Love
Sexo y arte, valga la redundancia
• País: Francia
• Año: 2015
• Dirección: Gaspar Noé
• Guion: Gaspar Noé
• Título original: Love
• Género: Romance. Drama
• Productora: RT Features, Rectangle Productions, Wild Bunch
• Fotografía: Benoît Debie
• Edición: Denis Bedlow, Gaspar Noé
• Reparto: Karl Glusman, Aomi Muyock, Klara Kristin, Benoît Debie, Vincent Maraval, Gaspar Noé, Juan Saavedra, Déborah Révy, Ugo Fox
• Duración: 135 minutos
• País: Francia
• Año: 2015
• Dirección: Gaspar Noé
• Guion: Gaspar Noé
• Título original: Love
• Género: Romance. Drama
• Productora: RT Features, Rectangle Productions, Wild Bunch
• Fotografía: Benoît Debie
• Edición: Denis Bedlow, Gaspar Noé
• Reparto: Karl Glusman, Aomi Muyock, Klara Kristin, Benoît Debie, Vincent Maraval, Gaspar Noé, Juan Saavedra, Déborah Révy, Ugo Fox
• Duración: 135 minutos
La película más accesible pero a la vez más provocativa de Gaspar Noé usa el sexo de una forma narrativa muy interesante para diseccionar la naturaleza humana en una dolorosa historia de amor y desamor.
El sexo es una parte importante de la naturaleza humana. Esto puede parecer algo dolorosamente evidente pero si se rasca en esta afirmación uno puede entender muchas cosas sobre la relación entre sexo, psicología humana y arte que a un observador despistado le pueden pasar desapercibidas. Gaspar Noé, sin embargo, no es en absoluto un observador despistado y entiende a la perfección los matices de la encrucijada de la sexualidad con otros aspectos de la naturaleza humana tal y como demuestra en casi toda su filmografía. Su personalidad y su carácter de director contracultural, en ocasiones casi marginal (si bien en los últimos años ha gozado de mucho más reconocimiento mainstream) y su tendencia a hacer películas para un nicho relativamente específico de la audiencia le ha permitido hacer un cine que trata este tipo de cuestiones con cierta libertad creativa. No obstante, no han faltado en su carrera momentos de controversia en los que su cine o bien no ha terminado de ser comprendido por la audiencia o ha sido malinterpretado por un público al que no estaba dirigido. Hablamos de cuestiones como la archiconocida escena de la violación de Irreversible (Gaspar Noé, 2002) o más recientemente la obra que hoy nos ocupa: Love (Gaspar Noé, 2015).
La película nos cuenta la historia de Murphy, un estadounidense residente en París que aspira a ser cineasta y que vive casado con su mujer, con la que ha tenido un hijo. Una mañana recibe la noticia de la desaparición de Electra, su anterior pareja. Esta llamada le servirá al protagonista para rememorar su pasional pero en ocasiones tóxica relación con la mujer que en el fondo sigue amando mientras se genera una crisis sentimental con su actual pareja. A través de su memoria, descubriremos cómo la relación de Murphy y Electra comienza como un cuento de hadas entre dos jóvenes enamorados en París que encontrarán en el otro un refugio para sus debilidades emocionales y un consuelo para sus traumas, pero a medida que la relación se ve afectada por los celos, el desgaste y las infidelidades, la relación entre ambos se transformará en una de codependencia y toxicidad que terminará cuando Murphy deje embarazada a su vecina, lo cual llevará a Electra a romper la relación de manera definitiva.
El director recurre a una narración no lineal para acentuar la sensación de nostalgia durante toda la cinta.
Si bien las escenas de sexo explícito (y en ocasiones real) son uno de los elementos centrales de la película, es en su relato psicológico de la relación y de los miembros de la misma donde reside el corazón de la película. El guion sigue la evolución de cualquier relación tormentosa, los cuales se tienden a dividir en momentos de crisis profunda y de felicidad casi absoluta. Todos los que hemos pasado por relaciones tóxicas o codependientes (seguramente la mayor parte de las personas leyendo este texto sepan a lo que me refiero) comprendemos el torbellino emocional de tales dinámicas, sin embargo, Gaspar Noé va un poco más allá y analiza en esta pareja las razones de una codependencia casi patológica. Por un lado Murphy, el personaje principal de la cinta y narrador de la misma, encuentra en Electra un referente casi existencial para su propia vida. Una mujer y una relación que le sirve para construir su propia identidad como persona y sin la cual se siente perdido. Ya sea cuando está alejado de ella o cuando está con otras mujeres (con las que es profundamente infeliz) Murphy se siente totalmente perdido, falto de objetivos vitales y de motivaciones siempre que Electra no está a su lado, casi como si la necesitase para poder completarse a sí mismo y si su ausencia supusiera un hueco dentro de su propio ser. Paradójicamente, esta dependencia de Electra es la que le hace alejarla de sí mismo, ya sea al actuar de manera violenta cuando siente celos o al serle infiel cuando ella no está cerca a causa de la inestabilidad psicológica que le produce su no presencia inmediata a su lado.
