Cyberpunk: Edgerunners
Lágrimas en la lluvia de Night City

País: Japón
Año: 2022
Dirección: Hiroyuki Imaishi, Masahiko Otsuka
Guion: Yoshiki Usa, Masahiko Otsuka (Personajes: Yoh Yoshinari) (Videojuego: CD Projekt RED, Mike Pondsmith)
Título original: Cyberpunk: Edgerunners / サイバーパンク: エッジランナ
Género: Serie de TV. Animación. Ciencia ficción. Acción
Productora: Studio Trigger, Netflix Japan, CD Projekt RED
Edición: Kasumi Shibata, Kazuki Takahashi
Música: Akira Yamaoka
Reparto: Kenichiro Ohashi, Aoi Yûki, Takako Honda, Kenjirô Tsuda, Kazuhiko Inoue, Tomoyo Kurosawa, Hiroki Touchi

País: Japón
Año: 2022
Dirección: Hiroyuki Imaishi, Masahiko Otsuka
Guion: Yoshiki Usa, Masahiko Otsuka (Personajes: Yoh Yoshinari) (Videojuego: CD Projekt RED, Mike Pondsmith)
Título original: Cyberpunk: Edgerunners / サイバーパンク: エッジランナ
Género: Serie de TV. Animación. Ciencia ficción. Acción
Productora: Studio Trigger, Netflix Japan, CD Projekt RED
Edición: Kasumi Shibata, Kazuki Takahashi
Música: Akira Yamaoka
Reparto: Kenichiro Ohashi, Aoi Yûki, Takako Honda, Kenjirô Tsuda, Kazuhiko Inoue, Tomoyo Kurosawa, Hiroki Touchi

El mundo que ya conocimos en el videojuego de CD Projekt «Cyberpunk 2077» se traslada ahora a la pequeña pantalla en una serie de anime que fascinará tanto a fanes de la franquicia como a aquellos recién llegados.

Buena parte de las audiencias tiene una idea relativamente equivocada de lo que la ciencia ficción (o al menos la buena ciencia ficción) ha de ser. La mayoría de las personas asumen (quizá por culpa del bombardeo de productos del género totalmente mediocres) que la clave de una buena historia de ciencia ficción consiste en la creación de mundos futuristas espectaculares, argumentos llenos de fantasía futurista y de ficción científica desbordante de imaginación y, en general, de su capacidad de transportar al espectador a una realidad totalmente diferente a la de su día a día cotidiano. Si bien esto es una parte habitual de la ciencia ficción, lo que hace que una película de este género funcione es, sin embargo, su capacidad de usar todos estos elementos para contar una historia humana, que el espectador sienta como propia y que, lejos de toda la fanfarria futurista, esté cimentada en personajes que se sientan realistas, usando el marco de la ciencia ficción no para otra cosa que para poner en la pantalla situaciones y disyuntivas que permitan a los narradores explorar la naturaleza humana y elaborar una visión sobre el individuo y su relación consigo mismo y con el mundo que sería más complicada en otros géneros. Es así que la buena ciencia ficción es aquella que, si bien tiene un gran componente de fantasía futurista, considera que no es esta más que el acompañamiento de una historia sustentada en personajes complejos e ideas y temas plenos de humanidad. Y Cyberpunk: Edgerunners (Hiroyuki Imaishi, Masahiko Otsuka, 2022) es buena ciencia ficción.

La serie nos lleva al universo de la saga de juegos de rol Cyberpunk creada por Mike Pondsmith y del famoso videojuego de CDPR Cyberpunk 2077 y seguimos los pasos de David Martinez, un habitante de Night City que, tras la muerte de su madre y pasando por serios apuros económicos, decide ponerse un implante biónico militar y juntarse con la misteriosa Lucy, una joven pirata informática que sueña con ganar suficiente dinero como para poder irse de Night City y empezar una nueva vida en la Luna, y con una banda de ladrones liderada por Maine. En este grupo, el joven David descubrirá a su nueva familia y se adentrará en la vida adulta mientras se va enamorando de Lucy. Sin embargo, después de que un trabajo relacionado con el secuestro de un ejecutivo de la todopoderosa empresa de tecnología militar Arasaka salga mal, el grupo comenzará a ser perseguido y David y Lucy deberán luchar por sobrevivir y alcanzar su propio final feliz.

Cyberpunk: Edgerunners esconde bajo su superficie de acción futurista un corazón profundamente emotivo.

