¿Nos acompañas en este recorrido por las experiencias más atemorizantes del medio interactivo?
10. Manhunt 2 (2007)
Si algo hemos aprendido ya es que los chicos de Rockstar tienen un poquito de mala leche y no les importa provocar la polémica con sus proyectos, ya sea con la violencia de Grand Theft Auto (PlayStation, 1997) o con el delicado trasfondo de Canis Canem Edit (PlayStation 2, 2007). Con Manhunt 2 (PlayStation 2, 2007) pusieron toda la carne en el asador al contar la historia de Daniel Lamb, un hombre que despierta en unas extrañas instalaciones sin recordar nada de su pasado. Daniel se verá envuelto en un tinglado con tintes de snuff movie en el que deberá sobrevivir a un enfrentamiento entre bandas rivales, lo que dará lugar a violencia extrema de todo tipo, ejecuciones salvajes incluidas. Manhunt 2 era tan gore en sus primeras versiones que Rockstar tuvo que cortarse un pelo para obtener la calificación adecuada y poder así salir a la venta. Con todo, el terror psicológico inunda este juego, y las cámaras de vigilancia y los tonos rojizos producen un ambiente tan cargado que se puede cortar con cuchillo. Nunca mejor dicho en este caso.
9. Eternal Darkness (2002)
Hubo un tiempo, la nostálgicamente recordada era GameCube, en que Nintendo se esforzó mucho en no ser la Nintendo que todos conocemos e intentar atraer al público más adulto. Los resultados fueron dispares pero uno de los frutos de esa estrategia fue Eternal Darkness (GameCube, 2002). Desarrollado por la desaparecida Silicon Knights, estamos ante un juego técnicamente discreto pero con una premisa inquietante: volverte loco. Literalmente, porque durante la aventura teníamos que estar tan atentos al medidor de cordura como al de salud física. El resultado fue una experiencia terrorífica repleta de alucinaciones tan creíbles que llegamos a temer por la integridad de nuestra consola. Sí, ese pantallazo azul aún nos hace sudar las manos. Sonidos extraños, controles que dejaban de funcionar por segundos, imagen volteada, tarjetas de memoria que parecían borrarse solas y un largo etcétera de bizarradas geniales. Pobre Alex Roivas.
8. Slender: The Arrival (2013)
Internet ha creado un buen puñado monstruos. Y no, no nos referimos –necesariamente– a ningún youtuber. Uno de ellos es Slender Man, esta figura antropomórfica si no se demuestra lo contrario que aparece de vez en cuando para hacerte soltar el mando o el ratón de un susto. ¿Quién es Slender Man? ¿Qué quiere de nosotros? ¿Quién le hace el nudo de la corbata? No lo sabemos, pero la leyenda surgida de este famoso creepypasta juega con estas dudas e intenta hacer pasar por real esta criatura sin rostro. Slender: The Arrival (multiplataforma, 2003) es el juego más conocido con este extraño monstruo como protagonista. Recuerda: Slender Man no tiene ojos. Ni nariz. Ni tampoco oídos. Pero sabe dónde estás, y no dudará en darte caza.
7. Clock Tower 3 (2002)
Las niñas desvalidas siempre han sido un cliché en el género de terror. Será por su debilidad, por su inocencia ante el peligro. En Clock Tower 3 (PlayStation 2, 2002) –el primero en permitir control directo sobre el personaje–, Capcom nos presenta a Alyssa Hamilton, una joven de tan solo 14 años que vivirá una traumática experiencia al volver a casa de sus padres adoptivos tras escapar de un internado. Resulta que al llegar no hay ni rastro de ellos, y en su búsqueda se topará con diversos seres que no se lo pondrán precisamente fácil. Alyssa tendrá que vérselas con, por ejemplo, SledgeHammer, un criminal que elimina a sus víctimas usando un pesado martillo, o Corroder, el cual opta por el no menos efectivo ácido sulfúrico. Pero es la imagen de las Scissor Twins la que ha quedado para el recuerdo, unas asesinas armadas con unas enormes tijeras. El juego utilizaba un medidor de pánico que, al llegar al máximo, solo permitía huir del peligro a Alyssa y la convertía en la típica muchacha torpe de las películas de miedo –otro tópico– que solo sabe huir y se tropieza con todo. No la culpamos: rodeada de esos amistosos personajes, no era difícil que el contador de «yuyu» echara humo.