Por su parte, Electra, un personaje mucho más misterioso y menos transparente psicológicamente que Murphy, tiene con el personaje estadounidense una relación de codependencia en la cual la protagonista femenina de la cinta siente, por un lado, la necesidad constante de proteger (no física, pero sí emocional y psicológicamente) a Murphy y de ser su estabilidad, lo cual permite a Electra, un personaje no menos inestable psicoemocionalmente que Murphy y con un comportamiento en ocasiones errático, el evitar tener que afrontar sus propios problemas internos al adoptar este rol de pareja de Murphy. Puede decirse que si Murphy tiene una dependencia casi patológica de Electra como su centro de gravedad vital, Electra tiene la necesidad igualmente problemática de sentirse como el centro de gravedad de Murphy. Es así que la Electra que se aleja de su novio es un personaje que se ve obligado a confrontar sus propios traumas, lo que a la larga hace que ella siempre termine volviendo a él en un ejemplo de libro de relación codependiente en que ambos individuos de la misma son adictos a la sensación que obtienen cuando están con la otra persona incluso si esta tiene implicaciones nocivas o es fruto de una relación y un estilo de vida tóxico.
A través del sexo disecciona la psique de sus personajes en una historia profunda sobre las relaciones sentimentales, la naturaleza humana, la nostalgia y, en definitiva, el amor.
Pero por debajo de todas estas cuestiones, lo que Gaspar Noé realmente nos cuenta es una historia de amor tormentoso de dos almas perdidas que se necesitan mutuamente de una forma casi enfermiza. Su genio como contador de historias radica en su capacidad de dotar a esta relación de romanticismo, de hacer que esta relación, sin dejar de ser evidentemente tóxica, nos resulte a la audiencia también entrañable y llena de emoción. A diferencia de otras películas que tratan cuestiones sobre relaciones problemáticas como Revolutionary Road (Sam Mendes, 2008) en esta no queremos que los personajes se separen debido a la toxicidad de su relación, sino que esperamos que la historia pueda llegar a tener un final feliz a pesar de que en el fondo sabemos que eso es imposible. Noé sabe introducirse en la psicología de los personajes y hacer que, a pesar de su oscuridad, encontremos formas de quererlos y de empatizar con ellos, dando como resultado una recopilación de momentos que en ocasiones funcionan como una recopilación de estampas, de fotografías instantáneas, más que como una narración estructurada, lo cual agranda la sensación de nostalgia durante todo el metraje.
Gaspar Noé sabe manejar acertadamente los mecanismos narrativos de la película y en lugar de estructurarla de forma lineal se nos cuenta la historia de la relación a modo de flashback y de manera no lineal. En lugar de aceptar la estructura narrativa convencional de presentación-nudo-desenlace, el director francoargentino estructura su obra de la misma forma en que funciona la memoria humana, y en particular, la memoria de una relación. En primer lugar, se nos muestra el momento de la ruptura en que vemos el desenlace de la historia de amor mientras Murphy se enfrenta al recuerdo de su gran amor perdido al tiempo que lucha contra la frustración y la monotonía de su vida como padre de familia. Tras esto, la película nos muestra momentos cotidianos de la vida de Murphy y Electra cuando estaban juntos, su erótica relación y su felicidad cotidiana de igual forma que, tras una relación rota, nuestra mente instintivamente nos recuerda los momentos felices de una forma implacablemente cruel. Paulatinamente, reflejando como el propio Murphy comienza a deconstruir la relación y tratar de identificar las situaciones que causaron la ruptura, empiezan a mostrarse los momentos no tan felices entre ambos, las infidelidades, las peleas y la creciente tensión y toxicidad de la relación. Todo ello culmina en un final devastador en el que mientras el Murphy del presente finalmente se reconcilia con la idea de que Electra es su gran amor perdido y que este, junto con una parte de sí mismo, pertenece al pasado y por el bien de su hijo necesita pasar página sin importar lo doloroso que sea, en su memoria este amor y el dolor que causa su pérdida permanece indeleble mientras, a través de revivir los primeros y mejores momentos de la relación, Murphy es invadido por el inmortal recuerdo de un amor pasado que sabe que nunca va a poder superar.
