ final por /e/. Si no va acentuada, la /ɪ/ final de palabras como happy, baby o lady cambia a una /e/, con lo que diríamos más bien «jape», «beibe» o «leide».
  • Sustitución de /eɪ/ por /e/, y /əʊ/ por /o/. El diptongo de palabras como face se queda en una simple /e/ («fes»). El de palabras como goat y coat (pronunciadas «gout» y «cout» en castellano) se queda en /got/ y /kot/ («got», «cot»).
  • Diptongos. En general, se van a hacer con la boca más cerrada; o más abierta, pero pronunciando más atrás con respecto al RP. /aɪ/ como en prize pasa a /ʌi/ (más cerrado y posterior). /aʊ/ como en house pasa a /ʌʉ/ (abierto y posterior en la ʌ, cerrado y central en la ʉ). /ɒɪ/ como en boy y noise pasa a /ɔe/ («boe», «noes»).

En este enlace, una pequeña muestra de suave acento escocés general por parte de Richard Madden.

¿Y qué aporta Glasgow? Lo primero, un dolor de cabeza como una catedral. Lo segundo, un carisma irresistible. Y, por supuesto, características como:

  • Pausa glotal en la t. Extremadamente común en Gran Bretaña, y aquí no falta. Se combina con lo demás para mayor diversión. En vez de water bottle vamos a decir «wa’er bo’el».
  • Ocasional ausencia de rotacismo. En algunas zonas de Glasgow no tienen «r» rótica al final de las palabras. Combinado con lo anterior nos vamos a echar unas risas cuando digamos «wa’a» en vez de water.
  • Sustitución de not por nae. El segundo se pronuncia «ni», y va a hacer que en lugar de couldn’t digamos couldnae («cudni»).
  • Sustitución de /ɔ/ inicial por /a̠/. En ocasiones, la «o» al principio de una palabra se va a cambiar por una «a» posterior. Por ejemplo, off sería algo así como «af». Piensa que te quieres comer a tu interlocutor.

En el vídeo, muestra de un genuino acento de Glasgow en Limmy’s Show:

Y así podríamos dedicarle una tesis doctoral a cada uno de estos acentos y lenguas. No es de extrañar que cueste tanto esfuerzo retratarlos de manera convincente. Como mínimo, debemos reconocerle a los actores y las actrices de todo tipo de series el arduo trabajo y la pasión que ponen en dar vida a personajes que hablan de maneras que existen solo en lugares distintos de la cuna de estos y estas profesionales.

Una serie tan emocionante y divertida como Peaky Blinders iba a ser un éxito sin lugar a dudas. Y estando tan estilizada, iba a crear una imagen de chulería y coolness, de elegancia pendenciera que iba a captar la atención de generaciones distintas al instante. Cualquier acento que saliera por los morros de semejantes gangsters de lookbook iba a cosecharse admiración y un renovado prestigio. Pasen y vean: asistan al Brummie renaciendo de sus cenizas, al bestiario lingüístico de la clase trabajadora recibiendo la divulgación y el respeto que merece.

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