La novia cadáver
Azul, algo nuevo y algo prestado
• País: Estados Unidos
• Año: 2005
• Dirección: Tim Burton, Mike Johnson
• Guion: John August, Caroline Thompson, Pamela Pettler
(Personajes:
Tim Burton, Carlos Grangel)
• Título original: Corpse Bride
• Género: Animación, Fantástico, Comedia, Romance, Musical, Terror
• Productora: Warner Bros., Laika Entertainment, Patalex Productions, Will Vinton Studios (Productor: Tim Burton)
• Fotografía: Pete Kozachik
• Edición: Chris Lebenzon, Jonathan Lucas
• Música: Danny Elfman
• Reparto: Johnny Depp, Helena Bonham Carter, Emily Watson, Christopher Lee, Danny Elfman, Tracey Ullman, Paul Whitehouse
• Duración: 75 minutos
• Festival de Sitges:
Sección Oficial
(2005)
• National Board of Review: Mejor película animada (2005)
• País: Estados Unidos
• Año: 2005
• Dirección: Tim Burton, Mike Johnson
• Guion: John August, Caroline Thompson, Pamela Pettler
(Personajes:
Tim Burton, Carlos Grangel)
• Título original: Corpse Bride
• Género: Animación, Fantástico, Comedia, Romance, Musical, Terror
• Productora: Warner Bros., Laika Entertainment, Patalex Productions, Will Vinton Studios (Productor: Tim Burton)
• Fotografía: Pete Kozachik
• Edición: Chris Lebenzon, Jonathan Lucas
• Música: Danny Elfman
• Reparto: Johnny Depp, Helena Bonham Carter, Emily Watson, Christopher Lee, Danny Elfman, Tracey Ullman, Paul Whitehouse
• Duración: 75 minutos
• Festival de Sitges:
Sección Oficial
(2005)
• National Board of Review: Mejor película animada (2005)
Recordamos La novia cadáver de Tim Burton, la animación de una leyenda hecha stop-motion. Desde su lecho de muerte, una eterna novia comprometida jura esperar hasta conocer la fidelidad de por vida.
Los antiguos matrimonios de conveniencia pierden su función social forzosa, como explica Javier Gomá en Viejo amor (2012), una vez que el hombre moderno se atribuye el derecho a elegir pareja libremente condicionando su elección al amor en el sentido de enamoramiento romántico. Cuando el sentimiento no es mutuo y distan las motivaciones que mueven a una y otra parte de la pareja a contraer tan santa unión, la felicidad del «sí, quiero» puede convertirse en castigo eterno.
Entre muertos vivientes y muertos en vida, Victor, Victoria y Emily conforman un triángulo amoroso lleno de traiciones, tristeza y esperanza. Johnny Depp presta su voz, por primera vez en un largometraje de animación, a Victor Van Dort. Este tímido personaje, gris y retraído, ha de casarse con una joven cuya existencia y nombre desconoce, para evitar la bancarrota familiar. Por el mismo motivo, Victoria, con la angelical entonación de Emily Watson, ha de aceptar solemnemente tal proposición. Ambos contrayentes, Victor y Victoria, son herramientas al servicio de sus padres y la sociedad en la que viven. La apariencia y el qué dirán monetiza todos los aspectos cotidianos. El día es gris, lúgubre; solo las mariposas, azules y libres, tienen color. Las calles están frías, el fuego no calienta y la risa no existe; el cariño y la ternura tampoco. No hay abrazos. Ni besos. Ni complicidad en los intercambios verbales que se proyectan a modo de comunicación. Nada. Solo un cacho de carne que continúa movido por la codicia. Amebas, parásitos sociales que integran un pueblo fantasma carente de energía alguna.
La presión formada por las expectativas familiares provoca fallos, errores que solo con práctica pueden mejorar. En el bosque, en el abrigo de una soledad que no juzga, las ramas se muestran perfectas falanges de ensayo: nunca antes había resultado tan sencillo pronunciar unos votos… ¡Luces, música y acción! En las cincuenta y dos semanas que duró el rodaje, Tim Burton y su equipo capturaron un total de 109.440 fotogramas diferentes. Bajo la técnica stop-motion, La novia cadáver fue el primer largometraje de animación rodado íntegramente con una cámara de fotos digital (Canon D1 Mark II). Las expresiones faciales y movimientos de cada uno de los personajes de 61cm. de alzada, incluían en su interior unos precisos mecanismos de relojería que, mediante llaves, permitían modificar milimétricamente cada gesto. La estabilidad de las figuras estaba aseguraba con bases de metal y la textura de piel se emulaba con la silicona que daba forma al cuerpo. Con estas complejidades técnicas, Ian Mackinnon y Peter Saunders, encargados de la creación de los títeres, conseguían evitar las «cabezas reemplazables» utilizadas en películas como Pesadilla antes de Navidad (Henry Selick, 1993). Los decorados, con una altura de cinco metros y una profundidad de ocho, permitían que los trabajadores se introdujeran dentro de la estructura en cada modificación, siendo necesario hasta veinticinco animadores para cada toma.
La historia de una novia, no de venganza sino de espera. No de malicia, sino de bondad y dulzura. No se espera con rabia, ni con ansia ni maldad. Emily aguarda con paciencia y anhelo, hidratando así una inocencia que envuelve claridad expositiva y un par de coreografías musicales. Con ese matiz que Helena Bonham Carter le da a cada acento, la eterna despechada encuentra por fin su sino gracias al error garrafal, pero bien intencionado, de Victor.
