No cabe duda de que Ignatius Farray es hoy un personaje de éxito y muy conocido en el ámbito de la comedia nacional. Para muchos es incluso el máximo exponente a la hora de hablar de «comedia alternativa», esa parcela de la comedia que siempre baila con los límites del humor que tanto se han analizado y de los que tanto se ha dicho ya. Ahora bien, son menos los que se han interesado por Juan Ignacio Delgado Alemany (Tenerife, 2 de diciembre de 1973), el hombre detrás del personaje que es Ignatius Farray.
El fin de la comedia es la serie que han creado conjuntamente Ignatius Farray, Miguel Esteban y Raúl Navarro —en torno a la vida privada y pública del propio Farray— para todos aquellos que entienden la comedia y el humor como una forma de vida. La serie cuenta con dos temporadas, la primera de ellas estrenada en el año 2014 y la segunda en el 2017; cada una de estas temporadas se compone a su vez de seis episodios que oscilan entre los 22 y los 25 minutos de duración. En cada episodio seguimos a Ignatius, hombre y personaje, interpretándose a sí mismo a través de situaciones trágicas, cómicas, surrealistas y paradójicas: quizás lo que es la vida misma. He aquí una de las mayores virtudes de la serie. Y es que tanto Ignatius por medio de su interpretación como los directores de la serie son capaces de transmitirnos toda la ironía de la existencia de una manera sincera y directa. No hay cabida para los ambages en una obra cuya intención es ahondar en la tragedia existencial de la condición humana por medio de escenas cómicas.
Se nos presentan una tras otra —muchas de las veces a través de un tono pesaroso y triste— situaciones de lo más variado entre las que caben penurias económicas, monólogos sin éxito ante una audiencia que no entiende nada, atracos surrealistas o visitas a una tienda de pociones que prometen sanar cualquier tipo de problema con el ánimo de explicarnos a través de estas propias situaciones cómo obtiene Farray la inspiración necesaria para crear su obra humorística —que en definitiva es a lo que dedica su vida y el medio por el cual se gana la misma—. Es tan importante ganarse la vida, al fin y al cabo, que todo el posible análisis que hay en la serie en torno a los límites del humor se desgranan en un episodio en el que el cómico, tras ofender a cierto sector con un chiste y arrepentirse por ello posteriormente, termina riéndose de su propio arrepentimiento. ¿Dónde están los límites de la comedia, pues, si la propia vida y la forma de ganárnosla puede en ocasiones llegar a carecer de límites racionales?
¿Dónde están los límites de la comedia, pues, si la propia vida y la forma de ganárnosla puede en ocasiones llegar a carecer de límites racionales?
Cada episodio cuenta con cameos de varios artistas de la escena cómica nacional en los que se representan a sí mismos; de esta forma se consigue añadir incluso más veracidad al relato que se nos plantea, el cual ya de por sí navega todo el tiempo sobre la fina línea que delimita la ficción de la realidad. Algunos de estos cameos incluyen a personajes como Andreu Buenafuente o Javier Cansado. También aparecen David Broncano y Quequé (amigos de Farray en la realidad y compañeros de trabajo en La vida moderna de la Cadena SER) entre otros. Por otra parte, las apariciones recurrentes de actores como Javier Botet o Juan Cavestany terminan de imprimir ese tono de autenticidad a la serie que finalmente queda tan conseguido.
Estamos, pues, ante una obra de carácter puramente personal en la que Farray nos invita a reírnos de la existencia y de sus paradojas a la vez que nos permite conocer un poco más sobre su propia personalidad, descubriéndonos a algunos de sus referentes como Richard Pryor. También y quizás en mayor medida, cabe la reflexión acerca de la ironía tragicómica de la vida y de cómo la comedia puede llegar a salvarnos. Vemos esta vez más allá del cómico alternativo que después de varios años de arduo trabajo en la sombra ha conseguido un éxito en todos los ámbitos en los que desarrolla su carrera (recordamos en este punto sus diversas apariciones en televisión, radio y las distintas actuaciones en vivo que lleva a cabo en escenarios nacionales y alguno internacional).
En este sentido puede que el propio título de la serie nos dé una pista de la intención más allá de lo visual y de la diversión que pueda proporcionarnos, y es que se nos dice que la comedia ha terminado: que es el fin de la comedia. Es entonces quizás el principio de algo nuevo, de la vida entendida como un camino que va todo el tiempo zigzagueando entre la tragedia y la comedia. Llegados a este punto, es de recibo reconocer que hemos hablado de El fin de la comedia en un tono tal vez demasiado filosófico, pero en nuestra defensa diremos que no entendemos el análisis de esta obra desde otro punto de vista pues, ¿acaso no es Ignatius Farray el «cómico-filósofo» por excelencia de esta década en España?
Es, sin duda, un buen momento para ver la serie, pues coincide con su reciente estreno en el mes de junio para Amazon Prime Video el hecho de que Farray anunciase hace escasas semanas la publicación de su primera novela que llevará por nombre Vive como un mendigo, baila como un rey y que verá la luz el próximo mes de octubre. Seguro que a través de esta obra podremos seguir conociendo al hombre tan interesante que se halla tras el cómico de éxito que es a día de hoy Ignatius Farray. Lo dicho: vean la serie, reflexionen y rían.