Ninjababy
Levantarse con estilo
• País: Noruega
• Año: 2021
• Dirección: Yngvild Sve Flikke
• Guion: Johan Fasting, Yngvild Sve Flikke, Inga Sætre
• Título original: Ninjababy
• Género: Drama, Comedia
• Productora: Motlys
• Fotografía: Marianne Bakke
• Edición: Karen Gravås
• Música: Kare Vestrheim
• Reparto: Kristine Kujath Thorp, Arthur Berning, Nader Khademi, Tora Christine Dietrichson, Silya Nymoen, Herman Tømmeraas
• Duración: 103 minutos
• Festival de Gijón: Sección Retueyos (2021)
• País: Noruega
• Año: 2021
• Dirección: Yngvild Sve Flikke
• Guion: Johan Fasting, Yngvild Sve Flikke, Inga Sætre
• Título original: Ninjababy
• Género: Drama, Comedia
• Productora: Motlys
• Fotografía: Marianne Bakke
• Edición: Karen Gravås
• Música: Kare Vestrheim
• Reparto: Kristine Kujath Thorp, Arthur Berning, Nader Khademi, Tora Christine Dietrichson, Silya Nymoen, Herman Tømmeraas
• Duración: 103 minutos
• Festival de Gijón: Sección Retueyos (2021)
La cineasta noruega Yngvild Sve Flikke entrega una película que subvierte todos los clichés del subgénero del embarazo accidental y reflexiona, desde la comedia, sobre la adopción o la propia maternidad sin dar ni una puntada sin hilo.
La maternidad no deseada tiene decenas de caras en el cine, siendo un tema habitual del circuito independiente por sus muchas posibilidades, que se presta tanto al drama como a la comedia como a una conjunción de ambos. En este caso, la noruega Yngvild Sve Flikke consigue una obra ácida y libre que conjuga cierta militancia social y sentimiento de clase con unas formas libres en lo fílmico en las que destaca la convivencia de la imagen real con un monigote dibujado que viene y va por la pantalla y actúa como la voz interior del personaje principal, interpretado por Kristine Kujath Thorp, la joven que, de un día para otro, se topará con que se encuentra en un estado de gestación bastante avanzado, una situación que desconocía completamente y que, como le dicen los médicos, «puede pasar». La película, de este modo, consigue construir una relación con el espectador ambigua, en la que destaca por un lado su gusto por la risa y la comicidad, obra y gracia, casi siempre, de la ocurrente protagonista, y por otro lado la gravedad del tema tratado y la capacidad que tiene para, desde la frivolidad y la esterilidad de su discurso, conectar temas de particular densidad como el aborto, la adopción, el racismo, la maternidad o la promiscuidad sin faltar nunca a un carácter lúdico muy marcado y un modo de desarrollarse consecuente y siempre fiel a sí mismo.
Una comedia a veces blanca a veces negra, tan dramática como su temática le permite y tan militante como la mirada del público esté dispuesta a aceptar.
Kristine Kujath Thorp domina la función desplegando un enorme carisma.
La introducción de la paternidad en la ecuación, además, funciona particularmente bien dentro del cóctel que propone Yngvild Sve Flikke, ya que consigue integrar en el interior del alegato de Rakel —así se llama la protagonista— una contradicción que, además de proporcionar grandes oasis cómicos, procura un ideario de gran valor sobre el consentimiento y el poder de toma de decisión, sobre la controvertida figura del cambio de opinión y la aún más controvertida de la «madre no maternal». Ninjababy (2021), que a pesar de todo a veces toca fondo por su tendencia a la repetición y por proporcionar cierta sensación de estancamiento, es una comedia a veces blanca a veces negra, tan dramática como su temática le permite y tan militante como la mirada del público esté dispuesta a aceptar: de un modo parecido a como sucedía en la fabulosa Shiva Baby (Emma Seligman, 2020), lo fácil es quedarse enganchado de sus personajes, tan humanos y exasperantes como si vivieran en el piso de abajo, capaces de conectar a un nivel muy profundo por la facilidad con la que uno se puede ver reflejado en sus inseguridades y sus errores, en sus cambios de registro y sus estrategias de dispersión, que a pesar de estar guionizados desde cierto espíritu paródico —autoparódico, en realidad— tienen verdad entre las manos como para que el poso que dejan exceda la comedia que, en primer lugar, parecen defender. La realidad es que la película de Yngvild Sve Flikke brilla cuando subvierte todos los lugares comunes habidos y por haber, y enfrenta a Rakel a la condescendencia, y al espectador a su carácter volátil y explosivo; cuando crea un lugar seguro en el que sonar soez tiene un significado, y entablar conversación con un dibujo mal hecho proporciona grandes dosis de crecimiento personal, aunque no en la dirección habitual ni en el sentido esperado. Ninjababy tiene ánimo como para hacer reír al más hierático y promover la reflexión en todo aquel que muestre el más mínimo interés en su punto de partida y, en consonancia, en cualquiera que busque algo no muy Juno (Jason Reitman, 2007) pero tampoco muy Precious (Lee Daniels, 2009) pero con mucha pegada y ánimo agitador.