Las películas biográficas me despiertan todo tipo de temores, sobre todo cuando son manufacturadas por la industria de Hollywood y cuentan entre sus filas con actores que además producen. En este caso, me acerqué a El método Williams (Reinaldo Marcus Green, 2021) sin saber exactamente qué esperar —el estado de ánimo ideal, diría yo—, y el resultado podría catalogarse de confortable en general y escarpado en particular: Will Smith, sí, está magnífico, en cierto modo interpretando a su arquetípico personaje de peculiar y opinable bonhomía que exalta la figura de un hombre, en este caso, lleno de claroscuros —por supuesto, haciendo más hincapié en los claros que en los oscuros, pero tampoco hasta un punto que convierta el filme en propagandístico, algo muy de agradecer—, capaz de esquivar, aunque no siempre del todo, las manías hollywoodienses de volver absoluto lo relativo con demasiada facilidad, haciendo que se perciba, al final, como una interpretación matizada, de las que tienen un intenso trabajo de documentación detrás y de las que son capaces, de por sí mismas, de sostener toda una obra audiovisual. Aquí, pese a que la historia a la que asistimos es la de la ascensión de las hermanas Williams, Venus y Serena, desde las canchas de barrio de Compton hasta la cima del mundo, el relato es el de Richard, el de King Richard, el que ocupa el lugar central. No es que las hermanas estén poco o mal retratadas, es que El método Williams es la película que retrata al padre, al entrenador, a la controvertida y polémica figura que decía haber decidido que sus hijas serían las mejores del mundo con la raqueta antes incluso de que nacieran, el que nunca descansó, métodos excéntricos mediante, hasta que Venus y Serena se pusieron en la cima.
Dicho esto, interpelar la narrativa de El método Williams es un hecho muy agradecido. Casi podríamos decir que conjuga el hacer clásico del biopic estándar —de hecho, en no pocos momentos me vino a la cabeza una estructura tipo Le Mans ’66 (James Mangold, 2019), con su curva de eventos en S— con lo excepcional y la libertad compositiva de contar una historia con determinadas libertades y «casi» sin miedo a desmitificar, o en este caso, a no mitificar en exceso. Y ahí, en ese punto, es exactamente donde la película de Reinaldo Marcus Green se convierte en algo más, en una pieza por momentos de autor, con un trabajo de cámara interesantísimo que elabora un juego visual que hace que cada golpe tenga un sentido y una finalidad, y que sabe explotar no solo el carisma y la presencia de Will Smith, sino a esas dos magníficas intérpretes que han resultado ser Saniyya Sidney y Demi Singleton, Venus y Serena respectivamente —no quiero dejar sin reseñar que Saniyya es zurda, y tuvo que aprender a manejar la raqueta con la mano derecha en tan solo tres meses y medio1—. El discurso racial, por otro lado, está integrado de modo orgánico y funcional, enfrentando la problemática de los guetos, de la exclusión social, de la condescendencia blanca y del sentimiento de clase, y amplifica el testigo de dos deportistas que no solo dominaron las canchas, sino que ofrecieron ilusión, voz y futuro a más personas de las que es posible enunciar.
Una película singular, que esquiva las vallas habituales en las que otras suelen tropezar rehuyendo lo maniqueo con solvencia.
Como decíamos, El método Williams es una película singular, que esquiva las vallas habituales en las que otras suelen tropezar con todo su peso —no toma al espectador en baja estima, no se excede en su uso del humor fácil, no abusa de la lágrima artificial— pero que puede quedarse a medio camino de su éxito: a pesar de su generosa duración que se va hasta las dos horas y cuarto, uno puede terminar con la sensación de que ahí había más, de que los eventos narrativos escogidos para dar forma al filme han resultado inconclusos a la hora de comprender al hombre. Porque, a pesar de que la mayoría de situaciones han tenido un ancla en la vida real, como por ejemplo cuando Richard interrumpe la entrevista que le están haciendo a Venus visiblemente enfadado2, la película podría haberse expandido más alrededor del conjunto: la sensación de constricción sobre las peculiaridades del señor Williams a veces hace que se desvanezca la ilusión de realidad, de certidumbre. No obstante, El método Williams es un filme siempre reseñable, capaz de despertar el interés en el espectador incluso aunque uno se encuentre en las antípodas de sentir interés por el tenis, o quizá precisamente porque no estamos ante la típica y manida historia de superación, sino una un poco divergente de, mejor dicho, inclusión, toma de conciencia y brillo.
- Entertainment Weekly. (2021, 2 noviembre). Will Smith, Serena Williams and Venus Williams Break Down «King Richard» | Entertainment Weekly [Vídeo]. YouTube. https://youtu.be/R-SMMoITJ9U?t=370[↩]
- Israelites Gathering. (2014, 29 septiembre). Venus Williams’ Father Checks Interviewer During Childhood Interview [Vídeo]. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=IZ_Dgnn437o[↩]