Hasta los huesos: Bones and All
¿Paramos a picar algo?

País: Italia
Año: 2022
Dirección: Luca Guadagnino
Guion: Dave Kajganich (Novela: Camille DeAngelis)
Título original: Bones and All
Género: Drama. Terror. Romance
Productora: Frenesy Film Company, Per Capita Productions, Vision Distribution, The Apartment, MeMo Films, 3 Marys Entertainment, Tenderstories, Ela Film, Serfis, Wise, Immobiliare Manila
Fotografía: Arseni Khachaturan
Edición: Marco Costa
Música: Trent Reznor, Atticus Ross
Reparto: Taylor Russell, Timothée Chalamet, Mark Rylance, Chloë Sevigny, Michael Stuhlbarg, André Holland, Jessica Harper, David Gordon Green, Francesca Scorsese, Jake Horowitz, Anna Cobb, Steven Terry Walker, Johanna McGinley, Christine Dye, Claudio Encarnacion Montero
Duración: 129 minutos
Festival de Sitges: Sección Oficial (2022)
Festival de Venecia: Mejor dirección y Actor/actriz emergente (Taylor Russell) (2022)

País: Italia
Año: 2022
Dirección: Luca Guadagnino
Guion: Dave Kajganich (Novela: Camille DeAngelis)
Título original: Bones and All
Género: Drama. Terror. Romance
Productora: Frenesy Film Company, Per Capita Productions, Vision Distribution, The Apartment, MeMo Films, 3 Marys Entertainment, Tenderstories, Ela Film, Serfis, Wise, Immobiliare Manila
Fotografía: Arseni Khachaturan
Edición: Marco Costa
Música: Trent Reznor, Atticus Ross
Reparto: Taylor Russell, Timothée Chalamet, Mark Rylance, Chloë Sevigny, Michael Stuhlbarg, André Holland, Jessica Harper, David Gordon Green, Francesca Scorsese, Jake Horowitz, Anna Cobb, Steven Terry Walker, Johanna McGinley, Christine Dye, Claudio Encarnacion Montero
Duración: 129 minutos
Festival de Sitges: Sección Oficial (2022)
Festival de Venecia: Mejor dirección y Actor/actriz emergente (Taylor Russell) (2022)

Timothée Chalamet y Taylor Russell son una pareja de caníbales en el nuevo largometraje de Luca Guadagnino, que destaca por ser todo un viaje atmosférico donde cada parada es tan bella, aterradora y carismática como intrascendente para su desarrollo.

Como decía aquella canción de Rascal Flatts: «la vida es una autopista». Y es tan simple como eso. Te incorporas en ella, coges práctica a lo de no salirte de tu carril, ralentizas ante los peligros y aceleras para adelantar. Luego te das cuenta de que existe un mapa y echas un ojo a tus posibilidades. Qué salidas tomar. Encuentras a otros conductores, paras con ellos en las áreas de servicio, escuchas sus historias sobre los sitios en los que han estado. Te asustas. Te enamoras. Y retomas el rumbo. Con suerte, llegas a tu destino y paradójicamente, te encuentras a ti mismo. Más bonitas y ejemplarizantes que estas palabras son las llamadas road movies o «películas de carretera» que, como tratamos de explicar, son aquellas que inciden en ese espíritu de recorrer un camino, donde lo prioritario es avanzar, cada parada es una lección y el destino un nuevo hogar. Es un formato muy agradecido porque en definitivas cuentas se amolda casi a la perfección a la estructura de una narración clásica. El espectador fácilmente se ve en el papel del viajero y, si la ejecución es la correcta, tiene la sensación de haber recorrido una distancia, física, temporal, pero también emocional, de la que es casi imposible no sacar una reflexión.