Frankenweenie (Tim Burton, 2012).
En el siglo XVI, el rabino Isaac Luria registra un cuento popular en el que una mujer, cruelmente asesinada el día de su boda, enterrada en blanco y con una mano fuera, capta a aquel que que confunde su anular con un corazón sin alianza. Historia parecida a la novela rusa del siglo XIX La novia cadáver y el príncipe, y referencia directa a La cueva de Lilith: cuentos judíos de lo sobrenatural, de Howard Schwartz, como también a la más reciente novia embalsamada que decora la luna de La Pascualita (México). Aunque para referencias cinematográficas, nos quedamos con Frankenweenie (Tim Burton, 2012). La relación entre Victor Van Dort y Victor Frankenstein no ha pasado desapercibida entre sus incondicionales, y motivos no faltan. Si bien el director niega cualquier relación entre ellas, hay quien proclama que Victor Frankenstein es Victor Van Dort en su adolescencia. Pese a que los rasgos faciales entre uno y otro son evidentes, Burton asegura que el papel de Van Dort fue creado en sintonía con Johnny Depp. Por aquel entonces, en 2005, trabajaban en Charlie y la fábrica de chocolate y ambos rodajes se desarrollaron de forma simultánea.
Y es que los muertos sí cuentan cuentos, de hadas también; con finales felices, cierres y ganas de echar a volar.
Tanto Sobras como Sparky, los perros de Victor y Victor, respectivamente, han fallecido. La unión entre ellos es dulce y tierna y adorable y maravillosa porque pocos placeres hay en esta vida tan agradables como ser recibido con saltitos y lametones cada vez que entras en casa. Y cuando esa llama se apaga, parte de ti se va con ese saco de pelos de amor incondicional. Y lo que busca Emily en La novia cadáver es algo parecido: alguien que le sea fiel, que la aprecie, valore, respete y viva con ella, algo bastante normal después de saber que la han matado por avaricia. Pasar de un mundo a otro no es algo unidireccional ni negativo. Se satiriza la muerte. Todo el drama, pantomimas y demás plañideras que decoran los velatorios carecen de total y absoluto sentido. Incluso no siempre es algo triste; hay situaciones en las que es la mejor de las opciones.
En la época victoriana en que se representa La novia cadáver, la paleta de colores se intensifica con la despreocupación y entusiasmo de las vivencias. Arriba los humanos sobreviven, actúan; abajo, los muertos viven. La escala de grises desaparece al tiempo que el valor comercial del dinero deja de existir, revelando cuan poco importante es cuando no se necesita. En una Utopía que no ha oído hablar de Tomás Moro, donde las cervezas se beben y la música se baila y canta por placer, finalmente es Danny Elfman quien pone voz a Bonejangles, narrador y juglar de profesión. Aunque para maestro de ceremonias, Christopher Lee, que da vida al Pastor Galswells, símbolo de rectitud y corrección. Al acusar a Victoria de padecer los efectos de la locura, atestigua que lo inconcebible no puede ser real y que ninguna esposa muerta puede arrebatar los acuerdos de una novia.
La relación de Victoria y Emily rompe con la manida «pelea de gatas» hollywoodiense. Ni se tiran de los pelos, ni se insultan, ni humillan. La existencia de un elemento común de interés mutuo pero excluyente no da lugar al desprestigio de la oponente. Emily siente celos del pulso de Victoria, pero su capacidad empática conmueve por la honestidad de sus lágrimas. No quiere sufrir, pero tampoco despojar y quedarse con lo que no le es propio. Por su parte, Victor, sabiéndose nexo entre mundos y familias, decide continuar con la decisión que, de una forma más o menos acertada, tomó al principio, pues «un hombre vale lo que vale su palabra».
A la memoria de Joe Ranft, productor de la obra y creador de muchos storyboards de Pixar y Disney —como Aladdin (John Musker, Ron Clements, 1992) y La bella y la bestia (Gary Trousdale, Kirk Wise, 1991) se dedicó la película. Y si de homenajes va la trama, dos datos para concluir. El primero de ellos es llamar Harryhausen —en honor al pionero de los efectos especiales y creador del duelo de espadas de Jason y los argonautas (Don Chaffey, 1963)— a la marca del piano que tocan Victor y Victoria en su primer encuentro. El segundo es un guiño que Burton se hace a sí mismo: con la «confusión» de Lord Finis Everglot al referirse a Victor como Vincent se alude a Vincent (1982), el primer corto animado del director en stop-motion. Y es que los muertos sí cuentan cuentos, de hadas también; con finales felices, cierres y ganas de echar a volar. Que «el bien siempre triunfa» depende un poco también de cómo cada uno interprete el «bien». Pero lo que está claro es que el ambiente, el entorno —sea el tono grisáceo de las amebas humanas o el verdor de los muertos vivientes—, influye y condiciona. Las preocupaciones banales y la desidia que asfixia no tienen buena acogida en este tipo de fotogramas. Porque no todo el mundo vive, pero sí todo el mundo muere. Y para eso, hay que fallecer «y tarde o temprano / en polvo / te convertirás».