En Los ojos de Tammy Faye Jessica Chastain ofrece una interpretación memorable y apoteósica que ya suena en las quinielas para llevarse todos los premios de la temporada. Primero, toma la palabra la actriz: «La historia se remonta a 2012, yo estaba de gira con La noche más oscura (Zero Dark Thirty), y vi el documental sobre ella y me di cuenta de que no conocía toda la historia verdadera, y pensé que era la hora de contar la historia de quién era a las nuevas generaciones». Continúa con más detalles Michael Showalter: «Me encantaba la idea de trabajar con Jessica y ver cómo interpretaba este papel. Yo vi a los Bakker en la television y conocí su historia siendo adolescente en los años ochenta. Quería volver a ese mundo, pensaba que sería muy interesante y una historia increíble de poder contar».
Preguntada por la integración del acento y la manera de hablar de Tammy Faye tan característica, Jessica responde que «tuvo siete años para prepararse para el papel», y que trabajó con un entrenador de dialectos remarcando que el acento de Minnesota es muy complejo. Menciona además un punto clave del personaje, y es el tono de voz tan agudo, «como Betty Boop», dice entre risas, que tuvo que buscar la forma de reproducir. Hace referencia también a los más de veinte discos que dejó grabados la prolífica Tammy Faye, y remarca su «voz profunda» en el canto en contraposición a su manera de hablar. A ese respecto, reconoce que «no se encontraba muy cómoda cantando», pero que «poco a poco va entrando en el tema». Showalter matiza que «Jessica ya conocía el personaje y que ya sabe lo que quiere y que es muy fácil de dirigir. Mi papel como director es decirle que lo que está haciendo está bien y que siguiera su instinto en cómo quería enfrentar el papel, como todos los grandes intérpretes».
Hablando sobre el papel de la mujer en el cine, comenta Chastain que en los últimos diez años en «los Óscar, Cannes, Sundance, mujeres han ganado grandes premios, lo que significa que la gente está interesada en escuchar historias acerca de las mujeres. No creo que hayamos ganado todo, pero creo que es emocionante ver la diferencia entre cómo estábamos en 2011 y lo que estamos viviendo ahora en 2021». Preguntada ante el hecho de que este año el premio a mejor intérprete en el Donostia Zinemaldia no hará distinción de género y la posibilidad de tener que «luchar» contra Javier Bardem, Jessica dice: «no veo ninguna lucha con los actores, conozco a Penélope y a Javier desde hace años y son genios, hay una especie de hermandad sagrada. No lo veo como una lucha, no lo puedo ni imaginar».
También habla de la génesis de su relación con Tammy Faye: «cuando era pequeña y la conocía todos se reían de ella, los cómicos la imitaban siempre llorando, la llamaban fea y la trataban de manera inhumana. Luego me sentí culpable de haber juzgado a una persona habiéndome alimentado de los medios de comunicación». Y sigue: «La exiliaron de la comunidad religiosa, pero ella era auténtica. Aún cuando la echaron de la iglesia no dejó de amar y perdonar a la gente, siempre era sincera». Michael toma la palabra y da su punto de vista sobre la personalidad de Tammy Faye: «tiene un mensaje de aceptación y de amor a través del cual tenemos que llegar a entendernos y abrazarnos todos juntos en un país —se refiere a EE. UU.— donde siempre hemos estado separados». Llegando al final, y preguntada sobre la facilidad de Jessica Chastain para encontrar un equilibrio entre la comedia y el drama en el personaje de Tammy Faye, la intérprete responde que «me sentí muy libre en el set, donde además Michael me ayudó mucho a calibrar el personaje. Siento mucho amor y humanidad para con ella, se la vio como una payasa en los medios de comunicación: las bromas, su humor, su alegría… Y soledad, en muchos de los vídeos que he visto encontré que era una mujer extremadamente solitaria, y quería conectar con los demás a través de esta soledad».
