Prospect
Entre bandidos y mineros espaciales

País: Estados Unidos
Año: 2018
Dirección: Christopher Caldwell, Zeek Earl
Guion: Christopher Caldwell, Zeek Earl
Título original: Prospect
Género: Ciencia ficción
Productora: Depth of Field, Ground Control, Bron Studios, Shep Films
Fotografía: Zeek Earl
Edición: Paul Frank
Música: Daniel L.K. Caldwell
Reparto: Sophie Thatcher, Pedro Pascal, Jay Duplass, Andre Royo, Sheila Vand, Anwan Glover, Trick Danneker, Luke Pitzrick
Duración: 98 minutos

País: Estados Unidos
Año: 2018
Dirección: Christopher Caldwell, Zeek Earl
Guion: Christopher Caldwell, Zeek Earl
Título original: Prospect
Género: Ciencia ficción
Productora: Depth of Field, Ground Control, Bron Studios, Shep Films
Fotografía: Zeek Earl
Edición: Paul Frank
Música: Daniel L.K. Caldwell
Reparto: Sophie Thatcher, Pedro Pascal, Jay Duplass, Andre Royo, Sheila Vand, Anwan Glover, Trick Danneker, Luke Pitzrick
Duración: 98 minutos

Pedro Pascal y Sophie Thatcher protagonizan este wéstern extraterrestre de estética industrial y retro-futurista, donde mercenarios y prospectores se enfrentan en una luna abandonada hostil hacia la vida humana, pero que alberga un preciado botín.

El mundo nunca falla a la hora de darnos razones para ser pesimistas. El ámbito de la ciencia ficción actual no es una excepción. Entre los torbellinos de contenido recocinado de las megafranquicias y la proliferación de insípidas y repetitivas pequeñas producciones de streaming, parece que la elección está entre la superproducción y la mediocridad. Quizás la cuestión sea en refinar un poco más la mirada. Como ya nos demostró The Vast of Night (Andrew Patterson, 2019), hay señales de sobra de la buena salud de la ciencia ficción independiente. Prospect (Christopher Caldwell Zeek Earl, 2018) es otra de esas señales. La película es, además, la culminación de una historia feliz. Habiendo firmado un fantástico cortometraje del mismo nombre en 2014, los directores se hicieron con un poco de financiación, un ingenioso guion y las colaboraciones de Pedro Pascal y Jay Duplass para expandir su mundo y su historia. El resultado, aún lejos de ser perfecto, cuenta con las mejores de las virtudes: la originalidad y la evidente pasión por lo suyo de sus creadores.

Prospect nos sumerge en un mundo retro-futurista en el cual, si bien parece que la humanidad ha perfeccionado el viaje espacial, aún está atrapada en un asfixiante ambiente industrial. En un contexto vago de escasez y progreso tecnológico abortado, un padre y su hija adolescente Cee (Jay Duplass y Sophie Thatcher, respectivamente) se embarcan en una peligrosa misión en una luna semi-abandonada donde un proceso de terraformación interrumpido ha generado un ecosistema tóxico para los humanos, pero también unos extraños organismos que guardan una preciada carga. Los prospectores protagonistas son la avanzadilla de trabajadores encargados de cosecharlos. Pero cuando un encontronazo con unos prospectores rivales acaba con la muerte de su padre, Cee se ve obligada a colaborar con uno de los asesinos (Ezra, interpretado por Pedro Pascal) para salir con vida de la luna, con suerte con una lucrativa carga en la maleta.

Pedro Pascal brilla como Ezra, el villano o quizás el héroe de la película.

Por si este planteamiento de wéstern galáctico no fuera suficiente, podríamos pasarnos todo este artículo hablando de la fabulosa ambientación. El primer punto más logrado y original que salta a la vista de Prospect es el enorme cuidado e ingenio que ha ido destinado al diseño de su entorno y a la estética de sus trajes espaciales y su tecnología. Sutiles efectos visuales convierten el paraje de la luna desolada a la vez en extrañamente familiar e indudablemente peligroso, donde se infieren simultáneamente una superabundancia orgánica y una fuerte hostilidad hacia la vida humana: una especie de trampa mortal de la ingeniería biotecnológica. Sumando este psicodélico entorno al diseño retro-futurista e industrial de la tecnología y una cuidada fotografía de tonos apagados, el lenguaje visual del film nos sumerge en una atmósfera paradójica de calma y peligrosidad, serenidad y suspense, un delicioso ambiente en el que querremos quedarnos más tiempo y, a la vez, huir de inmediato.

En el despiadado universo extractivista de este Salvaje Oeste espacial, todos los personajes hablan en términos de costes y beneficios, un cálculo en el que no solo evalúan sus acciones, sino en el cual parecen basar toda su personalidad.

Con todo, la película no está falta de sus tropiezos y sus pequeñas inconsistencias. Alguna escena un tanto inútil y un puñado de deslices del diálogo nos recuerdan el carácter independiente y primerizo de la película. Pero aparte de no ser nada que no podamos perdonar a sus directores noveles, sus pequeños vicios son superados con creces por sus grandes virtudes. Junto con su rabiosa originalidad y su estética alucinatoria, que infecta la pantalla de imágenes sublimes e inquietantes, están las formidables interpretaciones de una sorprendente Sophie Thatcher en su primer papel y un Pedro Pascal cuyo carisma, si bien creemos conocerlo bien, no deja de pillarnos desprevenidos. Esta vez vemos a Pascal encargarse de un papel más sombrío y ambiguo que al que nos tiene acostumbrados, el antiheroico y sibilino Ezra, el cuál tiene que ser muy astuto no solo si quiere que Cee confíe en él, sino poder redimirse al final a ojos de la audiencia.

Sophie Thatcher encarna con gracia y acierto al personaje protagonista, Cee, en el primer papel de su carrera.

Pero si hay un acierto en Prospect incluso más importante que todos los mencionados hasta ahora, este es su vibrante e ingenioso comentario social. Poniendo el foco en unos trabajadores espaciales que, aunque ahora se enfrenten a parajes extraterrestres, están atrapados en la misma estafa de desigualdad y precariedad, víctimas aparentemente desechables de una guerra asimétrica contra sus señores industriales. Por mucho que refinamos la tecnología del viaje espacial o mejoremos la ingeniería de terraformación, parece decirnos la película, ni todos los aparatos técnicos ni la aparente abundancia biológica significarán nada mientras se perpetúen las injusticias de siempre. En el despiadado universo extractivista de este Salvaje Oeste espacial, todos los personajes hablan en términos de costes y beneficios, un cálculo en el que no solo evalúan sus acciones, sino en el cual parecen basar toda su personalidad. Este descorazonador escenario se invierte en un estelar momento de demostración de solidaridad de clase en el clímax de la película, cuando Ezra y Cee hacen uso conjunto del poder que les confiere ser los únicos que quedan en la luna que saben extraer su preciado mineral biológico.

No cabe duda que, al contener tantos elementos vibrantes y singulares, esta excitante mezcla resulte en ocasiones un tanto inestable. Es posible que Prospect no sea recomendable para quien guste ante todo de los productos más pulidos y profesionales de directores ya asentados. Pero para quienes creemos que un poco de caos es casi inevitable cuando se experimenta con pasión y se prima la originalidad, no podremos sino aplaudir con fuerza todos los atrevimientos asombrosos de Prospect y apuntarnos los nombres del talento involucrado. De lo que no nos cabe duda que dentro de poco esta película será recordada como una fabulosa joya oculta del cine de ciencia ficción de la década que pasa, como una de esas perlas volubles y maravillosas que sus protagonistas ponen tanto empeño en obtener.

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