Hasta los huesos: Bones and All (2022), el nuevo largometraje del siciliano Luca Guadagnino, hace uso de este esquema tan ameno y reconocible, tal vez, porque su argumento resulta algo difícil de digerir: Marel, una joven con dieciocho añitos recién cumplidos, emprende un viaje a lo largo del continente americano con tal de encontrar a su madre, que la abandonó hace ya tiempo. Lo hace por que quizá ella pueda explicarle el porqué de ese irresistible impulso por comer carne humana que la lleva atormentando desde que era una niña. Aunque por el camino descubrirá que, lógicamente, no es la única en su especie. Antes de arrancar tendríamos que afirmar que Guadagnino, le plantes el argumento que le plantes, no pierde ni una seña de identidad. Su sensualidad, su prioridad por la estética —ya sea en el casting, el vestuario, la composición o la iluminación— y su interés por la juventud están intactos en Hasta los huesos: Bones and All. Y no solo es que estén intactos, es que hace gala de ellos: Guadagnino se nos presenta una vez más como un verdadero artesano de atmósferas, otorgando a cada localización un aura muy concreta, que puede destacar por su calidez, por su sequedad, por lo cotidiano, lo austero, lo concurrido o lo íntimo. También lo terrorífico, aunque dado el argumento eso no nos debería sorprender. Y como todo buen artesano, que trabaja en base a los detalles, Guadagnino da vida no solo a los parajes que representa sino también a los seres que los habitan, siendo estos últimos frutos directos de la tierra que pisan. Sin duda, esta meticulosidad en el retrato (paisajista) se agradece en una obra estructurada en base a lugares que visitar y hacen del recorrido algo diverso e interesante. No obstante, no solo de equis en un mapa vive el viajero. Ya lo decía el poema: «caminante, no hay camino. Se hace camino al andar».

Un viaje atmosférico donde cada parada es tan bella, aterradora y carismática como intrascendente para su desarrollo.

Taylor Russell y Timothée Chalamet protagonizan Hasta los huesos: Bones and All.

Para que esta suerte de ilusión de trotamundos tenga efecto no solo basta con cambiar el escenario. Tambien ha de cambiar el viajero, que se debe ir nutriendo de cada parada y de los seres con los que conversa (en esta obra esto es casi literal). El destino no es solo un lugar físico. Como decíamos antes, estos viajes pueden ser planteados como una vía estupenda hacia el autodescubrimiento y Hasta los huesos: Bones and All en gran medida es una película que habla sobre eso. Aunque en realidad su prioridad temática sea el romance. Una clase de romance que propulsa «aquellas almas incomprendidas» que creen no tener cabida en este mundo y que vagan por él con el único consuelo de al menos tener un compañero fiel. Y esa idea, aunque un tanto ñoña, la capta muy bien. Pero no surge de forma natural. Y posiblemente ahí sea donde flaquea esta obra. Hasta los huesos: Bones and All nos va presentando una serie de escenarios muy interesantes, con personajes de naturaleza fantástica pero de un espíritu muy realista que van pasando por delante de los ojos de la protagonista sin pena ni gloria. Sin dejar una marca reseñable o un cambio de perspectiva. Son puntos en el mapa que se van tachando. Y aunque el personaje interpretado por Timothée Chalamet, con su carisma y socarronería, podría ser la excepción, realmente la relación y el vínculo que se establece con él desde un principio apenas se ve alterada a lo largo del metraje. Y su protagonista, aquella a la que da vida Taylor Russell, termina su viaje con su mochila igual de llena —igual de vacía— que cuando lo empezó. Quizá un poco más rosita y enamoradiza. Pero prácticamente igual.

Es una lástima porque como decíamos la joven tiene a su disposición un millar de elementos dispuestos a realizar rasgaduras, colocar pines o directamente intercambiar prendas. Destacamos a los personajes interpretados por Michael Stuhlbarg y, especialmente, Mark Rylance, que nos deja a un ser curtido en eso del canibalismo, del que con meros gestos o incluso solo con su apariencia deja entrever una vida muy concreta. Llena de desgracias, incomprensión y ante todo, una soledad muy profunda y devastadora. Posiblemente lo más aterrador de esta obra que, aunque parte de lo macabro, se recrea en lo hermoso y lo romántico. Hasta los huesos: Bones and All tendrá sus detractores y sus seguidores. Y probablemente ambos tendrán parte de razón. Ya sea amparándose en los motivos que la justifican como una obra atmosférica sin parangón como los que extraigan de ella tan solo una historia un tanto cursi sobre la incomprensión y lo difícil que es ser joven y estar enamorado. Pero es que a veces los caminos convergen y lo ridículo sería pensar que solo hay una vía por la que avanzar. Hay muchos carriles. Y la vida es como una autopista.

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