Irati
«Todo lo que tiene nombre existe»

País: España
Año: 2022
Dirección: Paul Urkijo Alijo
Guion: Paul Urkijo Alijo
Título original: Irati
Género: Fantástico. Aventuras
Productora: Bainet Zinema, Ikusgarri Films, Kilima Media, ETB
Fotografía: Gorka Gómez Andreu
Edición: Elena Ruiz
Música: Maite Arroitajauregi, Aránzazu Calleja
Reparto: Edurne Azkarate, Eneko Sagardoy, Itziar Ituño, Nagore Aranburu, Elena Ruíz, Iosu Eguskiza, Kepa Errasti, Iñaki Beraetxe, Iñigo Aranbarri, Ramón Agirre, Miren Tirapu, Aitor Barandiaran, Gaizka Txamizo
Duración: 114 minutos
Festival de Sitges: Sección Oficial (2022)

País: España
Año: 2022
Dirección: Paul Urkijo Alijo
Guion: Paul Urkijo Alijo
Título original: Irati
Género: Fantástico. Aventuras
Productora: Bainet Zinema, Ikusgarri Films, Kilima Media, ETB
Fotografía: Gorka Gómez Andreu
Edición: Elena Ruiz
Música: Maite Arroitajauregi, Aránzazu Calleja
Reparto: Edurne Azkarate, Eneko Sagardoy, Itziar Ituño, Nagore Aranburu, Elena Ruíz, Iosu Eguskiza, Kepa Errasti, Iñaki Beraetxe, Iñigo Aranbarri, Ramón Agirre, Miren Tirapu, Aitor Barandiaran, Gaizka Txamizo
Duración: 114 minutos
Festival de Sitges: Sección Oficial (2022)

El segundo largometraje de Paul Urkijo retoma las mitologías y las leyendas vascas para dar rienda suelta a todo un espectáculo audiovisual que resalta por la potencia de su puesta en escena y la humildad con la que relata sus temas de primera mano.

Hay algo en la cultura vasca que la hace imperturbable. El tiempo ha intentado limar las asperezas de aquella pequeña región próxima a los Pirineos a lo largo de los años sin demasiado éxito y muchos lo achacan a la fuerza desmesurada de su pueblo o a su talante, muy poco dado a doblegarse. Pero quizá todo eso venga de antes. De tiempos aciagos en los que la Tierra no era propiedad de los humanos sino dueña de sí misma. Paul Urkijo busca la raíz, casi en el sentido literal de la palabra al presentarnos Irati, su segundo largometraje tras la tenebrosa Errementari (El herrero y el diablo) (Paul Urkijo, 2017), que retoma la mitología y las leyendas vascas. Todo con tal de construir un cuento impactante, hermoso, con carácter y que, como todo buen cuento, nos acerque un poquito a este mundo extraño en el que vivimos y a los seres que los habitan. Irati es, pues, una historia a la antigua usanza que hace gala de sus arquetipos cimentados a lo largo de siglos de narración oral y escrita. Con su Rey fuerte y ejemplar, su Heredero inexperto pero destinado a grandes proezas, su Princesa enigmática y seductora y su Dios complaciente a la par que vengativo. Usual, sí, pero esto es Euskadi. E Irati, por tanto, es una bestialidad. No pretendemos ser brutos con estas afirmaciones ni mucho menos sugerir una connotación negativa con estos adjetivos, simplemente haceros conscientes de que no exageramos. Casi todas las expectativas que uno pueda tener en boca antes de visualizar este relato quedan aplacadas de un mazazo en sus primeros minutos cuando una batalla campal en pleno medievo irrumpe en la narración, con un manejo de la puesta en escena que denota poderío y un saber hacer que apenas tiene nada que envidiar a producciones de renombre como las de, por poner un ejemplo al uso, Ridley Scott. Pero que no os engañen esta palabras, aún a pesar de que Irati sea una película similar en fondo y forma a otras cintas de épica histórica, esta en concreto solo funciona gracias al tratamiento personal de sus conceptos y al entendimiento profundo de los temas que maneja, volviéndola universal, sí, pero también personal.

Posee un entendimiento profundo de los temas que maneja. Un cuento impactante, hermoso y con carácter.

Edurne Azkarate protagoniza Irati junto a Eneko Sagardoy.

Lógicamente esto no es algo que Urkijo haya conseguido solo. Su equipo, de raíces también profundas en la cultura vasca, da muestras de ese entendimiento y pasión por su cultura y origenes. Esto queda reflejado en las interpretaciones de un reparto que ha trabajado exclusivamente con diálogos en euskera en un gesto que más que restar sinceridad se la concede. También se observa en la selección de paisajes representativos de la naturaleza vasca y el fuerte vínculo que ejerce sobre sus habitantes. En la banda sonora que encumbra cada minuto de metraje con aire épico y legendario, más cercano a las epopeyas actuales de Peter Jackson o Mel Gibson. Y no nos olvidemos del cuidado diseño de criaturas pensando para ser plausible tanto al presupuesto como al ojo del espectador (que quedará más que complacido). Al presentar su obra en el festival de Sitges, Urkijo nos advirtió que no sería una película épica sobre grandes batallas medievales. Tampoco una obra de aventurillas ligeras en un tiempo pasado llena de personajes fantásticos. Sin embargo, reconoció a Irati como una película de amor. De amor a la mitología, las leyendas y en definitiva a la cultura vasca. Y desde aquí no podemos hacer otra cosa más que suscribir sus palabras porque, paradójicamente, ha sido esa ilusión, ese empeño y en definitiva ese profundo amor el que ha profesado por sus orígenes el que le ha llevado directamente hasta ellos para ofrecérnoslos en todo su esplendor: magicos, históricos y vivos.

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