Anomalisa
Una obra genuina, fuera de «lo normal»
• País: Estados Unidos
• Año: 2015
• Dirección: Charlie Kaufman, Duke Johnson
• Guion: Charlie Kaufman, Dan Harmon
• Título original: Anomalisa
• Género: Animación, Drama, Comedia
• Productora: Starburns Industries
• Fotografía: Joe Passarelli
• Edición: Garret Elkins
• Música: Carter Burwell
• Reparto: David Thewlis, Jennifer Jason Leigh, Tom Noonan
• Duración: 90 minutos
• Festival de Venecia: Gran Premio del Jurado (2015)
• País: Estados Unidos
• Año: 2015
• Dirección: Charlie Kaufman, Duke Johnson
• Guion: Charlie Kaufman, Dan Harmon
• Título original: Anomalisa
• Género: Animación, Drama, Comedia
• Productora: Starburns Industries
• Fotografía: Joe Passarelli
• Edición: Garret Elkins
• Música: Carter Burwell
• Reparto: David Thewlis, Jennifer Jason Leigh, Tom Noonan
• Duración: 90 minutos
• Festival de Venecia: Gran Premio del Jurado (2015)
A través de un gran trabajo estético y narrativo repleto de hermosas «anomalías», Charlie Kaufman regala, en un filme de animación que no deja indiferente, unos minutos para pararse a observar y reflexionar sobre cuestiones existenciales.
¿Quiénes somos? ¿Por qué estamos aquí? ¿Qué es el amor? ¿Qué es lo normal? Y así un infinito etcétera de preguntas que cuestionan la existencia del ser humano y sus circunstancias —como diría Ortega y Gasset—. Y qué mayor herramienta ha conseguido el ser humano para reflejar la realidad y reflexionar sobre ella que el cine. Desde los comienzos, las películas han funcionado como creaciones que miran a la realidad a la vez que han sido creadas para ser miradas. Junto a ello, el existencialismo de figuras como Simone de Beauvoir o Friedrich Nietzsche ha permeado la sociedad a lo largo de la historia, haciendo que emerjan cuestiones que quizás nunca se habían planteado. Cuestiones que se han visto reflejadas en la pantalla, con grandes obras maestras como Cleo de 5 a 7 (Agnès Varda, 1962), desde un movimiento introspectivo y reflexivo como la nouvelle vague, o la más contemporánea Lost in Translation (Sofia Coppola, 2003), donde es el amor y la soledad lo que se pone en cuestión.
Charlie Kaufman es uno de los directores y guionistas que más han plasmado cuestiones existencialistas en pantalla, explotando además los recursos cinematográficos al máximo. Ya en su rol como guionista en ¡Olvídate de mí! (Michel Gondry, 2004) desarrolló una temática frecuente en los guiones como es el amor, pero desde un punto de vista mucho más transgresor, dando libertad al/la espectador/a activo para otorgar respuestas, o no, a las preguntas no respondidas en el filme. En su más reciente película Estoy pensando en dejarlo (2020), construye un filme completo y repleto de referencias cinematográficas donde la propia existencia del individuo se pone en tela de juicio. Pero es con su película Anomalisa (2015), como director y guionista —junto a Dan Harmon—, con la que despliega sus mayores conocimientos y recursos para hablar sobre las relaciones y el individualismo perpetuado por el capitalismo y la globalización imperante en la sociedad actual.
Dando un paso más allá, Kaufman no solo desarrolla las cuestiones a través de la narrativa de la película sino que se sirve de la diversidad cinematográfica para utilizar la animación y en particular la técnica del stop-motion para despersonalizar aun más la idea que se busca transmitir. Idea que se introduce desde el personaje protagonista, Michael Stone, el cual es experto en la atención al cliente. Al viajar para dar una charla motivacional en Cincinnati, la noche que llega al hotel se torna más complicada de lo esperado.
Kaufman no solo desarrolla las cuestiones a través de la narrativa de la película sino que se sirve de la diversidad cinematográfica para utilizar la animación para despersonalizar aun más la idea que se busca transmitir.
En dicho cronotopo, se desencadenan una serie de situaciones que recuerdan en muchos sentidos a la película mencionada anteriormente, Lost in Translation de Sofia Coppola. Ambas abordan encuentros casuales, centrados en el aquí y ahora a través de una cadencia pausada. Algo que la otra protagonista Lisa, bien refleja cuando dice: «Me conformo con el ahora. Es una anomalía». Pensamiento que entronca perfectamente con el individualismo e instantaneidad de la sociedad actual. Individualismo que además está relacionado con la idea de que todo el mundo se comporte de la misma forma, de querer cambiar a la otra persona para que se termine pareciendo a nosotros/as y que se adapte a lo nuestro en lugar de compartir y aceptar distintos rasgos o incluso lo que erróneamente se pueden conocer como anomalías. Considerando que el significado de anomalía hace referencia a algo que se desvía de lo normal, surge entonces la cuestión: ¿qué es ser normal? Puede que el alejarse de «lo normal» sea lo que haga a cada persona especial, más que algo de lo que avergonzase.
La escenografía y los planos están muy cuidados durante todo el filme.
A pesar de ser un filme donde el argumento principal es un encuentro ocasional sexual, y quizás amoroso, es mucho más que eso, algo que Kaufman trabaja a la perfección en sus guiones. Una complejidad narrativa donde diversas pinceladas, incluso políticas, aparecen rondando la trama principal, otorgándole un tinte mucho más reflexivo y existencialista. De esta forma, incluso a través de la animación, animación para personas adultas, el director es capaz de hacer que las personas espectadoras se sientan identificadas e incluso se paren a observar su propia realidad y reflexionar que quizás, hay algo que no estén haciendo del todo bien. Quizás en el devenir de los días e inmersos/as en nuestras rutinas, no seamos conscientes ni valoremos todo lo que pasa ante nuestros ojos, y que dejamos escapar.
Este filme es un regalo cinematográfico, llevado a cabo de forma magistral por Charlie Kaufman y todos/as los/las creadores de la animación en stop-motion, con una complejidad de fotogramas y montaje que se resuelven de forma brillante. Como resultado, se disfruta una gran y genuina obra cinematográfica sobre la vida, y la vida posmoderna en concreto, sobre la celeridad de nuestro día a día y todos los individuos a los que muchas veces no prestamos atención. Autómatas que llevan a cabo sus tareas de forma mecánica, incluso llegando a la mímesis de lo que nos rodea, y de quienes nos rodean, sin ser del todo conscientes de ello y sus consecuencias.