Cuando Cyberpunk 2077 se anunció, había entre los fans de la ciencia ficción ciberpunk serias dudas sobre si este mundo se acercaría más a lo visto en películas como Bade Runner (Ridley Scott, 1982) o Ghost in the Shell (Mamoru Oshii, 1995) proponiendo un futuro oscuro y sobrio en el que el motor de la historia es el tratamiento de temas de carácter filosófico o, por el contrario, estaría más próximo a lo visto en Akira (Katsuhiro Otomo, 1988), en el que la estética ciberpunk es usada de una forma más histriónica para poner sobre la mesa cuestiones sociales mientras que el grueso de la narrativa recae no tanto sobre los temas sino sobre los personajes y sus relaciones entre sí. Una vez que el videojuego llegó al mercado, quedó claro que la respuesta a esta pregunta era clara, ya que Cyberpunk 2077 no era ni uno ni otro, sino que se quedaba en un lugar intermedio sabiendo tomar los puntos fuertes de cada una de estas dos formas de entender el género, abordando por un lado temas filosóficos bastante densos como el esencialismo vs. existencialismo, la vida después de la muerte o el transhumanismo a la vez que también se tocan cuestiones sociales como las relaciones de poder entre corporaciones e individuos y los métodos de control social de las primeras sobre los segundos, mientras que por otro lado los personajes que forman la trama y sus relaciones entre sí ofrecían una historia humana profundamente rica en la que los conflictos personales, las variopintas motivaciones y las profundidades psicológicas de dichos personajes ponían en esta historia de ciencia ficción un corazón profundamente humano. En otras palabras, Cyberpunk 2077 no aspiraba a ser ni Blade Runner ni Akira, sino Cyberpunk 2077, y dejando a un lado los bugs y los problemas técnicos de lanzamiento, lo lograba de manera exitosa.

Dos años después de este lanzamiento, y después de que el universo de Cyberpunk se extendiera con novelas gráficas y el anuncio de una nueva expansión, Cyberpunk: Edgerunners lleva este universo por primera vez al mundo del anime de una manera que no es únicamente fiel a la esencia del material original, sino que también lo agranda, comprendiendo su identidad artística y lo que lo hace único, pero a la vez explorando cuestiones nuevas para la franquicia. Tal como decíamos en el caso del videojuego, el mundo de Cyberpunk prefiere dejar a un lado las grandes narrativas épicas para en su lugar centrarse en historias más personales y pequeñas de personajes cotidianos tratando de sobrevivir en un mundo hostil. El propio género del ciberpunk favorece esta clase de narraciones, ya que no estamos ante mundos en los que el mal pueda ser destruido de forma definitiva tirando un anillo en un volcán o destruyendo la Estrella de la Muerte, sino que por lo general estamos ante historias que nos presentan un mundo roto sin posibilidad de salvación que más parece un antagonista colectivo y en la que lo único que les queda a los personajes es luchar por su propia salvación individual. Es aquí donde Cyberpunk: Edgerunners alcanza su excelencia, cuando nos sumerge en las esperanzas, los sueños y el día a día de sus entrañables personajes, cuando nos cuenta historias que se sienten importantes a pesar de su carácter efímero dentro del masivo mundo que es Night City. Una parte importante de la poesía y la carga emocional de la serie viene de su capacidad de contar una historia que resulta trascendental mediante personajes de esos de los que sabemos que nadie hablará de ellos cuando estén muertos, como si fueran lágrimas en la lluvia.

El estilo visual de la vieja escuela, si bien un poco tosco para los estándares actuales, recuerda al anime de los noventa y encaja a la perfección con el tono de la serie.

Uno de los cimientos de este logro es lo bien escritos que están todos los personajes de la serie, en particular sus dos protagonistas, David y Lucy. El primero, un adolescente obligado a convertirse en adulto a marchas forzadas tras la muerte de su madre, nos ofrece una historia de tránsito llena de matices, mientras que la otra, una ladrona profesional que tras una máscara de cinismo esconde un interior vulnerable que sueña con una vida mejor, tendrá a lo largo de la serie un viaje emocional que la llevará a aprender a crear nexos emocionales con otras personas. Pero es la historia de amor entre ambos, muy bien escrita y con la suficiente originalidad como para sentirse diferente a lo ya visto en otras obras del género, lo que sin duda le da a la serie su tono emocional definitivo y hace que se eleve. Además de esto, son los momentos más íntimos de amistad y camaradería los que poco a poco construyan una historia totalmente atrapante, como la relación casi paternofilial de Maine y David o las estrambóticas conversaciones entre el grupo de ladrones. A todo esto, ha de añadirse una trama que sabe tomar prestado del cine de acción y nos sumerge en el mundo del crimen de Night City creando un thriller de acción muy sólido que sabe mezclar las influencias del cine de atracos y sus arquetipos (el grupo de criminales que se convierten en una familia, la pareja enamorada que escapa de la justicia y se enfrenta al mundo por su cuenta, los criminales idealistas con códigos de honor que luchan por conseguir un futuro mejor para ellos y para sus seres queridos) para darnos una trama que sabe equilibrar sus ideas de ciencia ficción más extremas con otros elementos más realistas.

