Si el arte es una búsqueda, la cineasta Irene M. Borrego lo encontró por el camino. En un principio, su documental La visita y un jardín secreto (2022) iba a la caza de una gran historia, tal y como explica la directora en su entrevista con masdearte.com: «Mi motivación primera era conocer por qué esta señora, que tuvo un reconocimiento, que fue una pintora notable, ha caído en este olvido»1. Habla de Isabel Santaló, una artista española durante los años cuarenta y setenta cuyas obras fueron víctimas no solo del paso del tiempo, sino también de una sociedad ciega. La cineasta se ve reflejada en este conflicto, y así lo demuestra el plano que corta la película en dos donde la autora aparece detrás de la cámara, enmarcada y reflejada en un espejo, mientras recuerda unas palabras pronunciadas por su madre en forma de advertencia: «serás como tu tía Isabel». Porque sí, Borrego es sobrina de Santaló. Antes de grabarse a sí misma en esta escena, la cineasta estaba filmando a su tía, ejemplificando a través de una panorámica que las dos mujeres son protagonistas en este filme, aunque en primera instancia parecía que solo lo sería Santaló.
Con un propósito metacinematográfico, las imágenes de la cinta hacen explícito el proceso de rodaje, donde Borrego buscaba respuestas sobre el arte y sobre el pasado de su tía de manera superficial, acercándose a ella desde la misma distancia que interpuso su familia con Santaló. Las arrogantes intervenciones de la directora durante su conversación demuestran en ella un propósito casi deshumanizador, mirando a la pintora metafóricamente de espaldas: «¿por qué nadie viene a visitarte?», «¿por qué nunca te casaste?», «¿crees que eres una gran artista?», «¿qué es un verdadero artista?», «¡no me has resuelto mis dudas!». Borrego cree saber dónde habita lo valioso durante el rodaje, pero es en el proceso de montaje cuando encuentra aquello que estaba buscando. «Tienes que estar abierta a todo, a equivocarte, a aceptarlo», le dice su tía. La autora, con sus imágenes en la mano, parece reconocer su error aplicando las enseñanzas de Santaló en el proceso de edición del documental, convirtiendo un retrato de una artista sola y olvidada en un autorretrato y una reflexión sobre la importancia de mirar con interés a quien tenemos en frente y buscar sin esperar respuestas cerradas. Por eso, Borrego decide exponerse a sí misma e introducir todo aquello que delata su mala praxis: las preguntas fuera de lugar, el tono amenazador, su actitud casi violenta… «Irene, voy a cortar», le llega a decir el director de fotografía cuando Santaló decide no continuar con la película. Borrego, consciente del daño que ejerció su insistencia por conseguir lo que buscaba, incorpora esa y otras escenas para materializar el proceso de rodaje en el propio filme a modo de reflexión sobre la complejidad de buscar, encontrar y mirar.
De este modo, la obra se reformula durante el montaje, algo que se hace evidente en la penúltima secuencia, donde la voz en off de la directora se superpone a un vídeo de su comunión a modo de epílogo: «Isabel, te miré con los ojos de mis padres. Con sus mismos valores, con su mismo concepto de lo que es la vida. Te hice tantas preguntas, preguntas tan inquisitivas, cuestionándote, sin verte, y ciega a mí misma». Las imágenes de archivo muestran a Santaló de espaldas en la ceremonia; como de espaldas la conocen los espectadores al comienzo del filme, como de espaldas se enfrentó Borrego a su protagonista en un primer momento. La honestidad encontrada de la cineasta convierte a La visita y un jardín secreto en una película de aprendizaje y humildad. En masdearte.com, dice la directora: «Hay muchas cosas que ahora entiendo gracias a haber hecho esta película. Una de ellas, que la creación es un camino de seguir buscando, de estar abierta y de entender que cada proceso es como un salto al vacío y no saber, ir por lo que no sabes. […] Los procesos creativos son mucho más de encontrar que de buscar; buscamos, pero ese es un primer impulso para ponernos en movimiento. Luego hay que estar abierto y saber dialogar con lo que va apareciendo en el camino»1. En este sentido, si la directora se hubiera ocultado en las imágenes del filme, dejando sola a Santaló, el resultado final habría ejercido la misma violencia que ejerció durante el rodaje. La obra, por suerte, es otra: una cuyo valor reside en lo que encontró, no en lo que fue a buscar.
- Irene M. Borrego ahonda en la figura de Isabel Santaló. (2022, 24 noviembre). Masdearte. Información de Exposiciones, Museos y Artistas. https://masdearte.com/isabel-santalo-la-visita-un-jardin-secreto-irene-borrego/[↩][↩]