6. Project Zero 2: Crimson Butterfly (2003)
Seguimos tirando del hilo del terror oriental, pero dejamos aparcados los asesinos en serie y nos centramos en los espíritus, no menos peligrosos. Lanzado en 2003, Project Zero 2: Crimson Butterfly (PlayStation 2, 2003) nos ponía en la piel de Mayu y Mío, dos gemelas japonesas que se las iban a ver con un surtido de fantasmas dignos de Cuarto Milenio. El elemento clave del título (conocido como Fatal Frame 2 en el mercado norteamericano) era un objeto llamado cámara oscura, a través del cual teníamos que escudriñar los escenarios en busca de entes hostiles. Una vez avistados, el obturador de la cámara servía para enfocar a los enemigos y debilitar su salud. Los entornos sombríos, bosques misteriosos y rituales macabros ponían la guinda al pastel. Si Project Zero 2: Crimson Butterfly se hubiera creado a día de hoy y no hace más de quince años, probablemente habríamos tenido que vencer a los fantasmas subiendo las fotos a Instagram y recolectando likes. O quizá en Tik-Tok, muchísimo más terrible si cabe.
5. Outlast (2013)
Outlast (PC, 2013) es todo lo que un survival horror debería ser. Porque, ¿qué sentido tendría un juego de terror en el que no tenemos la constante y urgente sensación de que la mejor idea es acurrucarse en un rincón en posición fetal y llorar hasta que pase el peligro? Ninguna. Y en Red Barrel Games lo sabían. El protagonista de esta aventura, un periodista que decide investigar un misterioso manicomio, vivirá una pesadilla con una ambientación gráfica sobresaliente, buenas cantidades de gore, sustos que recordarás durante mucho tiempo y una narración con pequeñas dosis de humor negro muy acertadas. Por no hablar de la perspectiva en primera persona a través de la cámara del protagonista, con la visión nocturna en esos inquietantes tonos verdes que tanto recuerdan a, por ejemplo, la [·REC] dirigida en 2007 por Jaume Balagueró y Paco Plaza. Hay un detalle que explica a la perfección lo que es Outlast; solamente tendremos tres tipos de armas para sobrevivir a las criaturas que pueblan este entrañable lugar: correr, escapar y huir. Ah, sí. Y una linterna. Buena suerte.
4. Resident Evil (1996)
Resident Evil es la saga de terror más afamada y, probablemente, uno de los nombres más reconocibles de toda la industria. El remake de Resident Evil (GameCube, 2002) supuso un hito en el género, ya no solo por devolver a la vida (a base de zombis, qué paradoja) la entrega original de la franquicia sino por dotarla de un poderío gráfico que sigue impresionando a día de hoy. Los escenarios prerrenderizados y, sobre todo, los efectos de iluminación lucían de escándalo y consiguieron que la mítica mansión Spencer resultara más amenazante que nunca. Quizá Resident Evil 4 habría sido otra opción para ser incluida en este listado, con sus intimidantes aldeanos españoles de exótico acento y el villano armado con una sierra mecánica, un verdadero hijo de la gran Capcom. Pero la reedición del título original es un juego añejo en el mejor de los sentidos, un survival horror como la copa de un pino. Poco más se puede pedir. Bueno, sí, balas para mi pistola. Voy justito y al otro lado de la puerta creo que hay un señor que quiere comerse mi cerebro.
3. Alien: Isolation (2014)
«En el espacio nadie puede oír tus gritos». Así rezaba el cartel de Alien, el octavo pasajero (Ridley Scott, 1979) película en la que está inspirada fielmente Alien: Isolation (multiplataforma, 2014). Este título, desarrollado por la compañía inglesa The Creative Assembly, nos pone en la piel de Amanda Ripley, ingeniera e hija de la mismísima teniente Ripley de la película de Ridley Scott. Su objetivo: recuperar la caja negra de la U.S.C.S.S. Nostromo, nave en la que se produjeron los –dramáticos– hechos de dicho filme. El inconveniente: nuestro querido xenomofo sigue vivo y no nos lo piensa poner fácil. El juego, a través de una conveniente vista en primera persona, nos pone en la tesitura de escapar del alien durante toda la misión. Un enemigo que no puede ser eliminado –por tanto, una amenaza constante para el jugador– y que, además y gracias a una inteligencia artificial avanzada, será capaz de escucharnos, olernos y saber dónde estamos en –casi– todo momento. El sigilo será fundamental y las armas de fuego no serán de ayuda. La medalla de bronce, más que merecida, se la lleva la estirpe de los Ripley, condenada ad infinitum a enfrentarse a esta pavorosa criatura espacial.