Entiende los temas, la iconografía y el espíritu del material que adapta y sabe contar una historia que equilibra a la perfección la acción futurista con una historia llena de emoción.

Pero su fortaleza dramática nunca traiciona las pretensiones de ciencia ficción de la serie. Muy al contrario, lo cercano y realista de la trama le permite, a la vez, explorar su vertiente de ciencia ficción de una manera tan agresiva como interesante. En lugar de limitarse a fascinarse con los avances de su universo futurista, Cyberpunk: Edgerunners se preocupa de mostrarnos cómo es la vida en este mundo, poniendo en la pantalla las dificultades económicas de sus personajes para costearse el acceso a dichos avances futuristas, mostrando la casi imposibilidad de establecer relaciones sentimentales sólidas en un mundo tan digitalizado que parece no tener ya espacio para lo real o haciendo un cáustico comentario social sobre el riesgo que supone el poder ilimitado de las grandes compañías y los mecanismos mediante los cuales estas ejercen su control sobre la sociedad. La serie retrata un universo futurista en el que no es tanto la tecnología como la ausencia de ética de quienes la controlan lo que pone en riesgo a la humanidad. Sí, es cierto que existen en este mundo cosas como las psicopatías (una enfermedad mental generada por el abuso de implantes biónicos) o las neurodanzas (experiencias sensoriales que pueden ser grabadas y reproducidas) de asesinatos y otras actividades ilegales, pero la historia en todo momento nos deja claro que son los humanos detrás de estas actividades quienes realmente suponen un problema. Es así que los avances tecnológicos de este universo son usados por el guion como una herramienta que permite diseccionar y exponer las miserias de la condición humana.

Pero esto no es lo único que se explora. Si el propio género ciberpunk se caracteriza por algo, es por su constante confrontación de lo humano contra lo tecnológico, lo real contra lo artificial, libertad contra alienación. Es así que generalmente nos encontramos con historias en que la naturaleza humana ha de sobrevivir ante una tecnología que pretende fagocitarla. Cyberpunk: Egerunners hace esto mismo a través de sus protagonistas, una Lucy y un David que más allá de tratar de escapar de las garras de Arasaka o de llevar a cabo un golpe contra algún corpo, lo que realmente quieren, por lo que realmente luchan, es por proteger su propia humanidad y libre albedrío en un mundo que pretende convertirlos en poco más que otro bit dentro del algoritmo. Es por eso que momentos en los que vemos a estos personajes usar la tecnología no para enterrar su humanidad sino para reivindicarla (como cuando David usa su implante biónico para salvar a sus amigos o cuando la pareja tiene esa más que mágica escena recorriendo la luna en una neurodanza mientras suena la ya icónica melodía de I really want to stay at your house de la banda sonora del videojuego) se transforman en tramos tremendamente impactantes y emotivos de la serie. Al final, Cyberpunk: Edgerunners se puede resumir en la historia de un grupo de personajes dispuestos a luchar y a morir por preservar su humanidad frente a un futuro hipertecnológico que les quiere devorar.

La serie entiende y plasma a la perfección la iconografía visual propia del género ciberpunk.

Como único punto parcialmente negativo ha de señalarse la animación, que si bien no está tan pulida como la de producciones recientes, su estilo áspero nos recuerda a la era dorada del anime de los noventa y a buen seguro hará las delicias de los nostálgicos del género al reflejar de forma directa el estilo de la animación japonesa de obras tan importantes como Akira o Kenshin, El Guerrero Samurái (Kazuhiro Furuhashi, 1996). No obstante, este estilo encaja a la perfección con el tono violento del guion y en ocasiones casi hasta le hace un favor a la serie al dotar a su iconografía de un aspecto abocetado que recalca los temas que se pretenden tratar. No obstante, es de destacar su fidelidad casi milimétrica a la Night City que conocemos del videojuego de CDPR, así como un diseño artístico que dota a esta serie de una personalidad visual propia que ha hace destacar dentro de un género tan congestionado como actualmente es el del anime.

Cyberpunk 2077 es una obra que tiene todos los ingredientes para convertirse en una obra de culto con el paso del tiempo (una obra con una personalidad creativa tremenda pero controvertida, muy incomprendida en el momento de su lanzamiento, una legión pequeña pero comprometida de fans acérrimos, etc.), en algo que envejecería como el vino y que sería más apreciado con el paso del tiempo, al igual que videojuegos como Fallout New Vegas o películas como Blade Runner El club de la lucha (David Fincher, 1999). Cyberpunk: Edgerunners supone no solo el inicio de este proceso de reivindicación de un videojuego infravalorado por motivos ajenos a su calidad artística, sino que además se erige como una de las mejores producciones del subgénero ciberpunk. Ante todo, estamos ante una serie que entiende los temas, la iconografía y el espíritu del material que adapta y que sabe contarnos una historia que equilibra a la perfección la acción futurista con una historia llena de emoción y corazón. 

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