Las escenas eróticas, lejos de ser una provocación innecesaria, responden a la voluntad de usar el sexo como herramienta narrativa.
Es así que el título de Love es más que acertado, puesto que esta cinta no trata sobre una pareja, ni sobre los personajes que lo componen, sino sobre el amor mismo, sobre la tormenta de emociones que lo componen, en especial aquellos amores particularmente complicados. Las relaciones tormentosas son difíciles de vivir, pero también tienen su parte positiva, y es que nos enseñan muchas cosas sobre el amor y, en especial, sobre nosotros mismos. Y cuando miramos al pasado no es difícil recordar aquella relación complicada que en su momento nos dejó destrozados pero también nos ayudó a transformarnos en quien somos y a la que, tras las lentes de la nostalgia, podemos incluso recordar con cierto cariño. Love es justamente la adaptación cinematográfica de eso. Una película sobre un hombre que recuerda a un amor del pasado para entenderse mejor a sí mismo.
Lamentablemente, todo esto quedó eclipsado a ojos del público a causa del enorme contenido sexual de la obra. Si bien esto no es algo nuevo en la filmografía de Noé, no es menos cierto que esta película lleva todo este imaginario sexual del director hasta el extremo, siendo habituales las escenas de sexo totalmente explícitas. Si bien pueden parecer gratuitas, la profusión de actos sexuales en pantalla responden a una clara ambición narrativa. El director, de esta manera, usa el sexo para reflejar el estado emocional de los personajes. Las relaciones sosegadas, tranquilas y lentas reflejan los momentos en la relación de mayor armonía entre sus miembros, mientras que aquellas más violentas e intensas responden a los estadios más tormentosos de la pareja. En otras palabras, el sexo que vemos responde a una necesidad narrativa y en él vemos un reflejo de la situación mental y emocional de los personajes de una forma tan agresiva como evidente para el espectador. A través de la observación de los momentos sexuales entre estos personajes, obtenemos un reflejo de su relación que supera lo que cualquier diálogo nos podría decir. Por otro lado, este sexo presentado en ocasiones de forma morbosa pero en otras de manera totalmente naturalista permite reflejar en pantalla de una manera casi transparente la relación entre ambos personajes. La vida de la pareja se hace tan honesta y vulnerable a ojos de la audiencia a través de la muestra de sus escenas de sexo que el espectador se convierte en un miembro más de la intimidad de estos personajes, en una parte dentro de este microuniverso que es el mundo de Electra y Murphy.
Noé vuelve a hacer gala de su personal estilo visual, sumamente teatral y en ocasiones casi onírico.
Claramente, poner sexo explícito en pantalla es algo difícilmente digerible por buena parte de las audiencias, pero hemos de entender que esto no responde a un capricho pseudoartístico del director, sino que se trata de una herramienta a través de la cual contar una historia. Desde luego hay también un deseo por parte del director de ser provocador (de ahí su decisión de incluir momentos de sexo explícito que casi parecen sacados de una cinta porno, o de estrenar esta película en 3D), pero ha de entenderse esta provocación como la intención de un artista de defender el sexo como una forma de expresión artística tan legítima como cualquier otra, ya que incluso aquellos a los que esta película desagrade tendrán que admitir que habría sido imposible contar esta historia de la misma forma sin su contenido sexual. Puede decirse, por lo tanto, que la controversia de la película no está tanto en la obra en sí misma como en la capacidad del director de usarla para enfrentar a la audiencia, y por extensión a la sociedad, con sus propios (y absurdos) tabúes sobre la sexualidad. A todo esto ha de añadirse la característica puesta en escena de Gaspar Noé, su visión casi onírica que camina de manera constante al filo de la irrealidad y que encaja a la perfección con los temas que la cinta trata, así como las notables actuaciones de Karl Glusman y Aomi Muyock, los cuales se desnudan ante la cámara no solo de manera literal, sino también de forma emocional en una película que si bien no es fácil de ver, seguramente tampoco lo fue de interpretar.
En conclusión, Love es una película que se une a ese selecto grupo de cintas como El portero de noche (Liliana Cavani, 1974), Eyes Wide Shut (Stanley Kubrick, 1999) o Soñadores (Bernardo Bertolucci, 2003) que saben usar el erotismo de una manera autoral para tratar temas complejos y profundos, que a través del sexo diseccionan la psique de sus personajes y dotan de alma y corazón a sus historias. Una película que requiere del espectador una mente abierta pero que le sabe recompensar con una historia muy profunda sobre las relaciones sentimentales, la naturaleza humana, la nostalgia y, en definitiva, sobre el amor.