2. Silent Hill 2 (2001)
La exitosa franquicia de Konami lleva provocando pesadillas desde 1999, momento en que el primer Silent Hill vivió su puesta de largo en la PlayStation original. El rey del mal rollo, adalid del terror psicológico y de la espesísima niebla que oculta toda clase de monstruos. Y dentro del horror de la saga, probablemente sea la segunda entrega aparecida en PlayStation 3 la que se lleve la palma. En ella controlamos a James Sunderland, quien recibe un mensaje de su mujer fallecida para citarle en Silent Hill. Lo de la nota de tu pareja muerta ya olía raro de por sí, pero las cosas no hacen más que empeorar tras poner el pie en dicha localidad, hogar de lo inexplicable y la paranoia. El habitante más hospitalario es, sin duda, Pyramid Head, un perturbador verdugo de cabeza triangular especializado en ajusticiar a víctimas carcomidas por la culpa que nos lleva a pensar que, si Silent Hill ha convocado a James, algo habrá hecho.
1. Dead Space (2008)
La USG Ishimura. Una extracción minera, ahora «abandonada», que contiene la experiencia más terrorífica de la historia del videojuego. Desde los impactantes gráficos a los sobrecogedores efectos de sonido, todo lo que Visceral Games nos ofreció fue material de altísimo nivel. Lo más asombroso de Dead Space (PlayStation 3 y Xbox 360, 2008) es su atención al detalle. Como en los mejores exponentes del género, asusta más por lo que insinúa que por lo que muestra. Porque sí, el ataque de un necromorfo que cae desde los conductos de ventilación del techo de un oscuro y angosto pasillo te provocará un micro infarto. Pero peor son los constantes crujidos de una nave que parece retorcerse sobre sí misma ante las monstruosidades y horribles mutaciones que guarda en su interior. La variedad de zonas, desde secciones en gravedad cero a siniestros invernaderos, es otro punto fuerte del título. Y, como guinda, el gran logro de eliminar todo tipo de indicador de la pantalla incorporando toda la información vital manera brillantemente visual en el traje del ingeniero protagonista Isaac Clarke. La inmersión es inmediata y la tensión, a veces, casi insoportable. Jugadlo, si no lo habéis hecho ya. En nivel difícil. Desmembrad necromorfos. Apuntad a las piernas. Conservad munición. Y respirad hondo.
BONUS. P.T. (2014)
Si P.T. (PlayStation 4, 2014) fuera un juego al uso habría estado en un puesto muy alto de este listado. Pero no lo es. Este inusual experimento sirvió como anuncio y aperitivo para el por aquel entonces esperado regreso de Silent Hill, una resurrección de la saga que habría contado con Hideo Kojima, creador de Metal Gear Solid, y el director mexicano Guillermo del Toro. Por desgracia, el proyecto acabó cancelado y P.T. (cuyas siglas atienden, por cierto, a playable teaser) quedó como una joya extraña y una experiencia que se mantuvo congelada en un curioso limbo. Con una cámara en primera persona, esta demo nos propone recorrer el pasillo de una escalofriante casa una y otra vez. Contado así la cosa no parece para tanto, pero poco a poco los elementos en paredes y decoración irán mutando, jugando así constantemente con el factor sorpresa. La recreación de esta siniestra casa es tan realista desde el punto de vista técnico que logra que sus delirios sean verdaderamente estremecedores. Y las apariciones –semi aleatorias– de cierta y oscura figura femenina te helarán la sangre. P.T. es una broma muy bien elaborada, un engaño en el que vale la pena caer. Si te atreves.