IKARIE XB 1 (Viaje al fin del universo)
En busca de la última frontera

País: Checoslovaquia
Año: 1963
Dirección: Jindrich Polák
Guion: Jindrich Polák, Pavel Jurácek
Título original: IKARIE XB 1
Género: Ciencia ficción
Productora: Filmové Studio Barrandov
Fotografía: Jan Kalis, Saša Rašilov
Edición: Josef Dobrichovský
Música: Zdenek Liska
Reparto: Zdenek Stepánek, Frantisek Smolík, Dana Medrická, Irena Kacírková, Radovan Lukavský, Otto Lackovic, Miroslav Machácek, Jirí Vrstála, Rudolf Deyl
Duración: 88 minutos

País: Checoslovaquia
Año: 1963
Dirección: Jindrich Polák
Guion: Jindrich Polák, Pavel Jurácek
Título original: IKARIE XB 1
Género: Ciencia ficción
Productora: Filmové Studio Barrandov
Fotografía: Jan Kalis, Saša Rašilov
Edición: Josef Dobrichovský
Música: Zdenek Liska
Reparto: Zdenek Stepánek, Frantisek Smolík, Dana Medrická, Irena Kacírková, Radovan Lukavský, Otto Lackovic, Miroslav Machácek, Jirí Vrstála, Rudolf Deyl
Duración: 88 minutos

Años antes de «2001: Una odisea del espacio» y «Solaris», esta adaptación checoslovaca de una novela de Stanisław Lem aunó con éxito la ciencia ficción psicológica y el género del viaje espacial.

Quizás no haya habido un sueño más característico de nuestra era que el impulso por explorar el universo. Durante casi doscientos años, todo tipo de visionarios y utopistas concluyeron que, en base al acelerado progreso tecnológico e industrial de la humanidad, pronto el planeta se nos haría pequeño y sería necesario encontrar nuevas fronteras y otros mundos que descubrir, explotar, explorar o conquistar, como se quiera. Pero hoy en día, donde un eventual viaje a Marte resulta tan poco creíble como deseable, parece que toda esperanza se ha extinguido. No fue siempre así, y un vistazo breve a la historia de la ciencia ficción nos puede enseñar en qué momentos nuestras esperanzas por un futuro mejor en las estrellas fueron sustituidas por ansiedades en torno a lo que el mañana nos deparará. Curiosamente, hay pocos films que sean tan elocuentes en la exposición de este proceso como IKARIE XB 1 (Viaje al fin universo) (Jindrich Polák, 1963).

Esta producción checoslovaca de mitad de siglo, basada en la novela La nube de Magallanes de Stanisław Lem, es hoy en día considerada como un predecesora en pleno derecho de 2001: Una odisea del espacio (Stanley Kubrick, 1968) y Solaris (Andrei Tarkovsky, 1972). La película nos lleva a pleno siglo XXII, cuando la tripulación de la nave Ikarie XB-1 es asignada con la misión de viajar a la estrella más cercana al sistema solar, Alpha Centauri, en busca de vida inteligente. Hasta ahora, pero también a través de las primeras peripecias de sus protagonistas, parecería que estamos ante un relato clásico de ciencia ficción, una historia recurrente cargada de un utopismo un tanto gastado e ingenio incluso para su época, más bien propio de la literatura infantil y la tecnocracia de folleto.

La película se atreve a comentar con agudeza, mucho antes que sus homólogas, sobre el doble filo psicológico del viaje espacial.

La realidad es que no estaríamos del todo desencaminados. Después de casi una década de monstruos radiactivos como El monstruo de los tiempos remotos (Eugène Lourié, 1953) y la llegada del mito del ovni en largometrajes como La Tierra contra los platillos voladores (Fred F. Sears, 1956), el género había llegado a un punto de ironismo y autoparodia de la que era difícil de escapar, como ejemplifica mejor que nadie el blandiblú asesino de La masa devoradora (Irvin S. Yeaworth Jr., 1958). Pero también es importante reseñar que esta decadencia transitoria del género, antes de que resurgiera en los años setenta con nuevas características, es una historia fundamentalmente norteamericana. Mientras tanto, al otro lado del telón de acero se estaban empezando a poner en lugar los elementos que propiciarían esa evolución del apocalipticismo campy de los años cincuenta a la ciencia ficción conceptual de los setenta. En esa historia el actor fundamental es Stanisław Lem, e Ikarie XB 1 un film pionero injustamente olvidado.

A medida que el viaje en el Ikarie se va encontrando con más incidencias extrañas, descubriremos que estamos ante algo enteramente nuevo: el auge de la ciencia ficción psicológica y los pasadizos cerebrales de la paranoia.

Nada más empezar la película encontraremos esos elementos un tanto rudimentarios que nos recordarán al aroma recargado y poco creíble de la ciencia ficción pre-carrera espacial, como es el caso de un robot inquietantemente parecido a «Robbie the Robot» de Planeta prohibido (Fred M. Wilcox, 1956). La propia infraestructura de la nave parece la predecesora inmediata del plató de Star Trek (1966-1969), y su extravagante gimnasio-sauna nos sacará algún sonrojo. Pero pronto descubriremos que no estamos ante ningún relato conocido de chico-salva-chica de las garras de una bestia extraterrestre. Por el contrario, a medida que el viaje en el Ikarie se va encontrando con más incidencias extrañas, descubriremos que estamos ante algo enteramente nuevo, el auge de la ciencia ficción psicológica, los pasadizos cerebrales de la paranoia, el misterio y las fracturas epistémicas que provocan en la psique humana su encuentro con una forma de vida (si es que se la puede llamar así) completamente fuera del reino lo conocido.

La escena del paseo espacial por la nave abandonada merece un puesto privilegiado dentro de las mejores secuencias del género.

Por tanto no nos debemos guiar entonces por el envoltorio un tanto vulgar de la estética futurista de Ikarie XB-1, hoy en día descontextualizada y kitsch. El film nos dará numerosas razones para aprender a valorarlo como un pionero en todo derecho. Para empezar, está la poco habitual centralidad dada a un gran número de personajes femeninos, que componen la mitad del elenco, un hecho extraordinariamente raro en la ciencia ficción yanqui. También nos encontraremos una de las más inquietantes secuencias de la historia del cine de ciencia ficción espacial, cuando dos tripulantes del Ikarie se disponen a entrar en una vieja nave abandonada. Filmada con un sofisticado sentido de la tensión y del terror, la escena nos recuerda a innumerables grandes momentos similares de cientos de películas que vendrían después, pero a ninguna que viniese antes.

Para quienes nos interesa la historia de cómo los seres humanos han imaginado su futuro, la década de los años sesenta resulta un tanto desconcertante. Como en un extraño y silencioso vacío, entre dos momentos de efervescencia, la ciencia ficción se retiró en los años sesenta a un lugar marginal, estancada hasta que 2001: Una odisea del espacio vino a desbloquear para bien la situación. Pero si nos propusiéramos imaginar un film de ciencia ficción que tendiera un puente entre las explosivas anticipaciones del final de los años cincuenta y el ascenso a las altas cotas intelectuales de los setenta, no se nos ocurriría nada mejor que Ikarie XB 1. Por ello no cabe seguir negándole su condición de clásico.

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